Jerusalén, tres visiones

García Gascón, Nazanin Armanian, Nathan Novik

Jerusalén, tres visiones

Publicamos a continuación tres artículos de opinión sobre Jerusalén, cuyos autores son el escritor y periodista español Eugenio García Gascón, la politóloga hispano-iraní Nazanin Armanian y el ingeniero comercial chileno Nathan Novik.

García Gascón ha trabajado en Jerusalén desde 1991, como corresponsal de varios medios. Antes residió en Damasco durante cuatro años. Actualmente vive en el barrio de Rehavia, en el sector oeste, a un kilómetro de la ciudad vieja, un barrio que a partir de 1921, lo habitaron judíos centroeuropeos laicos que poco a poco han ido desapareciendo. Hoy en Rehavia se ven más y más religiosos, como ocurre en toda Jerusalén y en gran parte de Israel. Ha escrito Israel en la encrucijada. Crónicas e historia de un sueño imperfecto.

Nazanin Armanian, es escritora y profesora residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario on-line Público.es. Armanian es autora de ‘Kurdistán, el país inexistente’ (Flor del viento, 2005), ‘Irak, Afganistán e Irán, 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo’ (Lengua de Trapo, 2007) y ‘El Islam sin velo’ (Bronce, 2009).

Nathan Novik, ingeniero comercial chileno, nos ofrece una visión histórica, religiosa y cultural del conflicto sin fin a la vista. Novik es profesor de temas de Técnicas administrativas en la Universidad de Valparaíso y Católica de Valparaíso, gerente de Administración del holding Senerman y analista de asuntos internacionales, especialmente en temas de Medio Oriente en Wall Street International.

Trump enseña sus cartas sobre Jerusalén

Eugenio García Gascón

Donald Trump ha descubierto su juego con respecto a israelíes y palestinos.

El pasado miércoles reconoció a Jerusalén como capital de Israel, una decisión que se aparta de las que tomaron todos sus antecesores en la Casa Blanca.

Es también una decisión unilateral que viola el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas sobre el conflicto árabe-israelí.

Demuestra además que Estados Unidos nunca se ha mostrado realmente interesado en resolver el conflicto, aunque haya dicho lo contrario.

La influencia de Israel en Estados Unidos es tan grande y tan obvia que nadie la puede ignorar, y menos aún los palestinos.

Los tres hombres designados por Trump para resolver el conflicto, su yerno Jared Kushner, su enviado especial Jason Greenblatt y su embajador en Tel Aviv, David Friedman, son más sionistas que Netanyahu y mantienen estrechos vínculos con las colonias judías, que la comunidad internacional considera ilegales desde el principio.

Con esa plantilla no es posible avanzar en el camino de la paz. Lo saben los palestinos, los israelíes y los estadounidenses.

Todo lo relativo a la mediación americana es un juego de mal gusto que no conduce a ninguna parte que no sea la consolidación de la ocupación.

Inmediatamente después de que Trump declarara la capitalidad de Jerusalén el miércoles, al día siguiente Israel anunció la próxima construcción de 14.000 viviendas en toda Jerusalén, la mitad de ellas en el sector ocupado de la ciudad santa.

Las negociaciones de paz están bloqueadas y van a continuar bloqueadas porque es lo que le interesa a Israel.

Para avanzar en el proceso de paz se debe renunciar a las negociaciones y obligar a las partes a aplicar las resoluciones internacionales. Esta sería la única manera de buscar la paz, pues lo demás es facilitar que Israel siga expandiendo la ocupación.

Las dos condiciones de Arabia Saudí para entregarle Jerusalén a EEUU

Nazanin Armanian

“Tengo el honor de presentarle un proyecto para establecer relaciones entre el Reino de Arabia Saudí y el Estado de Israel basado en el acuerdo de asociación estratégica con los Estados Unidos de América”. Así empieza la presunta carta secreta enviada por el ministro de exteriores de Arabia Adel al-Jubeir al príncipe heredero Mohammed bin Salman, filtrada por el diario libanés Al-Akhbar del 14 de noviembre que también revela el viaje secreto de Mohammed a Israel en septiembre. En la carta se puede destacar lo siguiente:

1. Una hoja de ruta para establecer relaciones diplomáticas con Israel,

2. El apoyo de Riad al plan de paz de EEUU en el conflicto palestino-israelí, en el que:

a) La Autoridad Palestina (AP) renunciaría al Jerusalén Este como su capital, en cambio y podrá llamar a Abu Dis (un suburbio de Jerusalén) “Al Quds” «Tierra Sagrada» convirtiéndolo en su capital.

b) La AP tendría soberanía limitada sobre las áreas de Judea y Samaria, y además se mantendrán los asentamientos judíos en ambas áreas, y

c) Los refugiados palestinos no tendrían “derecho de retorno”.

