De lo que sucede con el capitalismo: una excusa para un análisis global y local

Ocean Castillo Loría

Ocean Castillo Loría

La historia del mundo, ha sido historia de imperios. En el caso de occidente, tiene un gran impacto el imperio romano. Pero ese imperio también se cayó. Se nos antoja presentar entre otras razones de su caída, lo que anota el apóstol San Pablo:

… han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras. Decían que eran sabios, pero se hicieron tontos… los ha abandonado (Dios) a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben. Están llenos de toda clase de injusticia, perversidad, avaricia y maldad. Son envidiosos, asesinos, pendencieros, engañadores, perversos y chismosos. Hablan mal de los demás…insolentes, vanidosos y orgullosos, inventan maldades… no sienten cariño por nadie, no sienten compasión”. (Romanos 1: 21 – 22. 28. 29 – 30. 31. Biblia de Estudio Dios Habla Hoy)

En el momento presente, el capitalismo salvaje nos ha llevado al consumismo, la desigualdad y el poder basado en el poseer y el dinero (Por cierto, el mismo San Pablo diría que el amor al dinero, es la raíz de todos los males)

En ese proceso, el capitalismo ha roto tejidos sociales, ha fracturado colectividades y el fruto de esto, no cae sobre un mercado metafísicamente concebido (Un mercado que se deprime, se alegra, se debilita o revitaliza), los efectos del capitalismo salvaje, caen sobre las personas.

Los tiempos de la bipolaridad terminaron hace rato con la caída del Muro de Berlín. La alternativa del llamado socialismo científico se cayó, pese a ello, en América Latina, con el finado Hugo Chávez, se trataba de rescatar una opción, con el mal llamado “Socialismo del siglo XXI”.

Este tipo de alternativas, demostraba fuera de toda duda razonable, que politólogos de la corriente de Francis Fukuyama, estaban equivocados: “la historia no se ha acabado”, el capitalismo salvaje, parecía no estar solo.

A esta altura (Digamos de 1989 con la caída del muro, dígase que desde la década de los noventas, cuando escribió Fukuyama), resulta ser que este capitalismo monetarista, no termina de funcionar. Pero lo cierto es que las alternativas del corte “Socialismo del siglo XXI”, tampoco nos han dejado nada positivo.

¿Morirá el capitalismo?: no creemos, pero de que debe cambiar, debe cambiar…

Al escenario expuesto hay que sumar otro tema: en muchas ocasiones, sobre estos tópicos, los periodistas, le piden opinión a los abogados (Quizá se cree que desde el Derecho, pueden encontrarse respuestas para la economía y la política), el asunto es, que por lo general (Lo decía Marx): el Derecho tiende a defender el status quo.

No podemos olvidar, como hace algún tiempo, nos encontramos con una abogada que se había tragado “el discurso Trump”, cuando le hacíamos señalamientos, desde la Doctrina Social de la Iglesia y desde la historia misma (Por ejemplo, no sabía que el Presidente Ascensión Esquivel Ibarra, había nacido en Nicaragua), sobre los errores de esas tesis, confundió vehemencia con enojo y nos terminó acusando de sandeces (No olvidemos a San Pablo: “… han terminado pensando puras tonterías…”)

Por si fuera poco, en la lógica de la polarización, para muchos, cualquier alternativa al capitalismo salvaje, es simple y llanamente comunismo. No olvidemos como la campaña electoral del 2014 en Costa Rica, se resolvió mucho en el marco de esa polarización.

En Estados Unidos, se ha probado estadísticamente que, el 50 % de la juventud, prefiere algún grado de socialismo que capitalismo salvaje. Los defensores de este último, se burlan de esa juventud, diciendo que estas ideas cambian, cuando esos jóvenes comienzan a trabajar. En el caso costarricense, ni siquiera eso se podría decir, pues a nuestros jóvenes, les cuesta “un mundo” conseguir empleo.

