“Copago” de cirugías: un pésimo negocio para la Caja

Luis Paulino Vargas Solís

Luis Paulino Vargas

La Nación no es un medio particularmente comprometido ni con los servicios de seguridad social, ni, en general, con nada que tenga que ver con el sector público. Su agenda -como la del presidente Chaves- se inspira en el catecismo de la privatización. Justo por esa razón resulta más interesante el reportaje que publicó hace unos días, sobre la propuesta de “copago” formulada por Marta Esquivel, en el cual el periodista Diego Bosque comparaba el costo de diez tipos de cirugías, en el sector público y en el privado.

Las diferencias son abismales. En el caso más favorable -la cirugía del “túnel carpal”- la cirugía en lo privado cuesta 2,1 veces lo que en la Caja. Los peores casos son los de la “hernioplastia inguinal” y la “hernioplastia abdominal”, en los cuales la diferencia equivale a 6,46 veces.

Con los servicios privados de salud sucede como con la banca privada: funcionan con costos unitarios muy altos. En parte, porque los propietarios demandan altas tasas de rentabilidad; en parte porque están diseñados para una clientela “selecta”, lo cual implica gastar en una amplia gama de onerosas “amenidades”.

El sistema de “copago” que Marta Esquivel y Rodrigo Chaves vienen promoviendo, consiste en lo siguiente:

  • La persona se hace la cirugía en un hospital privado.
  • Se le da un subsidio equivalente al 56% del costo que esa misma cirugía tendría en la Caja.
  • El resto de la tarifa lo cubre la propia persona.

Ejemplo:

  • Una “artroscopia de cadera”: en la Caja cuesta ₡1.284.968.
  • La persona, recibe entonces un subsidio por el 56% de ese monto, o sea, aproximadamente ₡580 mil.
  • El costo en lo privado rondo los ₡7.300.000.
  • Réstele a esta última cifra, el subsidio que da la Caja: la persona deberá poner de su bolsillo un monto que ronda los ₡6.720.000

En el mejor de los casos -la cirugía de “túnel carpal”- a la persona le tocará desembolsar ₡1.200.000.

Conclusiones:

  1. Solo personas con ingresos suficientemente elevados podrán recurrir al mecanismo de “copago”.
  2. Por lo tanto, esto se convertirá en un mecanismo de subsidio a favor de personas de altos ingresos. Los pobres jamás podrán beneficiarse.
  3. Para las empresas y propietarios de los hospitales privados, serán un negocio redondo ¡Que ni pagado a hacer!

Por cierto: ¿se acuerda usted cuánto contribuyeron estos hospitales privados a la emergencia extrema de la pandemia del Covid-19? Cero. Ese el mismo aporte que están dispuestos a dar, en relación con el problema de las listas de espera.

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