Cambios en el modelo y pensamiento teológico (I)

Aquí yace una boca de oro.
Predicó con elocuencia lo que nunca vivió.
Enseñó magistralmente lo que nunca aprendió.
Habló maravillosamente de aquel que nunca conoció.
Definió con maestría la Gracia que siempre le faltó.
Sobrado en todos los talentos, careció de amor.
En su boca hubo oro, pero mármol en su corazón.

Epitafio de un teólogo.

Teología

Ocean Castillo Loría

I

Hay áreas del conocimiento, en las que se pueden generar gran distancia entre sujetos y objetos de estudio: un caso de ello, es o puede ser, la teología. En el caso del catolicismo, el Papa Francisco, está pidiendo una teología encarnada.

Esa teología, debe estar al servicio de la iglesia y de la humanidad. esto, podría significar en principio, un énfasis en la teología pastoral. Conste que lo que pide el Papa, es un verdadero cambio. Desde ciertas visiones epistemológicas, el conocimiento “que no es utilitario” (Que no tiene una utilidad), no sirve: así, a la pregunta: ¿Para qué sirve la teología?: la respuesta es: “no sirve para mucho o no sirve para nada”. Y cuando se opta por la primera tesis: “no sirve para mucho”, resulta que el producto es el sostenimiento de ortodoxias (Y hasta ortopraxis) equivocadas.

Históricamente: Jesús de Nazaret, lleva problemas a la teología del judaísmo del siglo I: en los relatos de la infancia, San Lucas, relata lo que podríamos denominar: “la primera iniciativa del joven Jesús”: él va con sus padres a Jerusalén, de regreso, el nazareno, “se le pierde a José y a María”; ellos vuelven a la ciudad; “y al tercer día”, lo encuentran: “… en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.” (Lucas 2: 46)

Desde una visión histórico – crítica, el texto es más simbólico que histórico:

  • Jesús va a Jerusalén.
  • Se pierde.
  • Al “tercer día”, reaparece.
  • Cuando María le pregunta a Jesús: ¿Por qué ha hecho esto? (Versículo 48); la respuesta del muchacho es: “… ¿No sabían que yo debo estar en los asuntos de mi Padre?” (Versículo 49)

El primer Evangelio escrito, es el de San Marcos:

  • En el capítulo 8 de ese libro, se da la confesión de Pedro: Jesús es el Mesías.
  • De seguido, el nazareno, hace el primer anuncio de la pasión y resurrección.
  • En el capítulo 9, hace el segundo anuncio.
  • En el capítulo siguiente, hace el tercer anuncio: “Miren, estamos subiendo a Jerusalén: el Hijo del Hombre será entregado a los sumos sacerdotes y los letrados, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos, que se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y le darán muerte, y luego de tres días resucitará” (Marcos 10: 33 – 34)

Entonces, en el relato de Marcos, “se cumple”, el relato de Lucas:

  • En el segundo, Jesús va a Jerusalén; en el primero, Jesús dice: “Miren, estamos subiendo a Jerusalén…”
  • Se pierde conforme a Lucas; en Marcos: “…el Hijo del Hombre será entregado a los sumos sacerdotes y los letrados, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos, que se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y le darán muerte…”; es decir: “se pierde”.
  • En Lucas: al tercer día, reaparece: en Marcos: “…y luego de tres días resucitará”.

Ahora: sigamos en Marcos: Jesús va de Galilea a Jerusalén, proponiendo un proyecto alternativo: el Reino de Dios. Éste, se opone a lo que los teólogos Borg (era protestante) y Crossan (Es católico), llamarán: “el sistema de dominación”: ese sistema de dominación, tiene las siguientes características:

  • Una política a la orden de ciertos grupos.
  • Una economía egoísta, al servicio de los mismos grupos.
  • Una cultura opresiva, que alimenta las esferas políticas y económicas.

El Reino de Dios:

  • Presenta una política de servicio.
  • Una economía para la solidaridad.
  • Una cultura para la verdadera libertad, basada precisamente en el servicio.