Entonces, cuando miramos a los economistas (No los que leen los libertarios o los liberal – progresistas en Costa Rica), sino los que buscan reformar el capitalismo, nos encontramos varios conceptos:

– Democracia económica (Joe Guinan)
– Green New Deal (Alexandria Ocasio – Cortez)
– Socialismo participativo (Thomas Piketty)
– Capitalismo progresista (Joseph Stiglitz)

Esto refleja cuando menos dos cosas:

a) El capitalismo economicista tiene fallas (La utopía que nos presentó con el DR – CAFTA un ex presidente, no se dio)

b) Volvemos a las palabras gastadas (El ex Presidente socialdemócrata José Figueres Ferrer, escribió su primer libro, llamado “Palabras Gastadas”, en el que hablaba de cómo se traían y llevaban conceptos como: democracia, socialismo y libertad; en este caso las palabras son: democracia, socialismo, capitalismo)

Lo cierto es que independientemente de las palabras, el capitalismo neoliberal ha tenido sus consecuencias:

– Bajos sueldos.

– Pauperización de los trabajadores.

– Crisis de la banca (En Costa Rica, el mal llamado “plan de salvamento”, traerá como fruto, el debilitamiento de la banca pública, para salvar a la banca privada)

– Mayor desigualdad (Chile es uno de los países más desiguales del mundo, de hecho ocupa el lugar 7, conforme al Banco Mundial y Costa Rica, padece un flagelo que lo coloca en un triste noveno lugar conforme a la misma fuente)

– Populismo (El modelo economicista, le abrió las puertas a Chávez – Maduro, Morales y Ortega, en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, solo para poner algunos ejemplos)

– Los peligros del cambio climático ( ya lo ha dicho el teólogo de la liberación Leonardo Boff: este capitalismo cree que los recursos son infinitos, Trump dice que los problemas climáticos son un invento)

Por si fuera poco, el modelo reformista (En el caso costarricense de 1940 a 1978), había fortalecido a los estratos medios (Los sectores bajos podían ascender y la clase media, era un colchón de contención que no dejaba de ser beneficioso para los estratos altos); se cumplía la idea socialdemócrata: “La mejor estrategia de combate al comunismo, era una excelente política social, que abriera oportunidades para las mayorías”.

Entonces se abren las disyuntivas: cuando se nos comenzó a vender el modelo economicista, se nos decía que el Estado no era la solución, sino que era el problema (Eran las épocas de Reagan y Thatcher), es lo que en efecto, se conoce como “la larga noche neoliberal” (Esto no es un invento de la izquierda)

Hoy, 30 años o un poco más de aquello, de nuevo se nos dice que estamos al filo del precipicio, pero ya no por el supuesto “Estatismo”, sino por un tipo especial de capitalismo: el anárquico, el mismo que fue responsable de la crisis global del 2008.

Así las cosas, tenemos que repetir cosas que conocemos, pero parece que no sabemos aplicar para prevención: los extremos son malos, el socialismo científico, llevaba al Estatismo extremo (Lo que el ex presidente socialdemócrata costarricense Luis Alberto Monge, llamara “el capitalismo de Estado”, lo que su compatriota y colega, también socialdemócrata, Daniel Oduber denominara “la revolución imposible”)

Pero el otro extremo nos ha resultado también fatal: las pasadas elecciones en Estados Unidos fueron ejemplo de ello: el surgimiento de Bernie Sanders, desde una perspectiva contestataria no es casual, el mismo Trump, defendiendo un capitalismo “anti globalitario”, que conduce a un retraimiento de Estados Unidos en el marco del libre comercio o hasta de su política exterior.

Es este extremismo la base de las protestas en Ecuador o Chile (En estos países, las colectividades ven a sus gobernantes, tal y como hiciera la descripción San Pablo: “Están llenos de toda clase de injusticia, perversidad, avaricia y maldad.”)

Ahora: ¿Significa lo anterior que “el capitalismo ha llegado a su final”?: repetimos, no lo creemos, pero quizás lo que ha llegado a su final es el anarco – capitalismo. En esta línea, cabe preguntarse: ¿Ha llegado a su final el capitalismo neoliberal?

