Democracia municipal fortalecida

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñig

Johnny Soto Zúñiga

En primero lugar debo dar las disculpas a mis lectores, porque creo que en alrededor de 5 años es la primera vez que fallo en poder escribir mi columna semanal. Por razones de estar participando en las elecciones municipales me fue imposible escribirla; además soy un convencido de fortalecer nuestro Régimen Municipal. Estas primeras elecciones totalmente unificadas de medio período fueron históricas (aparte de las elecciones nacionales presidenciales y diputadiles) se tenía que demostrar que los gobiernos locales pueden realizar sus propios comicios de forma idónea y autónoma para elegir las autoridades de los 81 cantones que regirán sus destinos durante el período constitucional 2016-2020. Este desafío implicaba dejar por fuera la contaminación y manipuleo de otros actores políticos que meten las manos para llevar aguas a sus espurios molinos.

Con la tranquilidad mental de poder analizar una semana después de las elecciones municipales del pasado 7 de febrero del 2016; y con la satisfacción del deber cumplido al haber participado intensamente; ahora con mayores elementos reales y así mejor poder valorar, lo que considero es el resultado final de una “democracia municipal fortalecida”. Es claro que los enemigos del Régimen Municipal, los veneradores del Estado centralista, los que consideran que la representatividad en todas las decisiones de poder deben ser completamente verticales (provengan de arriba hacia abajo); los que no creen en una verdadera participación ciudadana y mucho menos creen en el desarrollo social a partir del fortalecimiento de los gobiernos locales; pasaron bajándole el perfil a estas elecciones locales, sino golpeando a los “políticos” ya casi como una moda tradicional.

Estos comicios tienen sus propias características; fallan los que quieren hacer comparaciones odiosas con otros procesos nacionales o del pasado, de quien tiene más o menos números de Alcaldías; porque es la primera vez y lo reitero que el Régimen Municipal va completamente unificado (Alcaldías, Regidores, Síndicos y concejales distritales e Intendentes). Ya para el 2020 si se podrá hacer el primer análisis comparativo sobre la base de los índices y estadísticas cantón por cantón, distrito por distrito. Tenemos un sistema de partidos políticos regido por el Derecho Electoral, que regula los procesos electorales; esto implica que si un ciudadano desea ser candidato y lanzarse a la arena política debe hacerlo por medio de la estructura de algún partido político (procesos internos: asambleas distritales, cantonales y debe obtener una mayoría de votos para resultar elegido candidato en algunos de los puestos municipales).

Una vez electo candidato de un partido político; se debe ir donde los ciudadanos a pedir su aval y voto en las urnas electorales, explicando de previo y entregando una propuesta y programa de gobierno creíble y realizable. La importancia de unas elecciones locales; es que se espera que el pueblo valore mejor los programas y a los candidatos; que en su mayoría son conocidos por sus obras, profesiones u oficios, o servicio a la comunidad mediante la participación en diversas organizaciones. Esta es la apuesta ante el electorado, quien finalmente ejerce el derecho de elegir lo que considere lo mejor para su distrito o cantón.

Sobre el tradicional abstencionismo de las elecciones municipales, es de sobra conocido y vamos a tratar de explicar porque persiste esta situación y a hoy día es difícil revertir. A muchos ciudadanos no les interesan el tema de los gobiernos locales, porque no se sienten atraídos; ya que están acostumbrados a vivir en un Estado sumamente centralizado; donde apenas el 2% del gasto público se invierte en las municipalidades; y consideran que pueden acudir a otras instituciones públicas para que les resuelvan sus problemas. Es mayor los índices del abstencionismo en la Gran Área Metropolitana (GAM) (zonas urbanas donde se concentra la mayor población del país); que en los cantones más lejanos y rurales donde existe una mayor aprehensión hacia sus gobiernos locales, entonces la gente vota más por sus candidatos de simpatía, y es más baja la apatía y el abstencionismo.