Así, el proyecto de Jesús, se opone al sistema de dominación: desde el principio esto es claro:

  • Jesús perdona los pecados y los letrados se oponen (Marcos 2: 6 – 7)
  • Él come con recaudadores de impuestos (Traidores a Israel, por servir al imperio romano) y pecadores. Los letrados cuestionan ese comportamiento (Marcos 2: 16)
  • Los discípulos de los fariseos, ayunan. Los discípulos de Jesús, no lo hacen (Marcos 2: 18)
  • Los seguidores de Jesús, rompen el día de reposo (2: 23; 3: 2)
  • Los letrados, lo acusan de estar endemoniado (3: 22)
  • Su misma familia lo cuestiona (3: 31 – 32)
  • Entre el ser humano y la economía egoísta: Jesús escoge al primero (5: 1 – 20)
  • El Cristo (Mesías), reivindica la dignidad de la mujer (5: 21 – 43)
  • Lo rechazan en su pueblo Nazaret (6: 1 – 5)
  • Los fariseos y los letrados, cuestionan que los seguidores de Jesús, no siguen la tradición (7: 1 – 23)
  • Jesucristo, rompe la visión nacionalista de la acción de Dios, reivindica su acción como católica (Universal) (7: 24 – 30)
  • Los fariseos, le piden una señal celeste (8: 11 – 12)
  • Ni los discípulos lo entienden (8: 13 – 21)

Y volvemos a lo ya expuesto: la confesión de Pedro… los anuncios de la pasión…

Repasemos rápidamente, ese periodo en Marcos:

  • La entrada triunfal a Jerusalén y la purificación del templo (Capítulo 11)
  • Los sumos sacerdotes, los letrados y los ancianos, cuestionan su autoridad (11: 27 – 33)
  • Jesús los señala por la “parábola de los labradores malvados”, de no cumplir la voluntad de Dios e intentan arrestarlo (12: 1 – 12)
  • Los fariseos y los herodianos (Partidarios del rey Herodes); le preguntan sobre el pago de impuestos al imperio romano (12: 13 – 17)
  • Los saduceos (secta judía, que no creía en la resurrección), le preguntan sobre ese tema (12: 18 – 27)
  • Un letrado le pregunta sobre el precepto más importante de la ley (12: 28 – 34)
  • Jesús acusa a los letrados (12: 38 – 40)
  • En el capítulo 14, se observa el complot para matar a Jesús (14: 1 – 2); la traición de Judas (14: 10 – 11); lo que se conoce como la “última cena” (14: 12 – 25)
  • Jesús es arrestado (14: 43 – 52)
  • Pasa por el juicio ante el consejo judío (14: 53 – 62)
  • Hemos visto que Pedro, es el que hace la confesión sobre el mesianismo, pero luego, lo negará (14: 66 – 72)
  • Jesús pasa por el juicio ante el procurador romano (15: 1 – 15)
  • Jesús muere en la cruz (15: 21 – 41)
  • Es sepultado (15: 42 – 47)
  • Jesús resucita (16: 1 – 8)

En el año 70, se dará la separación absoluta de judaísmo y cristianismo. Al respecto nos dirá el teólogo Sérgio Monteiro, que luego de la invasión romana, en la que será destruido el templo de Jerusalén, se genera una tensión entre fariseos y cristianos.

Los primeros, van a buscar sistematizar el pensamiento judío. En el año 90, se convocará a un concilio, con el objeto de definir las bases de su doctrina. De esta época histórica, se subrayará el accionar de las sinagogas, donde los rabinos, hacían sus oraciones contra los herejes, dentro de los cuales, se incluía a los cristianos.

El teólogo católico, Pablo Richard, nos dirá que entre el 70 y el 90, la comunidad del apóstol Juan, será perseguida… teniendo un conflicto, con lo que en su Evangelio se denominan judíos; y con la sinagoga.

II

Por otro lado, en el mismo Papado, ha habido Pontífices, que han generado problemas dentro de la misma teología cristiana:

  • Juan XXIII, convoca el Concilio Vaticano II.
  • Pablo VI, da un gran impulso al ecumenismo y a la reforma litúrgica.
  • Juan Pablo II, predicó viajando por todo el mundo.

