¿El Corbyn austriaco?

Fabian Lehr

sp

Desde que Andreas Babler anunció su candidatura a la presidencia del SPÖ (Sozialdemokratische Partei Österreichs), el partido ha experimentado una auténtica oleada de nuevos afiliados. ¿Cuál es el objetivo declarado de Babler? Volver a hacer del SPÖ un partido obrero de izquierdas.

¿Está viviendo la socialdemocracia austriaca su momento Corbyn? Tal vez. Tras un prolongado declive bajo la dirección de la anodina presidenta Pamela Rendi-Wagner, el SPÖ sufrió una dura derrota electoral en las elecciones estatales de Carintia el 5 de marzo.

Poco después, sorprendentemente, se decidió celebrar una encuesta entre los afiliados para decidir si Rendi-Wagner debía seguir en el cargo. En realidad, este referéndum pretendía poner fin al enquistado y largo conflicto entre Rendi-Wagner y el presidente del estado de Burgenland, Hans-Peter Doskozil.

Desde una perspectiva de izquierdas, esta disputa carecía de interés en cuanto a un posible cambio programático, porque Rendi-Wagner y Doskozil representan dos corrientes políticas diferentes, pero igualmente deprimentes dentro del SPÖ.

Giro a la derecha del SPÖ

Rendi-Wagner representa un SPÖ neoliberal, tecnocrático y peculiarmente despolitizado, el cual, como partido, quiere dirigirse sobre todo a las clases medias altas liberales y urbanas. En esta corriente, liderada por Rendi-Wagner, se combinan políticas económicas liberales y un rechazo total de la tradición de lucha de clases del partido con un liberalismo de izquierdas sociopolítico insustancial, que hace al SPÖ apenas indistinguible de los Verdes y los Neos (Das Neue Österreich und Liberales Forum) neoliberales. Este deslizamiento político hacia la derecha va acompañado de la adopción de un lenguaje de gestión sofisticado que lleva al SPÖ a parecer cada vez más vacío de contenido y ad libitum.

Hans-Peter Doskozil, por su parte, representa aquella ala de la socialdemocracia austriaca que, en reacción a los éxitos del ultraderechista FPÖ (Freiheitliche Partei Österreichs), se acerca al populismo de derechas y coquetea con sus posiciones. Como presidente en Burgenland, Doskozil continuó al principio la coalición con el FPÖ, iniciada por su predecesor Hans Niessl, y con ello la novedad de un gobierno estatal socialdemócrata-populista de derechas. Por lo demás, a Doskozil le gusta vociferar con posiciones contrarias a la inmigración y se perfila como un partidario de la línea dura dentro del SPÖ que aboga por una fuerte protección de las fronteras y por la ley y el orden. Al mismo tiempo, al menos retóricamente, subraya el carácter de partido obrero del SPÖ con más firmeza que Rendi-Wagner, ha impulsado pequeñas reformas progresistas en materia de política social en Burgenland, ganándose de este modo algunas simpatías entre la base del partido.

Se suponía que la consulta a la afiliación decidiría cuál de estas dos alas llevaría la voz cantante en el SPÖ de ahora en adelante. Pero el resultado fue muy distinto. En lugar del duelo previsto entre Rendi-Wagner y Doskozil, nada menos que 73 candidatos y candidatas anunciaron su candidatura en pocos días.

Un Bernie para Austria

El bombazo fue la totalmente inesperada candidatura de Andreas Babler. El actual alcalde del suburbio vienés de Traiskirchen ha sido durante años la voz del ala izquierda del SPÖ. Babler, mecánico de formación y obrero de fábrica, ha defendido durante toda su carrera política un antirracismo consecuente, una política económica de izquierdas y los intereses de los trabajadores y las trabajadoras. Tras décadas de neoliberalización del SPÖ, Babler, de formación marxista y procedente de la otrora influyente corriente Stamokap dentro del SPÖ, es uno de los últimos socialistas auténticos de la socialdemocracia austriaca. Para los izquierdistas que quedaban en el partido, se ha convertido en un foco de esperanza.