Sin embargo, la carta añade que

3. “El reino no puede arriesgarse a este movimiento” sin que EEUU se comprometa a:

a) Contener a Irán.

b) Dotar a Arabia de armas nucleares.

La traición de Riad

¿Se trata de un complot contra Palestina? El mismo diario revela que Riad amenazó a Mahmud Abás o aceptaba el plan o era forzado a dimitir. No sería la primera vez que Riad cooperaba con EEUU contra una nación “musulmana. Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Libia e Irán también han sufrido las consecuencias de la “Santa Alianza” entre las fuerzas más reaccionarios y sin escrúpulos del mundo.

También han sido secretos los tres viajes que realizó Jared Kushner, asesor sionista de Trump, a Arabia Saudí (el último fue el 29 de octubre) para negociar con el Príncipe Mohammed bin Salman la cuestión palestina. Se desconoce el contenido de las negociaciones de estos dos peligrosos jóvenes, que han ascendido al poder gracias al favoritismo familiar.

Era imposible que EEUU decidiera reconocer a Jerusalén como la capital de Israel sin antes haberlo pactado con Arabia Saudí, Egipto y Jordania. Se aseguró de que la reacción de los principales países “musulmanes” no iba a ser más allá de la controlada quema de banderas por algunos cientos de indignados. En caso de un desafío serio (por parte de Irán, Siria y Hizbolá), Israel utilizaría su superioridad militar.

Con este cierre chapuza del conflicto israelí-palestina, el triángulo Washington-Riad-Tel Aviv pretende centrarse en reducir a Irán, como la prioridad compartida; la construcción del Gran Israel puede ser uno de los premios que recibirán Netanyahu y Trump a cambio de la imposible tarea de reducir a Irán.

La ofensiva israelí

La destrucción de los estados árabes de Irak y Libia, el desmoronamiento del “Frente de resistencia” como el principal objetivo de la guerra contra Siria, el fracaso de las primaveras de Egipto y Túnez, las presiones contra Irán, los fuertes vínculos de las monarquías árabes del Golfo Pérsico con el imperialismo occidental le garantizan a Israel su imparable avance en la región: no habrá otra “crisis energética” como la del 1973, provocada cuando los países árabes impusieron un embargo petrolero a EEUU por su apoyo militar a Israel. Mohammed ElBaradei, ganador del Premio Nobel de la Paz propone reducir de forma drástica los miles de millones de dinero que los árabes envían a EEUU y disminuir sus relaciones diplomáticas, militares y de inteligencia con este país.

Sin embargo, la tragedia invisibilizada de los palestinos y el fracaso de su lucha, en parte es una manifestación de las limitaciones del panarabismo como ideología basada en la etnia: no es capaz de explicar los intereses de clases que unen a las burguesías árabes, israelíes y estadounidenses. La cuestión palestina tampoco es de índole religioso. Se trata de un pueblo y su territorio colonizados por una fuerza ocupante. Israel, que les exige a los palestinos reconocer su estado, les niega un estado y les considera y les trata como Untermensch, en el nombre de Yahvé.

Nadie debe tomar en serio al vendedor de humo “musulmán”, el Sultán Tayyip Erdogan (que como otros dirigentes de la región suele explotar la causa Palestina para desviar la atención domestica de los problemas políticos), cuando advierte de que Jerusalén es la “línea roja” para los musulmanes: él mismo sigue vendiendo el petróleo del Kurdistán iraquí a Israel.

Por su parte, Irán, que no tiene una propuesta viable al conflicto (espera que un día Israel desaparezca por voluntad de Dios), y nunca se ha llevado bien con AP, no le perdona a Mahmud Abás su buena relación con la Organización de Muyahidines del Pueblos, un grupo de extrema derecha islamista iraní que disputó el poder con Jomeini en los ochenta.