Con este amplio cuadro, regresemos a Francisco: él como Jesús, como la comunidad de Juan, como Juan XXIII, como Pablo VI, como Juan Pablo II; ahora trae cuestionamientos a la academia. Esto ubica al Papa, como un teólogo no – aburguesado, como un teólogo, de lado de la rebeldía al actual sistema de dominación.

Retornemos al judaísmo: esta religión es denominada: “la religión del libro” (La ley de Dios: los primeros cinco libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); el cristianismo, puede ser denominado: “la religión de la encarnación”: según San Juan, capítulo 1, el Verbo, se encarna; y ese Verbo encarnado es Jesucristo.

Bajo ese principio, la teología debe reflexionar la historia en constante cambio desde la revelación, la tradición y el magisterio. Es interesante: “no se trata de repetir como loras, tesis abstractas”: en “La Alegría del Evangelio”, numeral, 236, nos dice Francisco: que el modelo a seguir es el del poliedro: donde confluyen todas las parcialidades que en él conservan su originalidad.

En esas parcialidades que confluyen, y que, no pierden su identidad, es clave el pensamiento complejo del creyente (Es el diálogo entre fe y razón, del que hablaba Juan Pablo II) y que está al servicio del planeta tierra.

El científico exacto, tiene su labor en el laboratorio. El científico social, tiene su papel en la dinámica práctica – teoría, por la vía de la contrastación de las categorías analíticas, con la realidad. La labor del teólogo, debe ser la del compromiso con el Reino de Dios.

Se hace teología, con lo que el catolicismo define como profecía: “denunciar lo incorrecto y anunciar la esperanza”: ¿Qué es lo incorrecto?: el sistema de dominación. ¿Qué es la esperanza?: el Reino de Dios.

El 1 de noviembre del año pasado, por medio de una Carta Apostólica: “Ad theologiam promovendam» (“Para promover la Teología”); se reforma la Pontificia Academia de Teología. Con ello, Francisco busca adecuar la acción teológica para la época presente; y esto sea referencia para la teología en general.

Así: la teología debe tener un valor estable y duradero. El desafío es que: “desde la nueva era, hasta la crisis de la apologética”, hay mucha charlatanería en la palestra que se denomina teológica. Para el Papa, la Teología, debe orientar la obra pastoral.

En este punto, vale rescatar el aporte de los hermanos Leonardo y Clodovis Boff, sobre el modelo de teología de la liberación: para estos autores, ese modelo tiene tres niveles: profesional, pastoral y popular.

El primero (Profesional): es más elaborado y riguroso; con una lógica de tipo científico, metódico, sistemático y dinámico. Unido a un método socio analítico, hermenéutico y práctico. El lugar de ese nivel, son los institutos teológicos y los seminarios; siendo sus momentos privilegiados, los congresos teológicos; siendo sus productores, los teólogos de profesión; la producción oral, es la propia de conferencias, clases y asesorías; la producción escrita: es la propia de artículos y libros.

En su nivel pastoral: la teología es más orgánica con relación a la praxis; la lógica, es la de la acción: concreta y profética; su método, es el clásico en el catolicismo de: ver – juzgar – actuar; su lugar, son los institutos pastorales y los centros de formación; siendo sus momentos privilegiados, las asambleas eclesiales; sus productores son: pastores, agentes pastorales, seglares, religiosas etc. Su producción, se da en discusiones y en reflexiones sobre el Evangelio; y su producción escrita, se da en documentos pastorales.

En su nivel popular: la teología es más espontánea; su lógica es la propia de la vida (oral, gestual, sacramental); su método, es la contrastación del Evangelio con la vida; su lugar son los Círculos Bíblicos, las Comunidades Eclesiales de Base; sus momentos privilegiados, son los cursos de capacitación; sus productores son los participantes en las estructuras mencionadas; su producción oral es: el comentario, la celebración, la dramatización. Finalmente, la producción escrita, son los denominados: itinerarios.