No entraremos aquí en detalles, pero es que ese arquetipo de capitalismo, también tiene varios tipos: uno de ellos, es el denominado “ordo liberalismo”, que implica sostenerse en un orden legal que implicaría no caer en el anarquismo (Algo de esto lo podemos ver en el libro: “Al Progreso por la Libertad”, del ex presidente socialcristiano, Miguel Ángel Rodríguez)

Por su parte, al comienzo del hoy desaparecido (Cuando menos momentáneamente), Movimiento Libertario (ML), éste planteaba un claro anarco – capitalismo, pero en la campaña electoral del 2014, giró hacia una visión medio socialcristiana. En lo que refiere al Partido Liberal Progresista, esperaremos a ver, por cual lógica de capitalismo monetarista se inclinará.

El discurso del final del capitalismo en muchos sectores políticos toma fuerza, pero toma fuerza de manera equivocada: recuerdo hace un par de años en España, escuchando algunos programas de radio vía Internet, como un sociólogo y un sindicalista, hablaban simplonamente de la resurrección de la vía revolucionaria del marxismo.

En Costa Rica, sectores del izquierdista Frente Amplio (FA), se mueven entre “un socialismo a la tica” (En la línea del histórico dirigente Manuel Mora Valverde) y otros, abrazan (De manera explícita u oculta), el mal llamado “socialismo del siglo XXI”.

Lo cierto es que la economía debe ser transformada y debe ser transformada, porque los defensores de la visión economicista, cometen un error central: creen que la dinámica individualista, solamente es aplicada y concretada en la economía (Homo Oeconomicus)

Recordamos como el fallecido periodista Julio Rodríguez, decía que el modelo económico no influía en los valores o antivalores de la cultura (El quehacer del ser humano), repetimos esto no es cierto: volvemos a San Pablo, para describir al “costarricense promedio, fruto del modelo neoliberal”: “…Son envidiosos, asesinos, pendencieros, engañadores, perversos y chismosos. Hablan mal de los demás…insolentes, vanidosos y orgullosos, inventan maldades… no sienten cariño por nadie, no sienten compasión”.

Se nos puede tachar de exagerados, pero basta observar cómo se transforman muchos “ticos”, al conducir un automóvil, cómo la desigualdad provoca frustración, cómo estamos en términos de inseguridad, cómo la pendencia golpea nuestros barrios, hasta nuestras escuelas y colegios; basta mirar cómo casi que hay plena libertad para el ejercicio de estafas, cómo el “labriego, sencillo”, se ha tornado perverso; basta mirar las redes sociales y los medios de comunicación, para atisbar como se alimentan del chisme, del “comerse a los demás”.

Basta mirar cómo la insolencia destruye la base de la sociedad que es la familia. Es cuestión de una rápida mirada, para observar cómo la vanidad carcome a nuestra juventud, arrodillada a la “Sociedad del espectáculo” (Vargas Llosa); el servicio y la humildad, en muchos estratos sociales, es trocado por el orgullo (“No me digan nada”, “usted no sabe quién soy yo”); finalmente, el maltrato hacia la niñez, los adultos mayores, hasta la crueldad animal, son reflejo de que los “ticos promedio fruto del modelo monetarista”: “…no sienten cariño por nadie, no sienten compasión”.

Por si fuera poco, la historia de la humanidad, no deja de ser “un conjunto de oportunidades perdidas”. Leyendo las memorias del ex presidente liberal, Julio Acosta García, sorprende como visualizaba la llegada de la I Guerra Mundial, como describe con crudeza sus eventos y como se llena de esperanza de una “era de paz”, luego de la carnicería. Lo cierto es que al final de su vida, vivió parte de la II Guerra.

Convulsiones – épocas de calma – oportunidades perdidas – convulsiones, parecen ser parte de los ciclos de la historia (Aunque en términos de ciencias sociales, se debe ser cuidadoso con eso de ceñirse a los ciclos)

En 1989 se cayó el comunismo, en 2001, era claro que China era un país con dos sistemas. Algunos decían que era posible, la combinación capitalismo y democracia, otros caían en el error: “capitalismo es democracia”.

Pero la oportunidad se perdió: en nombre de la libertad política, se perdía la dimensión social en el ejercicio del gobierno. En el caso de la pacificación centroamericana, se creía que la democracia política, iba a traer indefectiblemente la democracia social. En Costa Rica, donde había democracia social, comienza el “ajuste estructural” y la idea que se puede resumir en la formula: “más mercado, menos Estado”.