La medida de Trump, aunque ampliará la esfera de influencia de Israel en la región, ha devuelto la causa olvidada palestina a la agenda internacional, desenmascarado a los hipócritas líderes de Oriente Próximo, además de dificultar a los jeques saudíes establecer relaciones oficiales con Israel. Ahora son los palestinos y las fuerzas solidarias a nivel mundial que mostrarán su capacidad para frustrar una nueva limpieza etnia palestina.

Jerusalén capital de Israel

Por Nathan Novik

A) Antecedentes históricos y religiosos

Desde el siglo X a. C. Jerusalén ha sido la ciudad más sagrada, el foco y el centro espiritual de los judíos. Durante mucho tiempo, Jerusalén se ha integrado en la conciencia religiosa judía y los judíos siempre han estudiado y personalizado la lucha por el rey David para capturar Jerusalén y su deseo de construir elTemplo Sagrado allí, tal como se describe en el libro de Samuel y el libro de los Salmos. Muchos de los anhelos del Rey David sobre Jerusalén han sido adaptados en oraciones y canciones populares. Los judíos creen que en el futuro el Templo reconstruido en Jerusalén se convertirá en el centro de la adoración y la instrucción para toda la humanidad y, en consecuencia, Jerusalén se convertirá en el centro espiritual del mundo.

Sin duda alguna Jerusalén como “ciudad luz o ciudad sagrada” está absolutamente vinculada al pueblo judío y a su religión. En la denominada Torá Hebrea, en los libros de Oraciones, en los salmos, en la Ley y tradiciones judías, en la literatura rabínica, Jerusalén se nombra, se refiere centenares o quizás miles de veces. Quien asista a un oficio de shabat, (Viernes vespertino y sábados), podrá ser testigo escuchando la cantidad de veces en que figura en los textos y en los salmos y oraciones. Jerusalén nunca dejó de tener habitantes judíos. Entre 1838 y 1876, existe una serie de cálculos en conflicto acerca de si judíos o musulmanes eran el grupo más grande durante este período; y entre 1882 y 1922 las estimaciones entraban en conflicto en cuanto a exactamente cuando los judíos se convirtieron en su población mayoritaria. En 2003, la población total de Jerusalén era 693.217, incluyendo 464.527 judíos y 228.690 «árabes y otros» (Joshen 1); ese mismo año la población de la Ciudad Vieja era 3.965 judíos y 31.405 «árabes y otros» (Joshen 12).

Es indiscutible la presencia judía allí. La relación del Islam con Jerusalén, no sólo es más reciente dado que Mahoma vive recién en el siglo 7 de la era común y nunca pisó esa ciudad. Según los escritos islámicos la visitó “en un viaje nocturno” (es decir un sueño). Indudablemente la relación de Jerusalén con el Cristianismo es mayor que con el Islam, dado lo que relatan los diferentes Evangelios. Lo que no cabe duda alguna, es que la relación más profunda en todo sentido es con el pueblo judío.

B.- ¿Cómo llega Jerusalén a ser parte del moderno Estado de Israel? Una síntesis (fuente seleccionada de Internet):

El territorio del Mandato británico de Palestina fue sometido a una partición aprobada por la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de 1947, en la que se establecían dos Estados, uno árabe y otro judío, quedando la ciudad de Jerusalén internacionalizada. La resolución establecía: «La ciudad de Jerusalén se establecerá como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas». Precisaba que la ciudad de Jerusalén incluiría la municipalidad de Jerusalén y las ciudades y pueblos de su periferia, siendo el más oriental Abu Dis, el más meridionalBelén, el más occidental Ein Karim (incluyendo el área urbanizada de Motsa) y el más septentrional Shufat., La propuesta fue aprobada por las autoridades judías pero rechazada tanto por la población árabe de Palestina como por los líderes de los países árabes circundantes, dando inicio al día siguiente a unaguerra civil.

Desde mediados de enero de 1948, los cerca de 100 000 habitantes judíos de Jerusalén (tanto de la parte oeste como de la este) fueron sometidos a un intenso asedio por parte de las tropas árabes. En medio de los enfrentamientos, la administración británica abandonó Palestina el 15 de mayo de 1948, fecha en que expiraba el mandato británico y un día después de que David Ben Gurión leyese la Declaración de independencia de Israel en el Museo de Tel Aviv. Al día siguiente los países árabes vecinos iniciaron la invasión del Estado de Israel, dando inicio así a la Guerra de independencia de Israel o Guerra árabe-israelí de 1948.

