El papel vital de los lobos en el ecosistema de Yellowstone

Carlos Revilla Maroto

Lobos
Lobo en el valle de Lamar, en 2009. Jim Peaco / National Park Service

El Parque Nacional de Yellowstone tiene majestuosos paisajes y una biodiversidad única. Es uno de los lugares más soñados para visitar. Ahora quisiera contarles de algo increíble que sucedió a mediados de la década de los años 90 en el parque, y que es una de las historias de conservación más notables de nuestro tiempo: la reintroducción de los lobos grises. Aunque este predador fue erradicado de la región en la década de 1920, su regreso en 1995 marcó un hito significativo en la gestión de la vida silvestre y la restauración del equilibrio ecológico.

A principios del siglo XX, los lobos grises, fundamentales para el ecosistema, fueron sistemáticamente exterminados en Yellowstone. Esta acción tuvo consecuencias devastadoras, desencadenando un desequilibrio en la cadena alimentaria y afectando a especies como los alces y los ciervos, cuyas poblaciones se dispararon sin un depredador natural.

Sin la presencia de los lobos, los herbívoros se volvieron más audaces y explotaron los recursos naturales sin restricciones. Esto llevó a una disminución de la vegetación, afectando la calidad de los hábitats y afectando a otras especies, como los castores, que dependen de la vegetación ribereña.

En un esfuerzo por revertir esta situación, 14 lobos de la provincia de Alberta (Canadá) fueron liberados en 1995 y otros 17 lobos canadienses en 1996. En total 41 lobos grises fueron reintroducidos en Yellowstone. La respuesta fue notable. A medida que los lobos recuperaron su papel como depredadores tope, se produjo un fenómeno conocido como «cascada trófica», donde la presencia de un predador afecta a toda la cadena alimentaria. “La reintroducción del lobo (Canis lupus) en el Parque Nacional de Yellowstone es el experimento ecológico más celebrado de la historia”, así comienza un estudio publicado en Journal of Mammalogy de la Universidad de Alberta.

Con la reintroducción de los lobos, los alces y ciervos volvieron a mostrar comportamientos más cautelosos. Esto permitió que la vegetación se recuperara, beneficiando a diversas especies, incluyendo a los castores. La regeneración de la vegetación ribereña mejoró la calidad del hábitat acuático, beneficiando a peces y aves acuáticas.

La recuperación de la vegetación y la restauración del equilibrio en Yellowstone también tuvieron un impacto positivo en especies nativas como el bisonte y el wapití. Los lobos no solo controlaron las poblaciones de herbívoros, sino que también influyeron en sus comportamientos, llevando a un ecosistema más saludable y resistente.

En la actualidad, hay más de 100 lobos viviendo en Yellowstone. El parque ha recuperado su equilibrio ecológico, y los lobos son una parte integral de la vida silvestre de la zona. La reintroducción de los lobos en Yellowstone fue controvertida en un principio. Algunos ganaderos y residentes locales temían que los lobos representaran una amenaza para el ganado y la seguridad pública. Sin embargo, el programa de reintroducción ha sido un éxito rotundo. Los lobos no han causado problemas significativos para el ganado o los humanos. De hecho, los lobos son una atracción popular para los visitantes del parque.

A pesar de estos éxitos, la reintroducción no está exenta de desafíos. Las interacciones con ganaderos y la necesidad de gestionar conflictos humano-lobo siguen siendo temas importantes. Sin embargo, los beneficios ecológicos y la comprensión de la importancia de estos depredadores en el ecosistema impulsan esfuerzos continuos para la coexistencia pacífica.

Algunos ejemplos específicos, del un impacto significativo en el ecosistema que han tenido los lobos en Yellowstone son:

Control de la población de alces: Los lobos son depredadores de los alces, y su presencia ha ayudado a controlar la población de alces en Yellowstone. Esto ha tenido un impacto positivo en la vegetación, ya que los alces se alimentan de una amplia variedad de plantas, incluidas las que son importantes para la salud del ecosistema.

Aumento de la diversidad de especies: La presencia de lobos ha ayudado a aumentar la diversidad de especies en Yellowstone. Esto se debe a que los lobos crean oportunidades para que otras especies prosperen. Por ejemplo, los lobos ayudan a mantener a raya a los coyotes, que son depredadores de otras especies, como los coyotes.

Restauración de los ríos: Los lobos han ayudado a restaurar los ríos de Yellowstone. Antes de la reintroducción de los lobos, los alces se alimentaban de la vegetación de los ríos, lo que provocaba que los ríos se estrecharan y se ensuciaran. Con la reintroducción de los lobos, los alces han dejado de alimentarse de la vegetación de los ríos, lo que ha permitido que los ríos vuelvan a su estado natural.

La historia de los lobos en Yellowstone es un testimonio de la capacidad de la naturaleza para recuperarse cuando se le da la oportunidad. La reintroducción de los lobos ha redefinido la comprensión de la gestión de la vida silvestre y destaca la importancia de mantener un equilibrio ecológico para preservar la diversidad biológica. El regreso de los lobos a Yellowstone es un recordatorio poderoso de la interconexión de todas las formas de vida y la necesidad de esforzarnos por restaurar y proteger nuestros ecosistemas.

Yellowstone: El gigante inquieto

El siguiente es un extraordinario vídeo de la organización “Hope! Ciencia Climática de Emergencia” sobre el tema, y del cual incluimos la transcripción, que es como un detalle de lo anterior.

Cómo los lobos cambiaron el curso de los ríos e hicieron posible uno de los descubrimientos científicos más trascendentales de las últimas décadas.

