Juventud y abstencionismo político

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

El dos de octubre inició la campaña electoral para las elecciones presidenciales y diputadiles de febrero del 2014. Del padrón electoral, un porcentaje importante son electores jóvenes (260.000 son nuevos electores) la mayoría pertenecientes a la juventud costarricense; las nuevas generaciones que definirán el futuro de la Nación. También se da el fenómeno del abstencionismo entre todos los electores, y los jóvenes no se escapan de esta situación por diversos motivos que seguidamente trataremos de describir.

Nos encontramos ante una elección atípica y singular, con un alto desencanto hacia nuestro sistema democrático como es: la corrupción en la función pública, el desempleo, la inseguridad, los índices de pobreza se mantienen en alto porcentaje (más del 20%), colapso de infraestructuras; falta de credibilidad en los políticos y en sus propuestas y promesas que no cumplen cuando ejercen el gobierno. Todo esto desmotiva y aleja a la juventud costarricense de ser protagonista en la participación política.

Aunque la Ley General de la Persona Joven, número 8261 define a las personas jóvenes con edades comprendidas entre los doce y los treinta y cinco años -abarcando desde adolescentes hasta jóvenes adultos -; nos interesa analizar lo que pasa entre los votantes jóvenes entre los 18 y los 35 años. La visión nacional y mundial de los jóvenes es diferente al pensar de la mayoría y resto de electores adultos. Por lo que los partidos políticos deberían hacer un esfuerzo mayor para atraer a los jóvenes y que éstos se sientan incluidos y con participación en las decisiones de su país.

Según las casas encuestadoras y sus índices de opinión política, demuestra que existe una gran desafección por los temas políticos. En un mundo de grandes transformaciones, una evolución constante de las tecnologías y medios de información y comunicación, de globalización económica; los jóvenes potencian sus esfuerzos hacia otros aspectos que les generen satisfacciones y tratan de lograr objetivos claros. En este aspecto la educación es fundamental para tener acceso a mejores empleos, bien remunerados y estables.

Considero que lo más grave que le puede suceder a una sociedad, es que los jóvenes ni estudien ni trabajen –“los ninis”-. El país debe tener políticas públicas que evite la deserción escolar. Vemos que ha subido el porcentaje que no termina la educación secundaria; además los embarazos en jóvenes en edad de estudiar, frena el acceso a la educación formal y se engrosa los índices en empleo informal, de baja remuneración e inestable. Con este panorama se hace difícil que exista una cultura política y mucho menos un alineamiento y lealtad partidaria. La crítica y cuestionamientos que realiza la juventud es constante y se puede percibir en las redes sociales; que se han convertido en “los periódicos del pueblo” y de los que no tienen vos o acceso a las instancias formales de decisión.

El desinterés por los partidos políticos, conlleva a una baja participación partidaria y los temas y propuestas, no calan en parte importante del electorado juvenil. Al estar ocupados en otros menesteres, enfrentarse a los estudios y el trabajo en un mundo competitivo, donde la formación es exigente y muchos nos les interesa emplearse con el Estado, sino ven en el ámbito privado mayores posibilidades de ganar mejores salarios y ascensos conforme a sus estudios y formación profesional, como sería laborar para el mundo transnacional o poner sus propias empresas técnicas o profesionales. Ya no solamente se emplean con el gobierno y sus instituciones públicas como era hace varias décadas.

Es importante señalar el aspecto de la educación, que difiere entre las zonas urbanas y rurales. En las zonas urbanas y rurales marginales los jóvenes son más vulnerables y tienen pocos recursos para accesar a todos los servicios; dependen de los servicios estatales en salud y educación para poder tener bienestar social. El programa de becas debe darse a los jóvenes que realmente lo necesitan y quieran estudiar y salir adelante. Solo con el estudio y título técnico del Instituto Nacional de Aprendizaje y los títulos que otorgan las Universidades, pueden tener un futuro mejor.

Por otra parte los partidos políticos, en los últimos 20 años, han perdido la lealtad partidaria, no solamente a nivel de juventud sino de todos los electores del país. Los problemas internos; los cuestionamientos por diversos actos corruptos a los dirigentes políticos han mermado la credibilidad, por lo que el elector es volátil a la hora de decidir a cual partido político le otorga el voto el día de las elecciones.

Costa Rica en muchas áreas no es diferente del resto de los países latinoamericanos del concepto de democracia. Se dice: “…la noción de desarrollo de la democracia se sostiene sobre un presupuesto fundamental: la existencia de un régimen democrático. En este régimen encontramos al ciudadano legalmente respaldado y reconocido como sujeto en la democracia política. Por su lado, la noción de ciudadanía nos indicó que la democraticidad es también un atributo del Estado…la democracia implica no sólo ciudadanía política sino también civil y social. Asimismo…la existencia de un contexto diverso y plural, respaldado por un sistema legal consonante con el mismo…En la mayoría de estos aspectos encontramos que las democracias de la América Latina contemporánea exhiben deficiencias…” (Los Partido Políticos. Rotsay Rosales V. Pág. 105).

Aparejado con el desencanto democrático, se da una baja participación ciudadana y surge la apatía así como la falta de ganas en apoyar a algún partido político determinado. No obstante todos los partidos políticos abren las puertas a los electores jóvenes, como es participar como guía electoral, o entrar en alguna estructura interna juvenil. Los partidos proponen programas a favor de la juventud, de llegar a ser gobierno. Un fenómeno observado en las últimas encuestas es el crecimiento de apoyo al partido Frente Amplio que lidera el diputado Villalta de 37 años, que la juventud lo percibe como uno de ellos y que tiene bastante apoyo en las redes sociales.

Los otros partidos deben hacer ingentes esfuerzos para atraer a los jóvenes, con propuestas atractivas y que realmente lleguen al grueso de la población joven costarricense. Bajar el abstencionismo es una labor de todos los partidos políticos, no del Tribunal Supremo de Elecciones, que se limita a enviar mensajes por los medios de comunicación haciendo un llamado a votar el día de las elecciones.

En las últimas elecciones del 2010 rondó el 30,8% el porcentaje de ciudadanos que se abstuvieron de ejercer su voto. Para las elecciones del 2014, el porcentaje de jóvenes electores menores de 25 años representan el 18% y entre 25 y 34 años de edad representan el 24%. Entonces el 44% del total de electores son jóvenes, por lo tanto el país no puede permitirse que se dé un alto grado de abstencionismo, que atente contra la democracia participativa de elegir y ser electo. Este es el gran reto y esperamos las nuevas encuestas de opinión pública, para analizar lo que está sucediendo con la intención del voto joven ante la política costarricense.

EVALUE ESTA COLUMNA
1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (3 votos, promedio: 5,00 de 5)
Cargando...

Revise también

RAS

Un llamado urgente a la rectificación y al diálogo por el bien común

Rodrigo Arias Sánchez Presidente Asamblea Legislativa Discurso 2 de mayo 2024 Señoras y señores, buenas …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cambio Político
Este sitio usa cookies. Leer las políticas de privacidad.