Nada más tomar la ciudad, los 2.000 habitantes del Barrio Judío de la Ciudad Vieja fueron expulsados en masa cuando la Legión Árabe la ocupó el 28 de mayo de 1948. El comandante jordano que lideró la operación informó a sus superiores: ”Por primera vez en 1000 años no queda un solo judío en el barrio judío. Ni un solo edificio se mantiene intacto. Esto hace que el retorno de los judíos aquí sea imposible”. Dos días después, la Sinagoga Hurva, construida originalmente en 1701, fue volada por la Legión Árabe de Jordania

El esfuerzo militar que permitió mantener abierto el camino entre Tel Aviv y Jerusalén, para evitar que los barrios judíos de la ciudad cayeran en manos jordanas, llevó varios meses de intensas luchas, y fue uno de los que más vidas les costó a Israel en toda su historia.

La partición prevista por la ONU nunca se llevó a cabo a efectos reales, debido a la guerra civil y a la posterior guerra árabe-israelí durante la cual Jerusalén fue ocupada por las tropas de Jordania e Israel, haciéndose los primeros con la ciudad vieja y los últimos con los barrios modernos. El conflicto dejó la ciudad dividida en dos, hasta su reunificación tras la Guerra de los Seis Días.

El armisticio árabe-israelí de 1949 se estableció sobre la base de la línea de demarcación, llamada Línea Verde, fijada por el avance militar de ambas partes. Dejaba la parte oeste del lado israelí, mientras que la parte este quedaba en manos de Jordania, incluyendo la Ciudad Vieja, pero con excepción de un enclaveisraelí en el Monte Scopus, donde se encontraba la Universidad Hebrea y el Hospital Hadasá, instituciones que suspendieron sus actividades en esa zona hasta después de la Guerra de los Seis Días. Entre los acuerdos que constituyen el armisticio, la resolución 303 de la Asamblea General de la ONU de 9 de diciembre de 1949 reafirmaba el estatuto internacional de Jerusalén tal como lo definía la resolución 181de 1947.

Durante la administración árabe de diecinueve años, un tercio de los edificios del barrio judío fueron destruidos por los jordanos. Todas menos una de las cincuenta y tres casas de culto judío que existían en la Ciudad Vieja fueron destruidas. Las sinagogas fueron destruidas o saqueadas y despojados sus interiores para ser utilizados como gallineros o establos.

En 1948, antes de la creación del Estado de Israel, la Ciudad Nueva tenía una extensión de 19,3 km², frente a 0,8 km² de la Ciudad Vieja. La propiedad árabe en ella era del 40 %, la judía del 26,12 % y las comunidades cristianas del 12,86 %. Las propiedades del gobierno y la municipalidad eran del 2,9 %, el resto (17,12 %) correspondía a calles, carreteras y vías férreas. Como resultado del armisticio que siguió a la guerra de 1948, el 84 % de la ciudad moderna pasó a ser parte del estado de Israel. En esos poco más de 16 km², la propiedad árabe era del 33,69 % frente al 30 % de propiedad judía.

En el primer día de la Guerra de los Seis Días, el ejército jordano atacó Jerusalén Oeste con tiros de mortero. La respuesta de Israel fue inmediata, y en solo 48 horas, su ejército aplastó a las falanges árabes, conquistando o recuperando, según las fuentes, la parte este de la ciudad y sus alrededores. El 7 de junio, penetraba en la Ciudad Vieja.

Nada más terminar la guerra, el Estado israelí redefinió los límites de Jerusalén, anexionando los 6,5 km² de la Ciudad Vieja y 64,5 km² de terrenos que pertenecían a 28 pueblos de los términos municipales deBelén y Ramala, en Cisjordania.67

Del 10 de junio al 12 de junio de 1967, el Barrio Marroquí de la Ciudad Vieja fue destruido para crear una explanada al pie del Muro de las Lamentaciones a fin de acoger a los numerosos peregrinos judíos que se esperaban. La superficie que ocupaba fue anexada al Barrio Judío, iniciándose así la nueva planificación del barrio. El alcalde de Jerusalén Oeste, Teddy Kollek, dio tres horas de plazo a los habitantes (unas 650 personas, 100 familias) para que se llevaran sus pertenencias y desalojaran sus casas antes de que fueran demolidas. El 29 de junio, el alcalde de Jerusalén Este, Ruhi al-Khatib, fue destituido. En abril de 1968, nueve meses más tarde, el ministerio israelí del Tesoro ofreció una indemnización de 200 dinares a las familias desplazadas, que fue rechazada por parte de ellos.

