Economía y finanzas públicas

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Cada cuatro cuando se da el cambio de gobierno de la República, existe una expectativa, incertidumbre e inseguridad de los cambios que podrían suscitarse en la economía nacional. Había indicado anteriormente que me iba a esperar el informe presidencial de los primeros cien días de esta Administración Pública para poder referirme en detalle a algunos elementos señalados por el presidente Luis Guillermo Solís. En esta oportunidad voy a señalar algunos aspectos de la economía y finanzas públicas del Estado costarricense, con el objetivo de ayudar a lograr descifrar su situación sobre: la deuda interna, el déficit fiscal, el endeudamiento externo etc.

Por supuesto que la economía nacional resiente la posposición de las reformas fiscales varias veces empantanadas en la Asamblea Legislativa; las últimas tres administraciones han pretendido poner orden en las finanzas públicas, pero han tocado con muro tanto en el Poder Legislativo (que tiene la potestad imperio de imponer los tributos), como las resoluciones de la Sala Constitucional que han rechazado los proyectos de ley aprobados por violaciones y tecnicismos procedimentales. Esto conlleva al aumento preocupante del déficit fiscal y otras distorsiones. El actual gobierno ante lo sucedido anteriormente y otras apreciaciones ha indicado que será hasta dentro de 18 meses que propondrá una reforma fiscal; pero esto puede ser demasiado tiempo para tomar las medidas necesarias para corregir el problema macroeconómico del país.

Pero mientras tanto, que sucederá con las finanzas del Estado. El gobierno envió su primer presupuesto para el 2015, con la elevada suma de c. 7.9 billones de colones; vamos a esperar que los señores diputados revisen con lupa cada uno de los rubros y partidas delimitadas en el presupuesto; con una proyección del déficit del 6,7% del Producto Interno Bruto -PIB-, demasiado alto para las risibles finanzas públicas; aún así el presidente Solís ha señalado que no le dejaron “las arcas vacías”. Uno podría señalar que es lógico que suba el presupuesto año con año (porque todo sube siempre); pero si debemos hacer el ejercicio en ver en que departamentos suben los giros y partidas, y si es consecuente con las promesas gubernamentales de atacar el gasto y el despilfarro, o caemos “en más de lo mismo”.

Todo lo anterior en momentos que las calificadoras de riesgo internacional, han mostrado preocupación por el alto déficit fiscal, los aumentos en los gastos y otros rubros nos pone en una categoría de riesgo peligrosa, que sería muy perjudicial para el país una baja en la categoría, de la actual que tiene. Esto repercute en un costo de vida más alto, aumento de las tasas de interés; en fin todo lo que conlleva hacerle frente al pago de las deudas internacionales; que los economistas coinciden que hacerle frente al pago de las obligaciones de la deuda internacional, perjudica el gasto destinado a los servicios sociales. (Recordemos que el presupuesto nacional se refiere a los ingresos y egresos del Gobierno central, la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial, y excluye las instituciones autónomas que tienen su propio presupuesto).

Todos los sectores productivos del país: turismo, industrial, agrícola, exportadores, servicios, trabajadores y demás grupos de interés y gremiales, debemos aportar y concertar en aras de jalar todos juntos la carreta. El país es de todos, sin distingo alguno, aportando nuestro grano de arena, con mayor productividad, competitividad, dando ideas y soluciones constructivas, privilegiando el bien común, sin egoísmos ni mezquindades gremiales. Debemos seguir con el sistema de atracción de inversión extranjera, que ha dado buenos resultados, generando empleos de calidad y crecimiento económico. Esto aunado a que el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial sube al país, a diferencias de anteriores años (lugar 57 del Ranking en 148 naciones medidas).

Muchas veces se ha dicho que nuestro modelo de desarrollo está agotado; no obstante debemos jalar la carreta con los bueyes que tenemos. Estamos inmersos en un mundo globalizado, de tecnologías de avanzada, donde se requiere que la gente esté técnicamente educada y especializada; siendo esto un plus importante para nuestro país. La inversión extranjera revisa esta situación y esto conlleva al pago de buenos salarios y crecientes para nuestros profesionales y técnicos y demás trabajadores. Aparejado lo anterior al desarrollo de buena infraestructura vial, portuaria, en una mejor y expedita tramitación para establecer una empresa en el país; y por supuesto que exista una seguridad jurídica. Esto nos hace más competitivos a nivel internacional; pero también es preocupante los altos costos de energía y otros impuestos que deben pagar los empresarios, que podría perjudicar el establecimiento y mantenimiento de las empresas en el país, y evitar cualquier amenaza de emigración hacia otros países de la región.

Por lo tanto, necesitamos que el Gobierno de la República nos señale una clara hoja de ruta o el rumbo que requiere el país; porque a la fecha y con el informe de los primeros 100 días, el Presidente Solís hizo una serie de denuncias de corrupción sin mencionar nombres, o de la ineficiencia estatal de los últimos 30 años; pero se hace necesario puntualizar como vamos a lograr el desarrollo del país y las reformas estatales para lograr una mejor eficiencia y eficacia en el accionar gubernamental. Además en la realidad como vamos a atacar el desempleo, la pobreza; lograr una justa distribución de la riqueza y un Estado más solidario y equitativo. Algunas señales de este gobierno de entrarle a bajar las pensiones de lujo, aumentar las pensiones del régimen no contributivo y una política nacional de empleo clara ayudarían a apaliar estos problemas sociales. Es importante conocer en general el Plan Nacional de Desarrollo, que plantearán para los próximos años.

Finalmente, todos queremos que exista una buena política económica en un país en vías de desarrollo; que nos pongamos de acuerdo en las acciones macroeconómicas apropiadas, los remedios y soluciones sean certeros, y las alternativas elegidas coadyuven a sacar adelante al país. Sabemos de las variables económicas siempre están sujetas a los vaivenes generales y no hay una certeza absoluta del comportamiento de los índices económicos aunque existan los diagnósticos correctos, máxime en un mundo global, de comercio exterior, de políticas hacia afuera, de los tratados de libre comercio, de la interrelación con los organismos financieros regionales e internacionales; de ser vulnerables a lo que suceda en el mundo.

A lo interno los diversos sectores productivos y gremiales, luchan y presionan por sus beneficios y privilegios, de obtener la mejor protección estatal, lo que crea distorsiones en la política económica general; ejemplo mismo el estira y encoge cuando se plantea un Plan Fiscal, que venga a ordenar los tributos y así bajar el déficit fiscal. En momentos difíciles se impone el consenso nacional entre los partidos políticos, los sectores productivos, los trabajadores y demás gremios organizados, y así quitar los obstáculos contra el crecimiento económico del país.