Educación light

Cuaderno de Vida

Gustavo Elizondo Fallas

Gustavo Elizondo

Nuestra “eficiente” Contraloría hizo un análisis donde dedicó mucho tiempo de sus “mal pagados” funcionarios para llegar a una conclusión, a un gran descubrimiento, similar al de la tumba de Tutankamón en 1922 o quizá la Penicilina en 1928: nuestra educación está en crisis y la pandemia la recrudeció.

En nuestro Cuaderno de Vida vamos a tratar de contribuir con el descubrimiento, diciendo que este arrastre de mediocridad en la Educación lleva rato, supera con creces el tiempo de los gobiernos del PAC, va más atrás. Hace rato que nuestra educación se nos volvió “light”, apenas “pa´l gasto, con nadadito de perro, con paso de tortuga arratonada. ¿Culpables?, todos, no hay quien se salve, desde los padres que han visto en las escuelas y colegios guarderías, que ya desde que el bebé gatea buscan la forma de llevarlos a un lugar donde los cuiden y lo compensan con gastar grandes sumas en procesos de estímulo temprano, como una forma de acallar la conciencia. También padres protectores que pretenden un trato diferenciado para sus hijos y que ven una amenaza cualquier acción que pretenda disciplinar a sus retoños,

Culpables también los sindicatos, preocupados en la defensa de privilegios tanto ajenos como propios, sin aportar nunca una sola propuesta en la búsqueda de la mejora de la educación, ellos presionan por cursos lectivos más cortos, menos responsabilidades de los educadores y la mínima herramienta de evaluación, se prohíben las notas bajas, todos merecen las mejores, ganadas o asignadas, además de contribuir en gestionar una nueva generación perdida con una huelga de 6 meses en el 2017.

Culpables las autoridades de educación, con poca visión de futuro, con programas desactualizados y enredadas en tramitología innecesaria, con muy poca certeza de lo que sucede en los centros educativos, tanto en el modo virtual como en el presencial, por ejemplo, conozco de un colegio nocturno donde el MEP paga servicio de transporte y la mayoría de las busetas bajan solo con el chofer, por cierto, las noches que hay clases, porque el día menos pensado asustan, simplemente no hay nadie. También sus sistemas de evaluación de mentirillas, su falta de planes de recuperación de asignatura no vista y cada vez más grasa que músculo, saturados de coordinaciones, oficinistas y una gran cantidad de reubicados a labores administrativas por problemas de salud, por procesos pendientes que duran años o porque en ninguna escuela o colegio los soportan. Agreguemos los fallidos programas de infraestructura, con edificaciones sin terminar, con recursos ociosos y centros educativos con órdenes sanitarias por sus deplorables condiciones.

Los educadores tienen su cuota, aunque menor a la endosada, han caído en un estado de confort, con un ingreso asegurado, con poca supervisión y el “porta’ a mí” se ha hecho parte de su actividad, no son todos, por cierto, hay muchos que aplican gran creatividad y hasta destinan de sus propios recursos, para tratar de mejorar el proceso educativo; muchos de ellos están frustrados, conversé con un amigo que se desempeña como profesor y me manifestó que se desmotiva al saber que está en una clase virtual donde los alumnos lejos de estar pendientes en su exposición, están entretenidos en juegos o con distractores muy difíciles de controlar, aparte que algunos se conectan, apagan la cámara y el audio, para dejar la clase abandonada.
Culpable ese elefante blanco llamado SUTEL, donde incompetentes funcionarios, sentados sobre millones de colones, no han podido resolver el rezago digital, cerca del 40 % de los estudiantes no estén conectados a internet.

Culpables los políticos populistas que se reprodujeron como abejones de mayo y que tienen como único propósito llegar a la Presidencia o a la Asamblea Legislativa sin propuestas claras y efectivas que busquen mejorar la educación; reprochables esos que con doble postulación nos recuerdan aquel juego de la infancia, en donde ante la posibilidad de sacar nísperos de la “piloya” o darle a la bolincha del rival, cantábamos a viva voz “al padre o al sacristán”, esa es su preocupación, ¿la educación?, disculpen ¿qué es eso?

Retamos a las personas que conforman la sábana, perdón, la papeleta presidencial de febrero 2022, que hagan planteamientos sobre esta problemática, creo que inicia con una declaratoria de emergencia nacional de la educación, que obligue a convocar a un diálogo de los distintos sectores que, en un plazo perentorio, presente acciones inmediatas y de mediano plazo que permitan paliar esta calamidad colectiva.

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