En los años que siguieron a la guerra de 1967, unos 6000 árabes musulmanes y cristianos fueron desahuciados del Barrio Judío, a fin de proceder a la reconstrucción del área. La residencia en este barrio fue prohibida a los no judíos. A partir de 1967, el área metropolitana de Jerusalén se extendió considerablemente, particularmente en el noreste y sureste de la ciudad. 35 % de las tierras anexionadas de Jerusalén Este fueron oficialmente confiscadas para la construcción de asentamientos o colonias judías, tierras que son consideradas como tierras fiscales por el gobierno de Israel. En el mismo tiempo, 13 % de estas tierras fueron concedidas a los habitantes palestinos. Hasta 2011 se construyeron 15 nuevas ciudades judías en el área metropolitana de Jerusalén Este, dotadas de las necesarias infraestructuras y conectadas con el centro y el oeste de Jerusalén por carreteras reservadas a los colonos, o por el nuevo tranvía de Jerusalén (Jerusalem Light Rail), inaugurado en 2011.

C.- El que pudo ser el “Estado árabe Palestino” con su capital en Jerusalen y no lo fue.

En el año 2000, en los segundos encuentros de Camp David, Yaser Arafat rechazó una propuesta de paz del Primer Ministro Ehud Barak donde se incluía que los barrios árabes de Jerusalén Este se convertirían en la capital del nuevo Estado Arabe. El lugar propuesto era Abu Dis, un suburbio de Jerusalén Este al que se habría renombrado Al-Quds, nombre árabe de Jerusalén. Los palestinos tendrían bajo su soberanía el barrio musulmán y el barrio cristiano y mantendrían el control parcial de sus lugares sagrados. A cambio, el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas habría quedado bajo soberanía israelí, con su custodia religiosa confiada a los palestinos, y los palestinos tendrían que haber cedido 9 % de Cisjordania a Israel.

En Jerusalén Este se encuentra la Ciudad Vieja, con los principales lugares religiosos del cristianismo y el judaísmo —la Iglesia del Santo Sepulcro de los cristianos y el Muro de los Lamentos, único resto del Segundo Templo de Jerusalén de los judíos—, y el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas, lugar también sagrado para los musulmanes,76 situada tras el muro en el lugar donde antes se alzara el Templo de Salomón, con la Cúpula de la Roca como uno de los lugares destacados de la religión islámica, por ser considerado el lugar desde el cual Mahoma ascendió al cielo.

La Ciudad Vieja está dividida en cuatro barrios, de mayor a menor, el Barrio Musulmán, el Barrio Judío, elBarrio Cristiano y el Barrio Armenio.

La ciudad alberga a casi medio millón de habitantes judíos, de los cuales 180.000 son colonos en los asentamientos de Jerusalén Este. Los habitantes árabes de la ciudad suman 300.000, la gran mayoría de los cuales se negaron en el momento de la anexión israelí de su territorio a aceptar la ciudadanía israelí a cambio de jurar lealtad al estado judío, lo que indica el rechazo mayoritario a aceptar la soberanía israelí en la ciudad. Hoy día viven con el estatus de residentes permanentes lo que no les garantiza los mismos derechos que si poseyeran la ciudadanía israelí.

El estatus de Jerusalén sigue siendo uno de los puntos clave del conflicto palestino-israelí.

El 5 de diciembre de 1949, el entonces primer ministro de Israel, David Ben-Gurión proclamó a Jerusalén capital del Estado de Israel, y desde entonces todos los poderes del Gobierno israelí -ejecutivo, legislativoy judicial- están ubicadas allí, tales como la residencia del presidente y del primer ministro de Israel, así como el Knéset, la Corte Suprema y otras instituciones gubernamentales.