Pues bien, estructuras como la Pontificia Academia de Teología, debe promover y estimular, una teología vivificante y crítica. De nuevo: la teología profesional, debe alimentar a la pastoral y popular, esto en el marco de: “la sinodalidad y la iglesia en salida”.

Contrario a Benedicto XVI (1927 – 2022); Francisco, se ha dedicado más a la teología pastoral que, a la profesional. Esto nos hace caer en las raíces teológicas del Papa: la Teología del Pueblo (TP): aquí debemos hacer un poco de historia: al regresar del Concilio Vaticano II, el Episcopado argentino, funda la Comisión Episcopal de Pastoral (COEPAL), esto para crear un plan nacional de pastoral.

En esa Comisión, nace la TP, cuyo signo ya se observa en la Declaración del Episcopado Argentino en San Miguel (1969); el documento VI, de esa declaración, se dedica a la Pastoral Popular, la que aplicaba la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en Medellín (Colombia), llevada a Argentina.

La COEPAL, dejó de existir en 1973, pero muchos de sus miembros, siguieron reuniéndose como grupo de reflexión, bajo el liderazgo de Lucio Gera, sacerdote, teólogo y docente. Él es valorado como el teólogo más influyente de la segunda mitad del siglo XX en Argentina.

Él fue experto en las Conferencias de Medellín y Puebla, fue Miembro del Equipo Teológico – Pastoral del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) y, más tarde, fue parte de la Comisión Teológica Internacional.

Su teología, fue más oral que escrita, aunque también tiene importantes escritos y hay transcripciones de charlas grabadas. Más tarde el mentor de Jorge Mario Bergoglio, Juan Carlos Scannone, fue parte de esas reuniones.

El contexto político, en el que se desarrolló la COEPAL, fue el siguiente:

  • La dictadura de Juan Carlos Onganía (1966 – 1970)
  • Prescripción del peronismo desde 1955.
  • Represión del movimiento obrero peronista.
  • Surgimiento de las bases de lo que terminaría siendo una guerrilla.
  • Sectores que apoyaban el peronismo, como espacio de resistencia popular ante los militares.
  • Movimientos de protesta social.
  • En la Universidad de Buenos Aires, nacen las llamadas Cátedras Nacionales de Sociología, donde se destacaba Justino O’Farrel, sacerdote diocesano.

El padre Justino, sería parte también de COEPAL, por lo que, sería puente entre esta Comisión y las Cátedras Nacionales. Con esta evidencia, ambas estructuras, se van alejando del liberalismo y el marxismo, además, van logrando concertaciones sobre los conceptos de historia latinoamericana y argentina.

Esos conceptos entre otros, son:

  • Pueblo.
  • Anti pueblo.
  • Pueblos.

Sus opuestos son, también entre otros:

  • Imperios.
  • Cultura popular.
  • Religiosidad popular.

Gera y COEPAL, reflexionarán basados en la categoría “Pueblo de Dios”, que será clave en el Concilio Vaticano II, el tema de reflexión es: “el Pueblo de Dios es la Iglesia: ¿Cuál es la intención de ella, y su interrelación con el pueblo argentino?”

En el ministerio episcopal de Bergoglio – Francisco, esta reflexión se verá reflejada, en el uso de la categoría: “Pueblo fiel”: análogamente: Pueblo de Dios, es pueblo fiel. Así, el Pueblo de Dios, tiene fe y piedad; el pueblo fiel, defiende esa fe y esa piedad de forma popular. Esto es fuertemente valorado por Bergoglio – Francisco.

COEPAL, tendrá claro, que, como fruto del Concilio Vaticano II y la conferencia de Medellín, se impulsa el laicado en la iglesia, pero no solo ello: se trata de insertar la iglesia, en la historia de los pueblos (Valga decir que, esto refuerza la tesis de San Oscar Arnulfo Romero: “la iglesia como cuerpo de Cristo en la historia”)

Así: los pueblos son sujetos de historia; la iglesia es sujeto de historia; los pueblos son sujetos de cultura; la iglesia es sujeto de cultura; pueblo e iglesia, son receptores, pero también son agentes: la iglesia evangeliza, el pueblo tiene una fe inculturada.