¿El resultado a esta altura?: desigualdad de riqueza y oportunidades…

El problema es que en el caso de Costa Rica, nuestra política y nuestra economía, han caído en un “juego de espejos” muy intrincado: el partido oficialista en la “suiza centroamericana”, surgió del desencanto hacia la política, hacia lo político, hacia los partidos políticos tradicionales.

Ellos: el socialcristiano, Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y el socialdemócrata Partido Liberación Nacional (PLN), dejan de lado sus principios ideológicos originarios (Aunque en el PUSC, siempre ha habido un grupo claramente monetarista), para abrazar la visión neoliberal, esto, unido al tema de la corrupción, son parte de los factores que generan el nacimiento del Partido Acción Ciudadana (PAC)

Más que un planteamiento programático e ideológico, esta agrupación alzó la bandera de la ética. El problema se presentó, cuando al perder las elecciones del 2010, su líder Ottón Solís, se fue a dar clases a los Estados Unidos, dejando un vacío de poder, que fue tomado por sectores de izquierda, dentro de la estructura partidaria.

Al llegar al poder en el 2014, muchos analistas creíamos que el entonces Presidente electo, Luis Guillermo Solís, le imprimiría a su gobierno y a su partido, una impronta socialdemócrata, pero no fue así: muchos de los cuadros de su gobierno, provenían del PUSC, no había un eje central de gobierno, lo que hizo que muchos de sus Ministros, confrontaran con otros actores del sistema político, lo que hacía que el mandatario, tuviera que salir a defenderlos, desgastándose.

Al final, ni la bandera de la ética se pudo sostener: discursivamente, se hablaba de un manejo “heroico” de las finanzas públicas, pero luego se descubrió un faltante que fue denominado: “el hueco fiscal”, luego vendría un escándalo relacionado con la presunta idea de romper el monopolio en el mercado del cemento (El llamado “cementazo”)

Así, las elecciones del 2018, pueden resumirse en dos etapas:

1) Una primera, en la que el telón de fondo de la campaña era la corrupción (“Cementazo”), en donde discursos de combate duros (Juan Diego Castro), sacaban ventaja

2) Poco antes de la concreción de la primera ronda, se da un pronunciamiento de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, sobre el abrir la puerta al matrimonio homosexual. Esto cambió el telón de fondo de la campaña (Segunda etapa); ya no era la corrupción o los problemas económicos, el tema, el centro era si se aceptaba o no, el matrimonio homo afectivo.

3) Esto permitió la entrada en segunda ronda de dos partidos con tesis contrarias (Polarización): el partido neo pentecostal, Restauración Nacional (PRN) y la agrupación que estaba en el gobierno (El PAC); el primero contra la tesis del matrimonio mencionado y el segundo a favor.

4) Esto introdujo, el tema religioso en la elección, por “arte de birlibirloque”, quienes defendían el matrimonio homosexual, señalaban lo peligroso de que un “partido religioso”, gobernase el país, pero también usaban argumentos religiosos: En el neo pentecostalismo, se atacaba al catolicismo (La Virgen de los Ángeles), por lo que el PAC, era defensor de la Patrona de Costa Rica.

5) En términos económicos (Tema que había caído en el recuerdo), el PAC había hablado de la necesidad de una reforma fiscal, pero no lo subrayaba mucho, pues esto hacía saltar los señalamientos de corrupción y el “hueco fiscal”; el PRN, parecía presentar tesis más economicistas.

6) Al final el PAC ganará en segunda ronda.

Esto nos introducirá en otra dinámica:

A) Se fortalece la imperiosa necesidad de un “gobierno de unidad nacional”, en el fondo esta tesis resultó un mito, pues lo que se hizo fue dividir el gobierno en dos sectores: el social (PAC – FA) y el económico (Donde se le dio un papel preponderante a gente del PUSC o afín a ese partido, empezando por el Ministro de la Presidencia, Rodolfo Piza, ex candidato presidencial socialcristiano)

B) Cuando las bases sociales de voto del PAC, esperaban que la agenda cultural tomase preponderancia (Matrimonio homosexual, aborto terapéutico), resulta que el sector económico, tomó hegemonía y se entró al problema fiscal, esto por medio de una reforma, que claramente favorecía a los sectores más poderosos del país.