Como resultado del armisticio de 1949 tras la Guerra de Independencia de Israel, la ciudad quedó dividida entre Israel y Jordania, y la capitalidad solo afectaba entonces a la parte occidental de la ciudad, que era administrada por Israel. Por su parte el rey Abdullah I de Jordania anexionó formalmente Jerusalén Oriental y Cisjordania al resto de su reino en 1950. En la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel conquistó el sector oriental de la ciudad —la llamada Jerusalén Este— que estaba en manos de Jordania, anexionándola al resto del municipio. El 30 de julio de 1980, Israel englobó en su legislación nacional ambas partes, oriental y occidental, proclamándola como su “capital eterna e indivisible” mediante la Ley de Jerusalén.

En agosto de 1980, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 478, mediante la cual declaró nula la Ley de Jerusalén y aconsejó a sus estados miembros que situasen sus embajadas en Tel Aviv como medida de castigo por la anexión. La mayoría, con la excepción de los Países Bajos y doce países hispanoamericanos, ya habían trasladado sus embajadas a Tel Aviv antes de aprobarse dicha resolución. Los últimos en adoptar esa medida fueron Costa Rica y El Salvador: el primero anunció el traslado de sede el 16 de agosto de 2006 y el segundo lo hizo el 25 de agosto de 2006. Paraguay y Bolivia mantienen las suyas en el suburbio jerosolimitano de Mevasseret Zion. En cuanto a los Estados Unidos, su Congreso aprobó una ley en 1995 que declaraba que «Jerusalén debe ser reconocida como la capital del Estado de Israel; y la Embajada estadounidense en Israel deberá establecerse en Jerusalén no más tarde del 31 de mayo de 1999». El traslado, sin embargo, todavía no se ha llevado a efecto.

En nota de prensa del 30 de septiembre de 2002, la Casa Blanca aclaró algunos puntos de la “Ley sobre autorizaciones sobre relaciones exteriores, año fiscal 2003″ (HR 1646), sección 214. Esta comunicación informa que la posición con respecto a Jerusalén no ha cambiado pues la sección 214 de la ley 1646 es una interferencia indebida del Congreso frente a la autoridad constitucional del presidente, el único autorizado para manejar las relaciones exteriores de los Estados Unidos. La declaración del Congreso solo puede tomarse como una sugerencia y no una orden pues solamente el presidente de los Estados Unidos puede definir la posición de los Estados Unidos, solo el presidente puede hablar en nombre de la nación con respecto a sus relaciones internacionales y solo el presidente puede aclarar los términos en los cuales se reconocen los derechos de otros Estados. En ocasiones algunos medios de comunicación señalan a Tel Aviv como la capital de Israel, en lugar de Jerusalén. Es el caso de The Washington Post, Columbia Journalism Review o El País, que no admite “que se mencione Jerusalén como capital de Israel, aunque ello no conduce a poder escribir que Tel Aviv lo sea”. En torno a un caso de reclamo presentado porHonest Reporting contra el diario The Guardian por citar Tel Aviv como capital de Israel, una comisión de quejas en el Reino Unido declaró que si bien «es exacto decir que Israel considera Jerusalén como su capital, ello no está reconocido por numerosos países y naciones que mantienen relaciones diplomáticas con Israel y cuyas embajadas están ubicadas en Tel Aviv. Por ello, la Comisión considera que el diario tiene derecho a referirse a Tel Aviv como la capital de Israel». Honest Reporting consideró que la decisión era insultante, y remarcó que es posible citar «Jerusalén como “la disputada capital de Israel”, pero no afirmar que Tel Aviv lo es “como tampoco lo son Haifa, Manchester o Nueva York”».

D.- Conclusiones Importantes

La atenta lectura de la síntesis histórica de este conflicto nos permite sacar algunas conclusiones:

1) Israel siempre fue agredido por países árabes o habitantes árabes vecinos a Israel. Cuando se agrede a otro país, cuando se declaran guerras a otros países, es de esperar las consecuencias de esa acción. En el caso de los países árabes, que no esperaban que Israel pudiera defenderse de manera adecuada ante esas agresiones, las consecuencias fueron perder territorio que a veces estuvo bajo dominio de Jordania y otras veces eran terrenos que el Imperio Británico había abandonado. La zona de Cisjordania que Israel no ha anexado es parte de esto último.

