La Guerra Patria de Juan Rafael Mora Porras

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

Una de las épocas más difíciles de nuestro país, es sin duda la comprendida entre marzo de 1856 a mayo de 1857; nos vimos envueltos en una guerra contra los filibusteros invasores liderados por el estadounidense William Walker, quien quería adueñarse de Nicaragua, Costa Rica y el resto de Centroamérica. El 30 de diciembre de 1849 había asumido como Presidente Constitucional don Juan Rafael Mora Porras, para el primer período hasta el 8 de mayo de 1853. Su segundo período es del 8 de mayo de 1853 a 8 de mayo de 1859 y su tercer y último período va del 8 de mayo de 1859 a 8 de mayo de 1865; no obstante fue derrocado mediante un golpe de Estado el 14 de agosto de 1859.

Asume como Presidente Provisorio el Dr. José María Montealegre, se cerró el Congreso y se ordenó la expulsión de Mora y sus allegados (su hermano José Joaquín Mora, su cuñado el general José María Cañas y su sobrino Manuel Arguello Mora). Luego fueron vilmente asesinados en Puntarenas, cuando quisieron retomar el poder y las fuerzas militares de Montealegre los detienen. Son múltiples los estudios, investigaciones, crónicas y comentarios sobre los hechos históricos de la Campaña de 1856-1857; también existen suficientes libros de analistas e historiadores, que nos permiten conocer y acercarnos a la verdad real de los hechos; ya que nunca debemos olvidar el pasado.

Los hechos bélicos y las gestas heroicas han sido la principal Campaña Nacional costarricense; que en realidad se convierte en la gran Guerra Patria, por su trascendencia nacional, y la lucha de liberación de la invasión de los filibusteros que querían apoderarse de América Central, según la propuesta del Destino Manifiesto, llevarnos a una esclavitud racista y dominio de nuestras vidas, la pérdida de la nacionalidad costarricense; bajo el control político, social y económico; que definitivamente hubiera cambiado la historia de la región. De la Guerra Patria señalamos las batallas más importantes como fue la de Santa Rosa en Guanacaste el 20 de marzo de 1856, la de Sardinal el 10 de abril de 1856, la del 11 de abril en Rivas de Nicaragua y la quema del Mesón por parte de nuestro Héroe Nacional Juan Santamaría. La toma del Río San Juan y sus fuertes en diciembre de 1856 y la defensa de esa vía en febrero y marzo de 1857 (Nuestros Gobernantes. Clotilde Obregón Quesada. Págs. 73 y 75).

En el caso de la Casona ubicada en la Hacienda Santa Rosa, está cumpliendo 159 años de la gesta heroica, donde 700 soldados costarricenses se enfrentaron a 280 filibusteros que venían de Nicaragua para invadir el país. El general José Joaquín Mora, hermano del presidente Mora, estaba al mando de la tropa que derrotó a los filibusteros, que salieron huyendo hacia Nicaragua y así se terminó la invasión extranjera. Nuestra historia está sellada por estos acontecimientos del siglo XIX, como bien afirmaron los miembros de la Comisión de investigación Histórica del Centenario de la Campaña Nacional: “Fue aquella una gesta heroica, de sacrificio, abnegación y civismo, sin precedentes. Una ratificación de la independencia obtenida en 1821, como donación generosa, y el repudio, tan sincero como efectivo, del esclavismo que propiciaban William Walker y su falange.” “Recordemos que una nación sin historia, es como un ser desmemoriado y sin identidad individual; un pueblo sin conciencia de su propia vida y personalidad.” (Crónicas y Comentarios. Comisión de investigación Histórica de la Campaña 1856-1857).

El escritor Alfonso Chase se refiere así a estas crónicas y comentarios de 1956: “Los documentos son válidos, auténticos, sobrios o pintorescos algunos, de apasionante lectura los más, dando una especie de panorama de lo que ocurrió en ese tiempo, en las múltiples miradas de los protagonistas, los estudiosos o los periodistas.” A mi parecer otros libros actuales importantes que han profundizado en las investigaciones y la verdad de los hechos de la época son: “El lado oculto del Presidente Mora” del periodista y escritor Armando Vargas Araya y el “Clarín Patriótico: La guerra contra los filibusteros y la nacionalidad costarricense” del historiador Juan Rafael Quesada Camacho.

Ambos son de lectura obligatoria y con una visión más amplia, le dan una gran estatura a la figura señera del Presidente Juan Rafael Mora Porras y su dimensión patriótica, nacionalista, de libertad para la memoria histórica del país. Don Armando Vargas profundiza en su investigación escudriñando la gran gesta del Presidente Mora así: “La victoria decisiva de Costa Rica sobre el filibusterismo de los Estados Unidos el 1° de mayo de 1857, es el hecho más prodigioso de nuestra existencia democrática y republicana. Si el expansionismo territorial usamericano impera, desaparece la nación soberana surgida en 1821. A los 36 años de la emancipación del Imperio Colonial Español, el país conquista a fuego y sangre su Segunda Independencia.

El triunfo de Costa Rica, alcanza dimensiones continentales. El imperio del filibusterismo esclavista en el centro de las Américas hubiera corrido la frontera móvil de la Unión Americana muy al sur. El efecto dominó o de réplica, a la manera de los fenómenos telúricos, quizá hubiera ampliado ese vasallaje hasta la Patagonia, como proponían los fundadores del experimento “divino y mesiánico” en América y sus propagandistas del troglodita dogma del destino manifiesto o del nacionalismo radical del movimiento Young America.” (Op.cit. Págs. 27 y 28)

El autor concluye considerando al Presidente Mora, que su faz luminosa ha permanecido velada por siglo y medio, que este personaje tiene mucho qué hacer en Costa Rica todavía. Cree que es el mejor Presidente de la República de todos los tiempos, considera que nuestra personalidad nacional tiene raíces indestructibles en su ejemplo y en sus ideales, los cuales suturan de ideas-fuerza la historia y el porvenir de la nación. Cree que todos los costarricenses somos hijos de don Juan Rafael Mora, de su espada, de su sabiduría, de su sacrificio. Don Armando se ha propuesto con otros costarricenses rescatar todo el legado de la obra y pensamiento del Presidente Mora, en su verdadera dimensión, como padre de nuestra democracia; que según el autor se nos ha ocultado a través de los tiempos por intereses inconfesables, y que tenemos derecho de conocer la verdad real.(Op.cit. Págs. 389,390, 391)

Sobre el personaje y las actuaciones de Juan Rafael Mora Porras conocido por el pueblo como don Juanito, han existido detractores y críticos de sus actuaciones, sin embargo vale la pena rescatar sus obras: fortaleció la actividad cafetalera, inauguró el sistema de alumbrado público en 1851, construyó el edificio de la Universidad de Santo Tomás, construyó la Fábrica Nacional de Licores, construyó el Hospital San Juan de Dios y el Palacio Nacional de Costa Rica; se logra el acuerdo limítrofe con Nicaragua denominado Tratado Cañas-Jerez, el 15 de abril de 1858. La Asamblea Legislativa el 16 de setiembre del 2010 lo declaró “Héroe y Libertador Nacional”, como lo fue por su gesta heroica en la Campaña Nacional 1856-1857. En Argentina, en la Casa Rosada a la par de los próceres de América, en el 2012 se develó su retrato. Me parece muy bien que se siga investigando y debatiendo sobre sus luchas, actuaciones y decisiones, aciertos y desaciertos como Presidente de la República, para bien de la memoria colectiva de la Patria.

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