Ahora bien, el modelo de la Teología de la Liberación, tiene un ámbito de fuerte abordaje económico: éste, se sustenta mucho en la “teoría de la dependencia”, con lo que, se enfatiza en los imperialismos, y su carácter opresor en los países de América Latina.

Los países subdesarrollados, lo son, por un proceso histórico, como subproducto de los países ricos: desarrollo y subdesarrollo, no son solamente, fenómenos socioeconómicos: no se trata de una yuxtaposición de uno y otro: desarrollo y subdesarrollo, tienen relación causal: hay países en subdesarrollo, porque hay países desarrollados. Los segundos, generan a los primeros.

Por su parte, la TP, no optó tanto por este camino, sino, por la categoría de dominación política (Imperial), que cubre la económica. Eso sí, tanto el modelo de Teología de la Liberación, como la TP, proponen la liberación integral del pecado, incluido el pecado estructural, que podemos resumir en la pobreza.

III

Sigamos el camino de revisión de algunas categorías de la TP: precisamente, la categoría “pueblo”, es ambigua por su riqueza:

  • Pueblo, puede ser sinónimo de nación: “Pueblo costarricense”, “pueblo argentino”.
  • Pueblo, pueden ser las clases y sectores sociales.

La COEPAL, asume la primera acepción: unidad plural de una cultura común, en una historia común, proyectada hacia el bien común compartido. Como puede verse, pueblo e historia, están indisolublemente vinculados.

En este marco, pastores y políticos, deben “discernir los signos de los tiempos”, es decir:

• Conocer el mundo en el que se vive.
• Que se escuche a través de la vida la voz de Dios.
• Ver las señales de los caminos para su misión.

En América Latina, son los pobres quienes, al menos de hecho, conservan como estructurante de su vida y convivencia, la cultura propia del pueblo (Puebla 414); así como su memoria histórica y cuyos intereses coinciden con un proyecto histórico común de justicia y paz.

Esto, aunque estén oprimidos por el sistema de dominación. Por ello, en América Latina, coinciden la opción por los pobres (Categoría clave de la Teología de la Liberación) y la cultura; son los pobres, los que transparentan mejor la cultura común. Francisco, comparte esta tesis.

La TP, no evade los conflictos sociales, pero bajo la categoría de “pueblo”, privilegia la unidad sobre la división (Prioridad repetidamente afirmada por Bergoglio – Francisco); entonces: la TP, contrario a la Teología de la Liberación, no asume “la lucha de clases como principio hermenéutico dominante”; mas eso sí, le da lugar en la historia, al conflicto, incluido el “de clases”; pero, pensándolo desde la unidad del pueblo. Así: el pueblo es unidad. La injusticia estructural e institucional, es una traición al pueblo y los actores de esa traición, se constituyen en “anti pueblo”.

Todo lo dicho, incide en la religiosidad popular: el estar a favor o en contra de la religión, es parte de la cultura. Si se asume la primera posición (Estar a favor), se puede adherir a la tesis de San Pablo VI, en el sentido que, los pobres y sencillos, tienen su piedad (Evangelii Nuntiandi 48)

Desde la Teología de la Liberación, el tema de la liberación del pobre, puede ser un factor de conversión de los no pobres, lo que, a su vez, alimentará la liberación de toda la sociedad. Desde esa perspectiva, un pueblo auténticamente evangelizado, no cae en “el opio”, sino, que tiene un potencial evangelizador que implica la liberación humana (Una evidencia de esta realidad, se encuentra en los resultados de los talleres de “lectura popular de la Biblia”)

Aquí cabe una observación muy particular: en el caso costarricense, lo expresado en el párrafo anterior, puede resultar extraño: la izquierda costarricense, por lo general, se ve poco permeada por la Teología de la Liberación: esto, entre otras razones, porque nuestra iglesia católica, “hace una pastoral de clases medias” (Como lo ha expuesto el sacerdote e historiador, Miguel Picado); en esa misma línea, simpatizantes, partidarios y militantes de la izquierda costarricense, ignoran la dinámica entre marxismo como mediación socio – analítica y, la Teología de la Liberación. En ese sentido, es triste que marxistas, “repitan como loras”, “que la religión es el opio del pueblo”.