Como alcalde de Traiskirchen, donde se encuentra el mayor centro de acogida inicial de refugiados de Austria, crónicamente masificado, Babler alcanzó notoriedad nacional cuando criticó duramente la falta de humanidad de la política de asilo austriaca y mostró su solidaridad con los refugiados alojados en su municipio, que protestaban contra las condiciones, con frecuencia inhumanas, en que se encontraban.

En comparación con los burócratas del SPÖ, la impresión de autenticidad de Babler y su compromiso con las políticas económicas y sociales de izquierdas le han aportado una enorme popularidad y unos resultados abrumadores en las elecciones municipales: alrededor de tres cuartas partes de los y las votantes de Traiskirchen votaron a Babler, lo que demuestra que el populismo de derechas no tiene ninguna oportunidad cuando existe una alternativa socialdemócrata íntegra.

A la vista de estos espectaculares éxitos -que destacan aún más al lado de las demás miserias del SPÖ en Baja Austria- se ha especulado durante años sobre si Babler no se limitaría solo a Traiskirchen y entraría en el escenario de la política federal. Para la gente de izquierda desilusionada que había dado la espalda a la socialdemocracia o que estaba a punto de abandonarla, ésta era la gran esperanza. Con Babler al frente, muchos y muchas darían otra oportunidad al partido. Y eso podría ocurrir ahora.

La candidatura de Babler, totalmente inesperada, ha desatado una ola de euforia en la izquierda austriaca. En pocos días, casi 10.000 nuevos afiliados se han afiliado al SPÖ para registrarse a tiempo y tener derecho a voto. Para un partido que hasta ahora cuenta con un total de 140.000 afiliados, se trata de un incremento enorme. Muchos de ellos son antiguos y antiguas socialdemócratas de izquierdas que ahora regresan al partido para apoyar a Babler. La asustada burocracia del partido parece considerar que su victoria es una opción tan realista que el secretario federal, Christian Deutsch, ya anunció de forma preventiva que el resultado de la encuesta de afiliación no tenía por qué ser vinculante, por lo que cosechó una tormenta de indignación.

En su campaña electoral, muy eficaz en los medios de comunicación, Babler se centra ahora en los temas con los que pretende unir en torno a sí a toda el ala izquierda de la socialdemocracia: Fortalecimiento de la democracia interna en el partido, intervención del Estado para acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres, así como fuertes multas para las empresas que paguen menos a las mujeres; seguridad energética con la creación de un derecho legal universal a la calefacción y que prohíba los cortes de energía a los hogares con impagos; una ayuda básica por hijo y comidas escolares gratuitas para todos los niños de hogares con bajos ingresos; un aumento masivo de la financiación estatal para el cuidado de ancianos y ancianas; controles de precios e impuestos sobre el exceso de beneficios en el mercado energético; prohibición de la especulación inmobiliaria y, por último, un Nuevo Pacto Verde (New Green Deal) para Austria que combine una reestructuración ecológica de la economía y una expansión de las infraestructuras respetuosas con el clima con la creación de un buen número de nuevos puestos de trabajo. La inspiración en la campaña de Bernie Sanders es evidente.

¿Qué significa ahora el fenómeno Babler? En primer lugar, ilustra una peculiaridad del panorama político austriaco donde, a diferencia de la mayoría de los demás países occidentales, la socialdemocracia sigue siendo un importante punto de referencia y orientación para la izquierda puesto que, a la izquierda de la socialdemocracia, ningún nuevo partido de izquierda amplio ha podido establecerse como alternativa hasta ahora.