1995, el grupo de lobos más famoso de todos los tiempos está a punto de hacer historia. Pero empecemos por el principio. 1926. Un disparo acabó con el último lobo que quedaba en Yellowstone, la alegría era generalizada. Pero el lobo no era lo único que se iba. El ecosistema acababa de perder la piedra angular que mantenía el equilibrio, la gran especie clave. Los alces y los ciervos ya podían moverse por todas partes y comer hasta saciarse, sin miedo. A pesar de los intentos de controlar la población de herbívoros, los sauces, los pequeños álamos y los arces empezaron a sufrir cada vez más presión. Los arándanos, las grosellas, los escaramujos y otros arbustos fueron después, y más tarde el trébol, el diente de león, fundamentales para el suelo, y todas las herbáceas. Demasiados herbívoros comiendo demasiado tiempo en el mismo sitio.

El número de flores y semillas fue disminuyendo año tras año, diezmando las poblaciones de insectos, aves y pequeños mamíferos, por lo que también descendieron las poblaciones de zorros, gallos, comadrejas y rapaces. Los castores perdieron sus sauces, su alimento invernal, y desaparecieron casi por completo del parque. Sin sus presas y con cada vez menos sauces, los cauces erosionaban, haciéndose más anchos y menos profundos a medida que arrastraban más tierra que ya no sujetaban las raíces. El agua, por tanto, se calentaba, reduciendo las poblaciones de salmón y otros peces que necesitan aguas frías y meandros. Las praderas, sobrepastoreadas, sobreexplotadas, resistían cada vez peor la erosión y los suelos retenían menos agua. El emblemático Parque Nacional de Yellowstone, pasó en unas décadas, de santuario de la naturaleza intacta a ser una caricatura de lo que fue.

Una cascada trófica, un efecto dominó, un ciclo de degeneración que se cerró en 1995. 41 lobos canadienses fueron liberados en Yellowstone y lo que ocurrió y cómo ocurrió, dejó boquiabiertos a los científicos. Lógicamente, los lobos empezaron a cazar alces y ciervos, pero eso no era lo importante. A pesar de ser un pequeño grupo de lobos, rápidamente provocaron cambios gigantescos.

Los herbívoros de todo el parque cambiaron su comportamiento y empezó la magia. Los ciervos evitaban los lugares más abiertos, sobre todo los prados y las riberas, por lo que inmediatamente estos lugares empezaron a regenerarse. Además, pasaron de tener comportamientos sedentarios, sobreexplotando los pastos, a estar en constante movimiento y a reanudar las migraciones, producto del miedo.

Los árboles, los arbustos y la hierba empezaron a recuperar sus espacios a una velocidad inesperada. Los insectos se multiplicaron con más flores, más semillas, y lo mismo ocurrió con los pequeños mamíferos, las aves y sus depredadores. El tejón, el zorro, las rapaces nocturnas y diurnas y todos los mustélidos, con menos presión de herbívoros, las álamos temblones, las álamos de virginia, los arces, empezaron a crecer rápidamente. Las sauces volvieron a crecer en las riberas y los castores recuperaron su alimento invernal, extendiéndose de nuevo y prosperando por todo el parque. Sus presas creaban el hábitat perfecto para peces, anfibios, nutrias y libélulas y, además, hicieron que el agua fluyera más lentamente, por lo que tuvo más tiempo de recargar los acuíferos, humedeciendo mucho más la superficie y aumentando, por tanto, el crecimiento de la vegetación y la resiliencia de todo el ecosistema. Algo especialmente crucial en estos tiempos de sequía, incendios y clima extremo. Y finalmente, la vuelta de la vegetación deribera y los castores acabó devolviendo la forma original, con meandros, zonas profundas y una circulación más lenta a los ríos de Yellowstone.

La historia llegó a millones de personas en 2014, gracias a la maravillosa charla del periodista George Monbiot y al vídeo de Sustainable Human. Y aunque estudios científicos posteriores han señalado que la transformación de Yellowstone no es atribuible exclusivamente a los lobos, ya que la recuperación en paralelo de osos y pumas, especies también claves en el ecosistema, también jugaron un papel importante en la misma dirección, es una demostración excepcional de que la naturaleza solo necesita una oportunidad para regenerarse, para restablecer el equilibrio, para multiplicar la vida y devolver la abundancia. Los ecosistemas, la naturaleza, no lo olvidemos, es lo que hace que esto no sea una roca gélida flotando en el espacio, sino el lugar irremplazable que todos los humanos llamamos hogar, son sistemas extraordinariamente, increíblemente complejos en los que todas las especies dependen unas de otras, como las piedras de un arco de piedra. Pero como en un arco, hay una especie que soporta el peso de todo el ecosistema, que lo define, la piedra clave.

Hoy necesitamos más que nunca una naturaleza sana que nos proporcione lluvia y retenga agua para capturar carbono y ayudarnos a enfriar el planeta. Y el carbono es la pieza básica con la que está hecha la vida, con la que estamos hechos todos los seres vivos. Más vida en la Tierra es menos carbono, menos CO2 en la atmósfera. Podemos ser la generación que puso fin a la guerra suicida contra la naturaleza, la generación que lideró la mayor restauración y regeneración de ecosistemas de todo el planeta, de todo el planeta que devolvió la vida a tantos territorios degradados y degenerados y que además evitó una catástrofe climática ecológica. Podemos ser la generación de la regeneración. Podemos ser la generación de la regeneración.

Es ahora.

Transcripción CRM/Cockatoo!

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