Ley de agua, delito o pecado de omisión

Sin tregua

Claudio Alpízar Otoya

Claudio Alpizar

He venido escuchando últimamente, con muchísima atención, la opinión de diferentes expertos en el tema hídrico de nuestro querido país.

Hoy los escucho con más fuerza y vehemencia, debido a la propuesta legislativa de promulgar una nueva Ley de Aguas que venga a sustituir por completo la ley vigente que data de 1942, la que ha sido objeto de reformas que la han venido actualizando según las necesidades y exigencias que demandan el devenir de los tiempos y el conocimiento.

He leído argumentos muy extremos; algunos ausentes de fundamento sobre el texto de ley, pero también he analizado argumentos bien fundamentados que explican regresiones y peligros eminentes con el proyecto de ley N° 20.212.

Entre los comentarios que a mi juicio poseen argumentos que considero fundamentados y oportunos, puedo citarlos de expertos como Sergio Ortiz Pérez, el ingeniero Jorge Hernández Salas y el biólogo Freddy Pacheco.

Desde mi punto de vista, considero que el primer gran pecado de los diputados(as) de la Asamblea Legislativa ha sido el secretismo y el escaso debate público sobre un proyecto que viene a gestionar un recurso vital para la vida, para el planeta y para todas las actividades económicas de nuestro país.

Claro está que poseemos mucha riqueza hídrica, pero está mal administrada y el proyecto mencionado lo que hace a mi criterio es acentuar las debilidades y los controles.

No es posible que se apruebe un proyecto tan estratégico sin que los costarricenses lo conozca a fondo para analizar sus impactos reales, y me da la impresión de que los diputados se han tomado muy a pecho el tema de ser una “burbuja social”, e inclusive piensan que el “tapabocas” de las gentes es un impedimento, un freno, para evitar el debate y el control político ciudadano.

Un segundo gran pecado que me preocupa, y que pretende este proyecto de ley, es la excesiva concentración de poder del recurso hídrico en el Ministerio de Ambiente, al punto de que las palabras “rector” y “gestión integrada” se han mal entendido como sinónimo de concentración de funciones en un solo ente, eliminando las mismas de otros actores estatales fundamentales.

En esencia se busca eliminar la participación de los técnicos existentes en la legislación ambiental vigente, con una propuesta de ley en la que no se ofrece espacio alguno a la participación ciudadana, menoscabando así el interés público que representa el agua.

Además, con esta nueva ley de aguas se viene a favorecer un autoritarismo que incrementará el riesgo de que se den desviaciones de poder en beneficio de élites actuales y venideras, tal y como lo hemos visto durante este Gobierno en diversos temas. Una contradicción total de un partido gobernante -silencioso en la crítica a esta ley- que se define como proclive a la participación y la acción ciudadana.

Esta ley promueve entonces la eliminación de garantías técnicas de protección y vigilancia, establecidas en la legislación ambiental vigente. Empero, al eliminarse frenos y contrapesos, estamos suprimiendo un fundamento clave en el ejercicio político de la democracia, y en consecuencia actuando fuera del marco constitucional establecido, vaciando de esta forma la toma de decisiones en un ente netamente que cambia cada 4 años y que podría desviar los verdaderos intereses de la protección del agua hacia intereses peligrosamente mezquinos.

El tercer gran pecado de este proyecto de ley tiene que ver con la forma en que pretende cercenar la participación constructiva desde las comunidades, así como la de diversos actores sociales, para con instrumentos tan importantes como la Política, los Planes y los Balances Hídricos.

Se promueve así un llamado al conflicto continuo en lugar de haber evolucionar hacia una propuesta para la resolución de conflictos sobre este precioso líquido, organizando mediante la ley la construcción participativa de soluciones para un recurso que cada día es más escaso y por ende más valioso.

No me cabe duda de que el problema hídrico nacional en este momento no consiste en su escasez, sino en la calidad del agua, su uso racional y su conservación, más cuando un porcentaje alarmante del agua se encuentra contaminado en nuestros ríos y nacientes.

Sabemos que en materia de saneamiento lo que ha hecho falta no es una ley, sino capacidad administrativa y técnica para establecer soluciones de saneamiento y ejecutar empréstitos existentes de manera eficaz.