C) El gran empresariado, apoyaba al gobierno y los sindicatos y otros actores sociales se le oponían. Estos últimos pierden la batalla, cuando la Sala Constitucional, legitima la reforma fiscal (De nuevo el factor Derecho, sustentando tesis hegemónicas)

D) En ese marco, se darán nuevos movimientos sociales, en busca de no someter a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a la regla fiscal, que le perjudicaría en su funcionamiento. El Presidente Ejecutivo de la institución, logra una negociación con los sindicatos, pero ésta es tirada abajo, alegando fallas jurídicas.

Más adelante, retomaremos la situación económica nacional, pero como puede verse, Costa Rica ha sido sometida por años (No sin conflictos), a una lógica de capitalismo monetarista, donde el Estado es subordinado a achicamiento y austeridad (Esta última no siempre se logra), ese mismo capitalismo, que en la “Aldea Global”, ha generado la proliferación de ideologías extremas, y hasta la resurrección de nacionalismos.

El racismo se profundiza, en el caso costarricense, no se puede negar que las tesis “anti nicaragüenses” proliferan (Xenofobia). Y ante todo ese cuadro, a la final, se concluye que: estamos divididos por todo lado (Como bien lo ha demostrado el proyecto de análisis de coyuntura, del Centro de Investigaciones y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica)

División y juego de espejos… ¿Estaremos ante un caso de patologías propias de la investigación de la psicología social?

Ahora bien, en términos de comunicación política, el capitalismo podría crear una nueva narrativa, ésta con un claro elemento de justicia, por ejemplo: ¿Puede ser el capitalismo, más inclusivo?; ¿Menos explotador?, ¿Menos destructivo ecológicamente?

Estas preguntas, no ocultan una realidad: el capitalismo es un excelente sistema para producir riqueza, pero pésimo para distribuirla (Esto lo sabíamos en Costa Rica, cuando menos, desde los tiempos del reformismo de Jorge Volio, aún más, desde más atrás: no se puede olvidar la “Carta sobre el Justo Salario”, de Monseñor Thiel))

Entonces, volviendo a las ideas del ex presidente Daniel Oduber, si el capitalismo, es el sistema económico posible, pues, debe darse dentro de él una revolución posible, que dicho sea de paso, sería la única revolución.

Esa única revolución, tendería a salvar el sistema, pero reformando (No sustituyendo) al capitalismo. Para ello, el sistema debe ser controlado, digamos regulado. Es increíble que recientemente, desde Chicago (Donde surgió la escuela neoliberal), algunos economistas, hablen de la imperiosa necesidad de un “capitalismo civilizado”.

Seguimos en el mundo de las ideas y las tipologías: el especialista Branco Milanovic, dice que hay dos tipos de capitalismo: uno, liberal – meritocrático y otro autoritario: de nuevo, en buena teoría, al estar nosotros en Occidente, perteneceríamos a la primera categoría.

El segundo tipo de capitalismo, se basaría en una burocracia eficiente, sin ley y sin autonomía del Estado (Conste, es un poco extraño que se haga esta descripción, tomando en cuenta, que basados en la teoría sociológica de Weber, la burocracia surge dentro del Estado y lo “objetiva” en su accionar, esa “objetivación”, depende de la ley. Por otra parte, de lado marxista, Nikos Poulantzas, cuestiona la autonomía Estatal, pues éste, se encuentra atravesado por los “intereses de clase”)

Por su parte, el capitalismo liberal – meritocrático, serviría a la plutocracia (Este tema también merecería profundización: la categoría en sí misma, estaría reconociendo que el capitalismo liberal, sirve a una dinámica particular, la plutocrática: ¿Qué libertad económica es esa?, pero además: ¿Dónde quedan los méritos, si se tiende a la concentración de la riqueza?)

Profundizando estas tipologías, resulta que tienen cosas en común:

– Aumento de la inequidad.

– Concentración del poder político en una élite.

Entonces: vamos con calma: si el capitalismo es autoritario, no es democrático. Pero si el capitalismo liberal – meritocrático, concentra el poder político en una élite, entonces tampoco es democrático: conclusión: no hay relación entre capitalismo y democracia.