Aún en las circunstancias actuales, el abstencionismo bajo de un 72,1% en las elecciones del 2010; que reitero fueron en diciembre de ese año, a pocos meses de las elecciones nacionales, al 64,9% en 2016 en elecciones de medio período, a dos años de las elecciones nacionales. Vean claramente la diferencia, para mí sustancial y agréguele la unificación total del Régimen Municipal. Mientras no se trasladen verdaderamente más funciones, competencias y recursos financieros a los municipios, éstos no van a poder empoderarse en la mente de los ciudadanos y vecinos de los cantones. Venir a echar culpas al sistema de partidos políticos y hacer elucubraciones de cual partido político ganó o perdió y hacer comparaciones con otras elecciones; cuando la historia es diferente; se está partiendo de un análisis estadístico y político completamente equivocado. Lo importante es que para ser las primeras elecciones municipales en estas circunstancias el abstencionismo bajo y prácticamente votó el 35% de los ciudadanos inscritos.

No obstante; para beneficio de la duda, vamos a tratar de dar algunas luces sobre el comportamiento de los partidos políticos en estas elecciones municipales del 7 de febrero. El Partido Liberación Nacional (PLN) fue el ganador por cuanto de 59 alcaldías, retuvo un número de 50, estando en oposición (60% de las alcaldías) y luego de la debacle en las elecciones nacionales del 2014. Se pudo mostrar como un partido dinámico, potente, que tiene una buena organización y estructura en todos los 81 cantones del país; el PLN que es un partido viejo de 64 años, que se comportó como un joven corriendo y con la meta trazada de lograr una “Costa Rica verde”, su lema de campaña. Esto indudablemente aceita y entrena su maquinaria con miras a los procesos electorales siguientes; ya sean primarias internas, asambleas distritales y cantonales; y finalmente las elecciones nacionales del 2018.

El Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) demostró que está más vivo y activo de lo que se creía, pasó de tener 9 alcaldías a 14; sin duda un crecimiento sostenido importante; que lo hace creer en que puede dar una pelea seria en los procesos que siguen. Es importante que el Partido Republicano Social Cristiano (PRSC) fundado por el expresidente Rafael Ángel Calderón Fournier participa por primera vez y obtiene solamente una alcaldía en el cantón de Vázquez de Coronado (más ganada de forma personal por el exalcalde Rolando Méndez) y la obtención de algunos regidores alrededor de todo el país. Se puede afirmar que el PRSC no le restó electoralmente al PUSC; teniendo claro que muchos de sus dirigentes provienen del PUSC; empezando por su propio fundador de ambos partidos políticos. Sobre el Partido Acción Ciudadana (PAC) “oficialista”, mantuvo el mismo número de 6 alcaldías de 2010, más el triunfo de la única coalición con Gente de Montes de Oca (entre el Frente Amplio (FA) y el (PAC) dicho sea de paso con un candidato muy joven de 25 años de apellido Soler); en síntesis demostró una gran debilidad en sus estructuras.

En cuanto a los partidos cantonales, sin duda debemos destacar el triunfo personal de dos exliberacionistas: Johnny Araya en San José y Néstor Mattis en Limón; que supieron amalgamar sus simpatías alrededor de sus figuras y una buena percepción de los ciudadanos de las obras realizadas y explotar al ser muy conocidos. En ambos casos supieron atraer muchos votos de liberacionistas y de otros partidos políticos, comunalistas, de organizaciones religiosas, deportivas, etc. Sobre otros partidos cantonales triunfaron sin mayor novedad: Curridabat Siglo XXI, la Yunta Progresista Escazuceña, y el partido Nueva Generación que si bien es nacional ganó al menos una alcaldía. El Frente Amplio obtuvo una sola y el Movimiento Libertario el gran perdedor no obtuvo ninguna alcaldía.

Finalmente, de ninguna manera podemos afirmar que estas elecciones representa la vuelta a un “bipartidismo” (entre el PLN y el PUSC); las elecciones municipales no son un parámetro para las elecciones nacionales ni mucho menos; si podemos expresar que representan en alguna medida un entrenamiento y pulimiento de las maquinarias estructurales de los partidos políticos que están en la palestra nacional. Son circunstancias diferentes y “sin lanzar campanas al viento” es preferible esperar el comportamiento de los ciudadanos en los próximos comicios electorales y el desarrollo de los acontecimientos políticos tanto de futuros candidatos como de las acciones que tomen los propios partidos políticos.

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