Antes que una ley de aguas mal discutida, mal conceptualizada, regresiva ambientalmente en varios aspectos concentradora de poder y totalmente antidemocrática, resulta urgente y necesario analizar cuáles cosas hoy no se hacen por inacción de los entes vinculados al sector hídrico o por ausencia de verdaderos profesional a cargo del puesto del director de orquesta del llamado Ministro de Ambiente.

Es urgente que, ante todo, se blinden las decisiones técnicas y científicas ante el poder de criterios particulares, que a veces no son los mejores ni los que van a perpetuar la vida en este planeta cuando no tengamos agua que tomar.

La ley vigente ha permitido el desarrollo de todas las actividades sociales, culturales y económicas del país y no ha sido freno para ello; por lo tanto, es preferible que se le realicen ajustes cuando sean necesarios, y no continuar promoviendo una ley sustitutiva, retrógrada, sin sentido de oportunidad y llena de pecados, puesto que esto sería, sin duda, servirle la mesa a un puñado intereses mezquinos y antidemocráticos.

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4 comentarios

  1. Con todo el respecto que usted se merece don Claudio, pero ninguno de estos personajes sabe o entiende realmente el tema hídrico. Lamentablemente toda la desinformación que ellos manejan es parte de la ignorancia de creerse expertos en un tema que conlleva años de preparación y estudio. Sergio Ortiz solo está defendiendo los intereses de Senara que es una institución ineficiente, con una Unidad de Aguas Subterráneas con 4 gatos que han hecho una serie de estudios técnicos mal elaborados y con un desconocimiento total del tema. Además de que su único interés es seguir recibiendo dinero porque están quebrados y la Contraloría los obligó a que tenían que buscar nuevas fuentes de fianciamiento. Ya que ellos creen que estudiar el agua se remite a lo que ellos conocen como geólogos. Freddy Pacheco no es más que un bufón hablando de un tema que no tiene idea de aspectos técnicos. Y en el caso del otro señor, desconozco su expertis y experiencia, por lo que me abstengo de comentar. Creo que para trabajar en divulgación, se requiere algo más que escuchar a la gente que le encanta figurar. Porque esto va más allá de lo que ellos puedan comprender.

  2. Gustavo Elizondo

    En algo tiene razón Danny, hay temas que son usados por personas que buscan exposición pública y qué, con razonamientos a todo galillo, no tan congruentes, quieren hacerse oír. Me gustaría escuchar más criterios expertos, lo que si es claro que no puede ser que con los cambios que ha sufrido el país sigamos sobreviviendo con una ley de 1942; hay momentos que las casas no aguantan un remiendo más y se caen, en especial si no tuvieron mantenimiento; no creo don Claudio que esta ley haya sido actualizada, busqué reformas sobre la misma y son ínfimas.

  3. Gustavo Elizondo

    Otro asunto, hasta hoy 2 de diciembre salió la versión final del proyecto o sea que tanto don Claudio como los mencionados están escribiendo sin conocer la versión oficial, algo cercano a una «fake news»

  4. Vamos a ver. Así como está el texto sustitutivo esa ley no sirve para nada. Es mejor que no la aprueben, porque no modifica lo más importante y resulta en aspectos retrógrados lejos de la parte técnica. Hay muchas mociones que se presentaron, muy buenas y otras nada que ver, donde se ve el poco interés de algunos diputados de la Comisión de Ambiente. También está el inconveniente de que salen muchos «expertos» que hablan e inciden sobre la presentación de mociones que demuestran el desconocimiento del tema. Luego, en esta misma línea tenemos el grupito de los «especialistas» que publican artículos, salen en televisión e incluso usan medios como el de Claudio Alpízar diciendo que ellos son los únicos expertos capacitados para atender temas como aguas subterráneas e hidrología. Aunque no sepan nada de suelos, hidráulica, microbiología y otros temas que tienen relación con el agua. En resumen, lo dicho por Gustavo y Danny, esta muy atinado y es lamentable como se manipula a muchos comunicadores para usar sus medios y generar noticias falsas. Necesitamos un despertar del periodismo falso.

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