Con esto dicho, entra en el escenario Joseph Stiglitz, quien propone un “capitalismo progresista”: este premio Nobel, nos presenta una idea, que desde la socialdemocracia clásica ya teníamos clara: que la tesis de Reagan de que “El Estado no es la solución, es el problema”, es un total error.

Hay que decir algo que para expresar lo menos, a los economistas libertarios o liberal progresistas les molesta: la contaminación ambiental, la inestabilidad financiera, la inequidad, han sido motivadas por el sistema de precios y mercados.

Thomas Piketty, plantea un “socialismo participativo”. Aquí caben algunos apuntes. Cuando este intelectual expuso sus tesis, algunos marxistas vieron luz de esperanza, esto porque el estudio más famoso del científico, es: “El capital en el siglo XXI”. Los materialistas creyeron que iba a hacer una actualización de la obra magna de Marx. Tiempo después, algunos le criticaron, que el estudio era muy amplio para concluir que lo que se requería era un impuesto sobre los capitales globales.

Para otros, el economista francés, va más allá, con ideas como:

– Empresas manejadas bajo cogestión.

– Herencia de 120 000 euros para jóvenes de 25 años.

Mas por otra parte, también hay que decir que la reforma al capitalismo, implica el combate a los paraísos fiscales y a la elusión de las grandes corporaciones. Un triunfo en esa palestra, sería un triunfo, a favor de un capitalismo justo y progresista; diríamos nosotros, a favor de un capitalismo con visión socialdemócrata.

De este modo, la tesis reformista antes dicha: “La mejor estrategia de combate al comunismo, era una excelente política social, que abriera oportunidades para las mayorías”, retoma fuerza. Pero hoy, ante una decadente política social, ante la realidad de que quienes están en el poder solo gobiernan para determinados grupos (Plutocracia), se cumple la frase del abolicionista, Frederick Douglass: “El poder no da nada sin exigírselo…”.
Esta es la base de las protestas que se dieron y se dan en Costa Rica, Ecuador, Chile. Por cierto, que en este primer país, ante las recientes protestas en las universidades públicas, se ha dado la renuncia de la Ministra de Hacienda y hasta el cuestionamiento, sobre todo, al Rector de la universidad Nacional (UNA), Alberto Salom

Ahora, la base de las protestas, se refuerza, con lo que dice San Pablo: “…Están llenos de toda clase de injusticia, perversidad, avaricia y maldad…. no sienten cariño por nadie, no sienten compasión”. No en balde, debe buscarse una redistribución del poder económico. Entonces, como en una democracia, el control político, es ejercido entre todos, la riqueza, debería ser repartida entre todos.

De nuevo, en la socialdemocracia clásica, esto es la democracia económica, igual que como hoy lo están rescatando los economistas Joe Guinan, Martin O’Neall y Chiristine Berry. La economía debe ajustarse a la sociedad y no la sociedad a la economía. Dicho sea de paso, esto revalorizaría un principio importante de la Ciencia Política: la economía debe estar subordinada al sistema político y no el sistema político a la economía.

Por otro lado, muchos han insistido en que estamos ante un cambio de era (En Costa Rica, no se puede dejar de mencionar a Rolando Araya); para algunos intelectuales, un signo de ese final, es el cambio climático.

El telón de fondo de esta lógica, parece ser una ecuación en la que suman: el crecimiento económico, la dominación social y la desigualdad (Volvemos a citar a Leonardo Boff, en esta tesis); Si esto es cierto, entre otras cosas, el cambio climático, pondrá en jaque a las clases dominantes.

El tema aquí es que el capitalismo economicista, va más allá de la economía: ya hemos dicho que impacta la cultura y la política, repetimos, al grado de que muchos confunden capitalismo con democracia.

Así las cosas, una visión reformista, debe tener un enfoque integral, incluido el tema ecológico, por ejemplo, iniciativas para la producción con energías limpias, actualización de las redes de energía, modernización del transporte etc.

Esa visión, debe incluir un componente desde el cristianismo liberador: una política para el servicio, una economía para la solidaridad, en suma, una cultura para la verdadera libertad, libertad que no es simplemente la libertad de mercado que es a lo que han reducido la libertad, los monetaristas.

