Golpe de Estado

Política entre bastidores

Manuel Carballo Quintana

Manuel Carballo

Antes de optar por Administración Cooperativa fui estudiante de Derecho en la Universidad de Costa Rica y me correspondió, por elección general, ser el Presidente de la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED). A finales de agosto de 1963, se efectuó en Ciudad de Guatemala un Congreso Centroamericano de Estudiantes de Derecho. En representación de la AED asistimos en un viaje por tierra, entre otros, Juan José Echeverría Brealey, Luis Alberto Guillén Downing, Vico Pacheco y este servidor. Ahí estábamos los representantes estudiantiles de las facultades de Derecho de los países centroamericanos. Debatimos no sólo sobre los problemas universitarios, sino también de los asuntos políticos, económicos y sociales del Istmo. En los cuatro días de Congreso cultivamos una profunda amistad entre los dirigentes estudiantiles de los cinco países centroamericanos.

En octubre de 1963, el gobierno constitucional de Honduras, presidido por el doctor Raúl Villeda Morales, fue derrocado por el ejército, dirigido por el General Oswaldo López Arellano cuando faltaba un mes para nuevas elecciones nacionales. El ejército quería impedir el triunfo electoral del Partido Liberal encabezado por Modesto Rodas Alvarado, quien era un abogado crítico de las compañías bananeras norteamericanas de Honduras. Villeda Morales fue apresado por los militares y fue expulsado a Puntarenas, Costa Rica, en un avión militar, adonde llegó sorpresivamente. El Presidente don Francisco J. Orlich le organizó para el día siguiente un recibimiento de Jefe de Estado en el Aeropuerto de La Sabana, que aún funcionaba para vuelos locales.

El mismo día del golpe de Estado, en horas de la madrugada, otro avión militar hondureño tocó tierra costarricense en el Aeropuerto El Coco -así llamado para entonces el Juan Santamaría-, y sin apagar motores hizo lanzados por la portezuela a un grupo de jóvenes que fueron arrancados de sus hogares en Tegucigalpa. Unos venían en pijamas, otros en calzoncillos. Uno de los amigos que habíamos conocido en Guatemala se comunicó con nosotros para darnos la noticia del golpe y de la llegada de los jóvenes. Afortunadamente se dio la llamada, porque el grupo apenas tocó tierra fue apresado por la Guardia Civil y llevado a la detención de Seguridad Pública en Cuesta de Núñez.

El grupo era de seis y resultó que formaban parte de él los dirigentes universitarios Carlos Roberto Reina, Rodil Rivera, Ernesto Paz Aguilar, Jorge Arturo Reina y Delmer Urbizo. A ellos los conocimos e hicimos amistad a partir del Congreso Centroamericano de Estudiantes de Derecho en Guatemala. Hasta ahí todo normal; lo inconcebible fue que permanecieran detenidos por más de dos días, en el gobierno democrático por excelencia de don Francisco J. Orlich.

Junto con Johnny Echeverría tuvimos la iniciativa de reunirnos con el Ministro de Seguridad Pública, don Fernando Goicoechea Quirós, para gestionar la libertad de los presos hondureños. Muy gentilmente nos recibió don Fernando; solicitamos los dejaran libres y él argumentó que hacía gestiones con otros países para que los recibieran porque -sorpresa-, “son dirigentes comunistas”. Le cuestionamos a don Fernando la razón que esgrimía. ¡Cómo era posible! que en una democracia, con un gobierno liberacionista, se encarcelara a alguien por ser comunista, que su actitud era contraria a la idiosincrasia costarricense!
Pero bien, suponiendo que ser comunista es un pecado, le pedimos que nos explicara qué pruebas tenía para su afirmación. Sorpresa, nos mostró una fotografía que le envió la ‘inteligencia’ guatemalteca, en la que aparecían los amigos hondureños. La policía chapina le remitió la fotografía que como recuerdo nos tomaron en la clausura del Congreso Centroamericano de Estudiantes de Derecho, aduciendo que se trataba de “un cónclave centroamericano de dirigentes comunistas recientemente llevado a cabo en Guatemala”. En la fotografía habían dibujado círculos en la cabeza de los cinco o seis amigos hondureños. Nuestra reacción (de Johnny Echeverría y mía) fue de asombro. ¡Cómo era posible!
Johnny reaccionó y con el mayor respeto le pidió al Ministro de Seguridad Pública: “don Fernando, póngale un círculo a estas cabezas también (Juan José Echeverría, Viko Pacheco, Manuel Carballo, Luis Alberto Guillén y dos compañeros más) y ordene que nos lleven presos”. Rechazamos el infundio y explicamos los pormenores de la conferencia centroamericana. Resultado final: don Fernando ordenó poner en libertad a los desterrados y la AED les estuvo dando solidaridad material por un par de semanas. Quedaba al descubierto la estrecha coordinación y colaboración entre los servicios secretos de Centroamérica.

Posterior a este hecho, los hondureños fundaron el Movimiento Liberal Democrático Revolucionario (MLíder), una tendencia a lo interno del tradicional Partido Liberal. Dicho Movimiento siempre participó activamente en los cursos y seminarios de CEDAL en La Catalina.

Corolario: de 1994 a 1998, treinta y cinco años después, Carlos Roberto Reina fue Presidente de la República de Honduras; Rodil Rivera y Jorge Arturo Reina, diputados al Congreso Nacional; Ernesto Paz, Ministro de Relaciones Exteriores; Delmer Urbizo, Ministro de Economía. También treinta y cinco años después nos relacionamos intensamente en mi función de Embajador de Costa Rica en Honduras.

Pero lo inesperado: en el año 2009 el Presidente hondureño Manuel Zelaya fue derrocado exactamente de la misma manera que lo hicieron los militares con el Dr. Raúl Villeda Morales. Fue apresado y enviado en un avión militar al exilio en Costa Rica. Y lo inconcebible: algunos de los que sufrieron el golpe a Villeda apoyaron el golpe de Estado a Zelaya.

Estos apuntes no tienen ninguna pretensión literaria; son la narración de simples hechos reales que al cabo del tiempo se convierten en históricos.

Exdiputado y exviceministro de la presidencia.

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Un comentario

  1. Dinorah Bonini Cobos

    Muy interesantes los hechos de aquellos dirigentes estudiantiles, que llegaron a ser parte del gobierno de sus respectivos países. No es de extrañar que en Guatemala, las actividades de dirigentes estudiantiles sean señaladas como comunistas. Es parte de los gobiernos de ultra derecha que tergiversan los hechos. Me alegro que sus gestiones por sus compañeros hayan sido fructíferas.

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