La visita del presidente Chaves a la Casa Blanca

Carlos Revilla Maroto

Casa Blanca

Recientemente visitó Costa Rica y Casa Presidencial, la Comandante del Comando Sur de Estados Unidos, General Laura Richardson, quien, por supuesto no vino con las manos vacías, y donó al país una suma cercana a los diez millones de dólares para un «centro de ciberseguridad». Pero además, trajo consigo también una invitación para que el presidente Chaves visite la Casa Blanca en los próximos días. De hecho la visita será a partir del 29 de este mes.

Por supuesto, en conferencia de prensa brindada en Casa Presidencial, la General Richardson no se quedó callada, y entre otras cosas cuestionó la creciente inversión de la República Popular China en infraestructura crítica como puertos, redes 5G y cibertecnología en América Latina y el Caribe. Y recordemos que uno de los principales socios tecnológicos del ICE, es la empresa estatal China de telecomunicaciones Huawei.

Lo anterior nos trajo a la memoria varias cosas, especialmente dos expresiones: “banana republic” (así en inglés para que suene todavía más peyorativo que el español “República bananera”), y “patio trasero”.

Recordemos que la expresión «banana republic«, se originó a principios del siglo XX en referencia a los países de América Central y del Caribe que eran productores de bananos y que tenían gobiernos caracterizados por la corrupción y la influencia de empresas extranjeras, especialmente compañías bananeras. En el apartado del término que nos interesa para este artículo, lo utilizamos para describir a un país o nación, en este caso Costa Rica, que presenta un sistema de gobierno débil y disfuncional, con una economía dependiente, donde esta suele estar dominada por unas pocas industrias, como la agricultura (en el caso original, la producción de bananos) o la exportación de materias primas, lo que hace que el país sea vulnerable a las fluctuaciones en los precios internacionales. En la actualidad existe toda un área de servicios, que es principalmente dependiente de un solo país, en este caso EE.UU.. También las empresas o Gobiernos extranjeros (léase EEE.UU.), a menudo ejercen una influencia significativa en la política y la economía del país, lo que puede llevar a un desequilibrio en el poder y la toma de decisiones.

En resumen, el término «banana republic» se utiliza como una crítica a la situación política, social y económica de un país que muestra estas características, enfatizando la debilidad institucional y la falta de gobernabilidad efectiva.

Actualmente el término se sigue usando en los Estados Unidos, cuando se discute política interna, y se dice que lo peor que les puede pasar es llegar a ser como una «banana republic«. El terminó caló en el inconsciente colectivo de los gringos como algo muy negativo y degradante.

La expresión «patio trasero» se utiliza para describir la percepción histórica de América Latina como una región bajo la influencia y el control de Estados Unidos, especialmente en términos políticos, económicos y estratégicos. Esta metáfora sugiere que América Latina es como el «patio trasero» de la casa de Estados Unidos, lo que implica una relación de dominio y control por parte de Estados Unidos sobre los países de la región.

Históricamente, Estados Unidos ha intervenido en los asuntos internos de varios países latinoamericanos a través de acciones políticas, económicas y militares. Esto ha incluido el respaldo a líderes políticos afines, la promoción de políticas económicas que favorezcan los intereses estadounidenses, y en algunos casos, hasta la intervención militar directa o el apoyo a golpes de estado.

Hay que reconocer que en Costa Rica, tristemente fuimos en algún momento «banana republic» y «patio trasero» de los EE.UU.

Recordemos que en la primera administración (1986-1990) de Oscar Arias Sánchez, cuando se dio el plan de paz para centroamérica, se acabó definitivamente lo de «patio trasero» y «banana republic«. En lo más álgido del conflicto de Nicaragua entre los sandinistas y la contra, al presidente de ese entonces Oscar Arias, también lo invitaron en visita de Estado a la Casa Blanca, a reunirse con el presidente Ronald Reagan. Pero en esa visita pasó lo inesperado, lo inaudito, lo que nadie se imaginaba: don Osar Arias le dijo a Reagan y al imperio NO, a usar Costa Rica como instrumento de desestabilización en la región, específicamente para ser punta de lanza de las políticas intervencionistas de ese país contra Nicaragua y el sandinismo. En dos platos le dijo: no se metan, nuestros problemas los resolvemos entre nosotros.

Y cuando creíamos que ya todo lo anterior había sido superado, ahora nos visita la tal General Richardson, como si fuera un procónsul del imperio, a imponernos sus designios y agenda, y de paso, hacernos recordar lo de «banana republic» y «patio trasero». Porque lo que se vio en su visita, fue la entrega del Gobierno sin ningún pudor a sus dictados. Todo esto queda evidenciado con la invitación a visitar la Casa Blanca, para reunirse con el empera…, perdón, presidente Biden, que fue dada, por cierto, en tiempo récord.

Y lo que pasa es que en política exterior Demócratas y Republicamos son lo mismo, internamente ya es diferente.

Claro, los discursos oficiales dirán otra cosa. Ya casa presidencial habla que Chaves buscaría un consenso sobre la influencia China en Latinoamérica, y bla, bla, bla. Pero nos nos engañemos, tras bambalinas van a negociar la postura del Gobierno sobre Nicaragua y China a favor de Estados Unidos. En otras palabras, Washington quiere un país obediente que no se salga del saco. Y, reconozcámoslo, para estas cosas el presidente Chaves es entreguista, y se plegará sin problemas, ya verán.

Así es como el presidente Chaves le dirá SI a la política intervencionista de Estados Unidos utilizando a nuestro país. Y por supuesto, le darán un «estate quieto» al país, para que no profundice sus relaciones con China y Rusia, y otros países fuera de la influencia gringa. Si no fuera así, cuál sería el interés de hacer toda la fanfarria de una visita de Estado.

Antes de terminar, no quiero que hayan dudas: estoy en contra de la dictadura orteguista en Nicaragua. Pero no quiero que nuestro país le haga el juego a los gringos. Si quieren joder a Ortega, que lo hagan ellos, y que nos dejen a nosotros en paz.

Presidente Chaves entiéndalo, no queremos volver a ser una «banana republic«, ni «patio trasero» de nadie. Nos costó mucho superar eso, y queremos mantener nuestra dignidad.

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