La tenacidad del SPÖ

Por un lado, esto se debe a la historia del SPÖ, que ofrece a la gente de izquierdas posibilidades de identificación mucho más positivas que, por ejemplo, la triste historia del SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands) en Alemania desde 1918 como muy tarde. A diferencia del SPD, el SPÖ mantuvo un perfil decididamente marxista en el periodo de entreguerras con el denominado austromarxismo. Las políticas sociales y culturales vanguardistas pioneras de la Viena Roja, mantenidas firmemente en manos socialdemócratas entre 1918 y 1934, han seguido siendo fuente de inspiración política para gran parte de la izquierda austriaca hasta nuestros días.

Mientras que la socialdemocracia alemana se derrumbó sin luchar en 1933 ante el traspaso del poder al fascismo, la socialdemocracia austriaca opuso resistencia armada en 1934 tras la toma del poder por el austrofascismo; mientras que la socialdemocracia alemana también renunció oficialmente al marxismo desde el Programa de Godesberg en la década de 1950 como muy tarde, y promovió la integración de Alemania en la OTAN antisoviética, la neutralidad de la segunda república supuso un factor de identidad para la socialdemocracia austriaca de la posguerra. En política económica y social, el partido también mantuvo al menos un perfil reformista marcadamente de izquierdas, incluso más allá de la época del legendario e idealizado Bruno Kreisky.

En consecuencia, el SPÖ fue aceptado como el partido de los trabajadores mucho más tiempo que el SPD. Después de 1945 tuvo sistemáticamente una base de masas y un anclaje en la población mucho mayores en relación con el número de habitantes. Esto ha seguido siendo así hasta hoy. Mientras que en Alemania alrededor del 0,4% de la población es miembro del SPD, en Austria casi el 2% de la población es del SPÖ, aunque con una fuerte tendencia a la baja en los últimos años.

Cuando en los años 90, con Gerhard Schröder, quedó claramente sellado que el SPD había abandonado por completo su tradición de reformismo de izquierda y se había convertido en un partido neoliberal, fue relativamente fácil para la izquierda de Alemania occidental abandonar el SPD y tomar un rumbo diferente con la Alternativa Electoral por el Trabajo y la Justicia Social ( Wahlalternative Arbeit und soziale Gerechtigkeit, WASG) y luego con La Izquierda (Die Linke). En Austria, en vista de este amplio anclaje social y del todavía fuerte atractivo por la historia del SPÖ, resultó mucho más difícil, aunque a partir de 2008, bajo Werner Faymann y Christian Kern, el SPÖ adoptó el mismo rumbo neoliberal que había vencidoen el SPD en Alemania bajo Schröder.

Esta persistencia de la socialdemocracia austriaca también tiene una base material tangible: El enorme aparato del partido socialdemócrata, que con una base de afiliados cinco veces mayor que la del SPD en relación con el número de habitantes, y con su ramificada red de organizaciones de apoyo, laboratorios de ideas, fundaciones, empresas dominadas por socialdemócratas, medios de comunicación e instituciones culturales, ofrece oportunidades profesionales a un mayor número de personas que el aparato del SPD. Durante décadas, sobre todo en Viena, el carné del SPÖ fue un instrumento útil para promocionar las oportunidades profesionales propias: desde el sindicalista que podía ascender a través del partido hasta convertirse en gerente de una empresa perteneciente al Estado, hasta el intelectual que, gracias al carné del SPÖ, tenía asegurado un puesto en un think tank socialdemócrata o en un instituto de cultura.

La formación de un nuevo partido de izquierdas austriaco también se vio dificultada por el hecho de que ya existía un segundo partido de izquierdas tradicional en Austria junto a la socialdemocracia: el Partido Comunista que, aunque fue bastante fuerte e influyente en la inmediata posguerra, descendió después a la segunda línea del espectro político, pero, no obstante, siguió siendo significativamente más relevante que el DKP, su partido hermano en la RFA. Ciertamente, con el colapso de la Unión Soviética, el KPÖ también cayó en una grave crisis, tanto ideológica como financiera. Fuera de Estiria, el KPÖ se redujo en los años 90 y 2000 a un pequeño partido anticuado que apenas atraía a los jóvenes, siendo considerado en gran medida como una curiosa y anacrónica reliquia de la época de la Guerra Fría y, siguiendo las tradiciones eurocomunistas, también difuminó y limó su perfil político hasta tal punto que, al final, el KPÖ, a nivel federal, apenas pudo aparecer como un contra modelo convincente frente al SPÖ y los Verdes.

