La economía global de Jeffrey Sachs

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Durante las décadas de los 80s y 90s del siglo XX, los libros de Alvin Toffler: “El cambio del poder” el último de la trilogía que se inició con el “shock del futuro” y la “tercera ola”, nos describían los grandes cambios de la humanidad, las nuevas tecnologías, la interdependencia económica y empresarial, innovación de estrategias y los cambios de poder planetarios etc. Trataban de los conocimientos, bienestar y violencia en el umbral del siglo XXI.

Hoy día el economista estadounidense Jeffrey Sachs, es considerado una de las principales autoridades mundiales en economía y política sanitaria. De 1983 hasta 2002 desarrolló su actividad docente en la Universidad de Harvard, donde dirigió el Centro de Desarrollo Internacional, además de ser profesor de comercio internacional. Actualmente es director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, profesor de desarrollo sostenible, y de gestión y política sanitaria. Fue consejero especial del secretario general de la ONU Kofi Annan y ha sido asesor económico de diferentes gobiernos de América Latina, Europa del este, Asia y África.

Sus artículos y libros sobre la lucha contra la enfermedad en el mundo, la pobreza extrema y la reducción de la deuda en el Tercer Mundo, sobre la economía global es lo más leído. El The New York Times señala a Sachs: “probablemente el economista más importante del mundo”. En un siglo XXI complejo, de cambios profundos, de transformación de la geopolítica y los bloques de poder político y económico. Con profundidad analiza todo lo referente a los mercados, el poder, la lucha entre ricos y pobres, los problemas ambientales como el cambio climático, el vertiginoso crecimiento de la población mundial y todos los aspectos referentes a una economía global para un planeta abarrotado.

La experiencia, conocimiento y visión de Sachs es fundamental para entender la actual situación mundial, y lo que nos depara el futuro inmediato. Los países, sus gobernantes, los políticos, economistas y todos los responsables de la toma de decisiones en sus sociedades y organismos regionales e internacionales; deben tener como referencia sus escritos y documentos. Si no sabemos ni tenemos claro lo que está sucediendo en nuestro planeta, menos podríamos ayudar entre todos al bienestar de la humanidad. La cifra de 6.600 millones de habitantes de la Tierra, sin duda alguna pesa; la presión sobre el ambiente, la contaminación, la alimentación, las fuentes de energía, los hidrocarburos, el trabajo y techo digno, son aspectos que deben verse en un mundo globalizado.

Llama la atención que afrontamos la realidad de que la humanidad comparte un destino común en un planeta superpoblado. Plantea la necesidad de estabilizar la población mundial como un desafío del desarrollo sostenible. Además de que “nuestra sociedad global prosperará o perecerá en función de la capacidad de descubrir en el mundo elementos de coincidencia acerca de un conjunto de objetivos compartidos y de los medios prácticos con que alcanzarlos.” (Economía para un planeta abarrotado. J. Sachs. Pág.18)

Otros personajes mundiales han llamado la atención sobre los riesgos que afronta la humanidad, como es el caso del ex Vicepresidente de EE.UU. Al Gore, que ha levantado la voz por mejorar el medio ambiente, los peligros del cambio climático del planeta, la contaminación ecológica y calentamiento de la tierra, etc. Sachs explica que la actual trayectoria ecológica, demográfica y económica mundial es insostenible. Enumera cuatro riesgos de este tipo:

“1-A menos que la presión ejercida por la humanidad sobre los ecosistemas y el clima de la Tierra disminuya de forma sustancial, esta originará un peligroso cambio climático, la extinción masiva de especies y la destrucción de funciones esenciales para el mantenimiento de la vida. 2- La población mundial continúa creciendo a un ritmo peligrosamente rápido, sobre todo en las regiones menos capaces de absorber incrementos demográficos. 3- Una sexta parte de la población sigue atrapada en la pobreza extrema sin verse aliviada por el crecimiento económico global, y la trampa de la pobreza impone privaciones dramáticas a los pobres y graves riesgos para el resto del mundo. 4- Estamos encallados en el proceso mismo de resolución de los problemas globales y lastrados por el cinismo, el derrotismo y unas instituciones anticuadas.” (Op. Cit. Págs 20 y 21)

No se trata de dejarle todas las soluciones a las fuerzas del mercado; al mundo de una economía global. Nuevas potencias como China, India y Brasil le disputarán la primacía a Estados Unidos (que en el siglo XX le quitó el predominio europeo en la política y economía globales). Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos irrumpen como la primera potencia mundial, y sus aliados occidentales se hicieron fuertes (Inglaterra, Francia), luego formaron el grupo G-8 conformado por los países con las economías más fuertes del mundo. Sachs lanza el reto de que en este siglo XXI todos los países tendrán que repensar su estrategia en materia de política exterior.

Presenta una visión de cómo el pensamiento y la acción económica deben ser reformulados para responder a la realidad global. Nos señala el mapa, una guía, con balances, cifras y estadísticas, con el fin de lograr el bienestar humano. Nos interesa América Latina y por supuesto lo que suceda en nuestro país; somos parte de esta interdependencia económica, de la que debemos sacar el mayor provecho en este mundo globalizado. Por lo tanto es fundamental que nuestros políticos y gobernantes presten atención a estos estudios, visión presente y futura de economistas de la talla de Jeffrey Sachs; y de otros que con su aporte contribuyen en las perspectivas del horizonte futuro.

En vísperas de próximas elecciones nacionales el primer domingo de febrero del 2014, deseamos que los candidatos y partidos políticos en la arena política, debatan los grandes temas-país, las políticas públicas e ideas fuerza; de cómo vamos afrontar estos grandes desafíos de la globalización, del crecimiento y desarrollo económico, de distribución de la riqueza en un país como Costa Rica en vías de desarrollo, cómo eliminar la inequidad y la pobreza extrema que ronda el 20%. De una mejor gestión institucional, sin tantas trabas burocráticas y al servicio de todos los ciudadanos (as). La política energética y medioambiental es fundamental en un país que se precia de ser ecológico y amigable con el ambiente.

Somos referente moral en la lucha contra la carrera armamentista y la no proliferación nuclear. Si bien es fundamental la seguridad internacional por los flagelos del terrorismo, grupos armados que no les importa la vida humana, el crimen organizado, la violencia y la corrupción imperante como mal social. Los males han penetrado muchos estamentos de las sociedades. Los gastos económicos en armamento son voluminosos; su reducción es fundamental y pueden destinarse a la cooperación internacional de los países pobres y en vías de desarrollo. Es necesario invertir en procura de los Derechos humanos y la democracia, para lograr estabilidad y crecimiento de los países más necesitados.

No podemos ni debemos ser indiferentes a lo que pasa en otras latitudes; todos somos parte de este planeta tierra y debemos ayudar a preservarlo. (Los convenios y tratados internacionales no deben quedar en el papel, sus respuestas deben ser prácticas, para afrontar los desafíos). Todos (as) los ciudadanos (as) de Costa Rica, debemos luchar por el bienestar de nuestro pueblo; somos 4 millones quinientos costarricenses y unos cientos de miles de inmigrantes extranjeros.

Hacia dentro debemos luchar contra la corrupción en el sector público y privado, racionalizar y maximizar nuestros recursos, y sobre todo luchar por la justicia social siendo solidarios con los que menos tienen y debemos avanzar rápidamente en bajar ese estancado 20% de pobreza que por malas prácticas, clientelismo y demagogia no se ha podido enfrentar como debe ser. Sólo así fortaleceremos nuestra democracia y devolveremos la credibilidad perdida en nuestros dirigentes políticos y gobernantes.