En el caso costarricense, si uno mira cuando menos someramente, los últimos 37 años, no se pueden cerrar los ojos al camino de la desigualdad, el crecimiento mínimo de la producción y la crisis financiera.

Entonces, vamos cerrando como comenzamos y para dolor de Libertarios y Liberal – progresistas, hay que repetirlo: el capitalismo neoliberal no funciona. Esta es la verdad, un capitalismo que pregona libertad, es en el fondo un sistema de dominación.

Dominación que implica una economía cruel, una política que solo sirve a determinados sectores (En el caso costarricense, lo repetimos, la continuidad del gobierno del PAC, favorece a los sectores empresariales, que aún así, hoy están divididos)

Para colmo de males, el capitalismo economicista, es un cáncer que tiende a la metástasis: protestas en Ecuador, protestas en Chile, protestas en Costa Rica, donde una Sala Constitucional, formalista y conservadora, cierra válvulas de escape de la presión social, reformando el marco legal de las huelgas. En la práctica, prohibiéndolas (De nuevo los ecos de Marx, el Derecho, defiende al statu quo)

A esto debe sumarse en el caso costarricense, que estamos divididos por todo lado, entre centro y periferia, entre clase sociales, entre estructuras políticas (Cámaras empresariales, partidos políticos y sindicatos divididos): ¿Resultado?: los pocos que están mejor, desprecian a las mayorías pauperizadas (Esto es lo que no vio la Iglesia Católica, cuando el pasado 2 de agosto expresó que el tema de la lucha de clases, es una tesis trasnochada. La realidad es que en nuestro país, la lucha de clases es implícita)

Frente a esto, algunos hablan de la necesidad de una “economía del afecto”, una economía que cuide de niños, de mujeres… pero de esto, se viene hablando desde hace tiempo, de nuevo el teólogo de la Liberación, Leonardo Boff, viene expresando, cuando menos desde principios de este siglo, sobre un cuidado esencial, como ética de lo humano: se trata de “padecer con el otro”, “padecer con la tierra”. El problema es que mucha gente entiende “padecer”, como tener lástima, cuando en realidad, es solidarizarse. Una vez más, el reformismo requiere un componente de cristianismo liberador.

Entonces, como lo escribiera hace poco en redes sociales, el ambientalista Freddy Pacheco León, este es el momento de las soluciones socialdemócratas y nosotros nos atreveríamos a agregar: clásicas, esto, porque en Costa Rica, en el 2005, el ex presidente Oscar Arias, hablaba de socialdemocracia flexible, entendiendo por flexibilidad, la tesis monetarista de: “Más mercado, menos Estado”.

Es el tiempo de construir (O reconstruir), una Costa Rica democrática, con una profunda democracia social. Es la hora de una socialdemocracia con un marco cristiano liberador (Ya lo hemos dicho varias veces en este amplio texto), es la hora de andar, pero de verdad, por el camino costarricense, por un camino propio.

En 1921, el teórico socialista R. H. Tawney, dijo: “los hombres no deberían ser gobernados por ninguna autoridad que no puedan controlar”. Este capitalismo, que es el que defendían Reagan y Thatcher, se ha tornado anárquico y los que sufren, no son números, son personas.

Debemos regresar a un compromiso con el ser humano: la economía al servicio de éste y no al revés. Un compromiso con la salud, con la equidad, con la democracia política y la democracia social.

La lucha por ello, nos hace entrar en la utopía como meta y la lucha (La lucha sin fin, diría don José Figueres Ferrer, a quien ya hemos recordado), como camino. Ese camino debe tener varias estaciones:

– Bajar la inequidad en los ingresos y riqueza.
– Las mismas oportunidades de crecimiento para todos.
– Oportunidades de trabajo.
– Igualdad de influencia política.

Para lograr esto, de nuevo, los socialdemócratas sabemos el camino: más instrumentos de economía social: cooperativismo, solidarismo, Sector de Economía Laboral…

Sí, ha llegado la hora de la Esperanza, ha llegado la hora socialdemócrata, ha llegado la hora del cristianismo liberador. Solo de esta manera, Costa Rica logrará el bienestar del mayor número.

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