2) La ONU, tanto al momento de la denominada “Guerra de la Independencia” en 1948 como después de esta, en las diversas guerras de agresión que ha sufrido Israel, nunca ha reconocido el contexto de las reacciones defensivas de Israel. A pesar de que en 70 años jamás los árabes palestinos decidieron formar su estado, cuando después de sucesivas derrotas en diversas agresiones a Israel la ONU no intervino de manera inteligente para que en algún momento cesaran las agresiones contra Israel, formaran su propio estado y reconociendo la legitimidad de Israel firmaran la paz y fijaran sus fronteras definitivas como un “país normal”. En lugar de eso, la ONU prefirió “tomar partido” a favor de los agresores, desconociendo todo el contexto del conflicto, emitiendo sucesivas Resoluciones en contra de Israel que no ayudaban en nada a la superación del conflicto, sino a ponerle “más leña a la hoguera”. En este aspecto es evidente que la ONU ha fracasado, en esa zona, a su principal misión que es propender a la solución de los conflictos a fin de que los pueblos convivan en paz.

3) Hay que hacer notar que los árabes no sólo desconocieron la partición aprobada en la ONU, (al no formar “su país árabe”) sino que tampoco accedieron a la “internacionalización” de Jerusalén que era parte de la Resolución de la Asamblea General que aprobó la partición. Israel fue atacado en 1948 y respondió reaccionando defensivamente de acuerdo a una estrategia que le permitió subsistir como país y ocupar parte de Jerusalén, (la moderna), a la que declara su capital en 1949.- Jerusalén sufre la invasión de Jordania uno de los países árabes agresores de esa ocasión y conquista el lado Este que lo ocupa por 19 años, hasta que Israel, nuevamente agredido en 1967, se defiende y recupera esa parte de la ciudad para anexarla a su capital. La anexión de Jerusalén Este por parte de Israel después de defenderse de la agresión de las fuerzas jordanas desde el lado “moderno” de Jerusalén es parte normal de una “reacción defensiva” ante dicha agresión.

4) Israel es un país democrático respetuoso de la diversidad y de las minorías. Todos los habitantes practican su religión o sus credos sin problema alguno. Jerusalén como capital de Israel, tiene similares características.

5) Tanto los denominados “asentamientos” en Cisjordania, como el hecho de que Jerusalén sea la capital de Israel, ahora revitalizado por la idea del presidente de USA de cumplir con la sugerencia aprobada por el Congreso de USA de instalar su embajada a más tardar en mayo de 1999, pueden considerarse factores que ayudan a un hecho que es evidente: A contar con pretextos para denostar a Israel por parte de sus enemigos por haberse defendido adecuadamente y no haber sido borrado del mapa y para que la dirigencia palestina siga haciéndose la víctima y seguir sin formar el estado árabe palestino. Es sabido que esa actitud parece tener directa relación al enriquecimiento personal de esa dirigencia con los recursos que les llegan de todas partes. Ni los denominados “asentamientos”, ni el hecho de que Jerusalén sea la capital de Israel puede considerarse un “impedimento” para formar el estado palestino y darle a ese pueblo la posibilidad de vivir en paz, bienestar y dignidad, que hace mucho se lo merece

6) Respecto a la formación de 2 estados, en este caso del árabe palestino y volver a la idea que rechazó Arafat en el año 2000, teniendo a Jerusalen Este como su capital y negociando de manera adecuada el 2% de superficie de Cisjordania que ocupan los asentamientos es algo que no debería tener problema. No hay que olvidar que casi un 60% del territorio de Cisjordania está vacío. Pero si hay sólo odios, si no se reconoce que Israel como estado sionista debe subsistir como un foco de democracia en esa región tan plena de fanatismos y conflictos, es simplemente porque no hay voluntad ni internacional ni de los árabes en superar este conflicto. Y el gran sacrificado es el pueblo palestino, porque está secuestrado por sus dirigentes que los sentencian a vivir en la tensión de una guerra permanente. Y la otra parte, Israel, en una tensión de proteger a su población y verse obligado a destinar ingentes recursos en defensa que se podrían destinar no sólo en beneficio de los mismos israelíes sino también de la humanidad y del pueblo palestino: una estupidez humana sin límites!

Fuente: Other News

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