¿Competencia por la izquierda?

En los últimos años, sin embargo, el KPÖ ha experimentado un notable resurgimiento. El KPÖ federal y el KPÖ de Estiria, que en gran medida habían seguido caminos separados durante años, volvieron a acercarse, lo que vino acompañado de una adaptación del KPÖ federal al rumbo claramente más izquierdista del KPÖ de Estiria, con muchos más buenos resultados. Con Izquierda Joven (Junge Linke), convertida no formalmente pero sí de facto en la nueva organización juvenil del KPÖ, el partido consiguió una nueva organización juvenil en expansión y registró una afluencia de jóvenes y no tan jóvenes más potente de lo que ha sido en mucho tiempo.

El KPÖ de Estiria, que ya contaba con una implantación considerable, experimentó un nuevo auge y consiguió ganar el gobierno municipal de la capital de Estiria, Graz, con la alcaldesa Elke Kahr, formando así el único gobierno municipal comunista de una gran ciudad occidental, una noticia que causó sensación a nivel internacional. Según las últimas encuestas, el KPÖ podría entrar de nuevo en el Consejo Nacional y en varios parlamentos provinciales y en alguno pronto como, por ejemplo, en el parlamento estatal de Salzburgo. Todo parece indicar que el renovado KPÖ está a punto de convertirse en la fuerza política a la izquierda del SPÖ que mucha gente de izquierda austriaca lleva tanto tiempo anhelando.

En este contexto, está claro que en el caso de una victoria de Babler, el SPÖ entraría en competencia directa con este KPÖ renovado. En consecuencia, a pesar de toda la euforia desatada por la candidatura de Babler, la gente de izquierdas austriaca debe preguntarse qué consideran más realista: ¿Apostar por que el KPÖ pueda reafirmarse como un partido de izquierdas relevante en todo el país, traspasando el marco de Estiria, o más bien que el SPÖ vuelva a ser realmente un partido obrero de izquierdas gracias a una victoria de Babler? Hay que tener en cuenta que, como líder, Babler se enfrentaría al poder concentrado de una burocracia de partido en gran medida hostil a él y anclada en las nefastas tradiciones de Faymann, Kern y Rendi-Wagner. Es poco probable que Rendi-Wagner y compañía abandonen sus muy bien remunerados puestos sin luchar.

Babler podría convertirse en el Corbyn o el Sanders austriaco. Pero no hay que olvidar cómo acabaron los proyectos de Corbyn y Sanders en Gran Bretaña y Estados Unidos: Decenas de miles de gentes de izquierda se comprometieron con el Partido Laborista o los demócratas estadounidenses, pero tanto las campañas de Corbyn como las de Sanders fracasaron a la hora de arrastrar a sus partidos hacia la izquierda a largo plazo.

Fabian Lehr es un blogero y youtuber marxista austriaco. Es autor entre otros de Der Bauernkrieg: Antifeudale Revolution in Deutschland (2017).

Fuente: https://jacobin.de/artikel/der-oesterreichische-corbyn-andreas-babler-pamela-rendi-wagner-hans-peter-doskozil-spoe-mitgliederbefragung-fabian-lehr/

Traducción: Jaume Raventós para sinpermiso.info

Revise también

Sudán

Sudaneses en Egipto, sin lugar para existir

Guadi Calvo Desde el comienzo de la guerra civil, que acaba de cumplir un año, …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cambio Político
Este sitio usa cookies. Leer las políticas de privacidad.