Pero regresemos al tema: el Concilio Vaticano II, es interpretado para América Latina, por la Conferencia de Medellín. Y en la Conferencia de Puebla, se sigue esta línea, sumando tesis de la Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi”, de Pablo VI, sobre todo, en materias de: evangelización de la cultura y piedad popular.

Esa Exhortación, a su vez, fue alimentada por la TP (Por medio del Sínodo de 1974) y por reflexiones de obispos latinoamericanos, como el hoy beato Eduardo Pironio (Se le concedió ese título, el pasado 16 de diciembre)

Entonces, de nuevo:

  • Vaticano II es interpretado para América Latina por Medellín.
  • Esta línea es seguida por la Conferencia de Puebla, sumando tesis de la Exhortación Papal citada.
  • Puebla, presenta tesis de Gera (En: “Evangelización de la cultura”) y del connotado sacerdote chileno, Joaquín Alliende Luco (En: “Religiosidad popular”)

Esto nos permite cuando menos dibujar una especie de “círculo virtuoso”:

  • La TP va de Argentina a Roma.
  • Pablo VI la profundiza y alimenta la Conferencia de Puebla.
  • Jorge Mario Bergoglio, alimenta con la TP, la Conferencia de Aparecida.
  • Elegido Bergoglio, como el Papa Francisco, la pone al servicio de la catolicidad de la iglesia.

Regresando a Puebla, esa conferencia, subraya la categoría de “sabiduría popular”: ella está ligada a la religión popular: de ella, surge el conocimiento sapiencial, que no sustituye el conocimiento científico, pero lo ubica existencialmente, lo confirma y lo complementa.

Esa sabiduría popular es clave en la TP, es mediación entre la fe del pueblo y una teología inculturada. Francisco, retomará este tema, al hablar de “conocimiento por connaturalidad”, basado en Santo Tomás de Aquino, Gera y la Conferencia de Puebla.

Más adelante, la conferencia de Aparecida, discernirá: piedad popular latinoamericana con espiritualidad y mística populares (Aparecida 258 al 265. Si se lee el documento, póngase atención, sobre todo al 262)

Descendamos aquí un peldaño más: hablemos de la mística popular, esto, sobre todo, desde Jorge R. Seibold, pastoralista de la TP: él nos dice que:

  • La mística cristiana y con ella, la mística popular, no es ajena a la fe vivida por el creyente: de la fe, la vida mística. La fe es la respuesta al “regalo de salvación de Dios”, por ella sobrevive la experiencia mística. Es por esa fe, que la experiencia mística, se une a la piedad popular. De este modo, el creyente se une a la fe de la iglesia.
  • La mística cristiana y la mística popular, no descartan al ser humano y la cultura en la que se desarrolla. En ella tienen valor: la razón práctica y la razón teórica o especulativa. De ahí, la sabiduría como unión de lo práctico y lo especulativo. Entonces, la experiencia mística, no puede concebirse fuera de la experiencia humana. Aquí es donde la cosa se complica: la mística no es presa de la razón, no se reduce a ella (O lo que es lo mismo decir: “no se reduce a la teología mística”); el ser humano, es racional, pero esa razón, queda superada por la “apertura al Misterio”.
  • La experiencia mística, va más allá de la experiencia de Dios: también está relacionada con la ecología, con la comunidad humana y, por tanto: con el desarrollo y avance de los pueblos: justicia, paz, acción política en la línea del Reino de Dios. entonces: la mística cristiana, la mística popular, está abierta a Dios, a la ecología, a la diversidad de los pueblos. Esto, no solo desde la contemplación, si no, por acercamientos e intercambios significativos entre los seres humanos y las culturas respectivas: quizás, nos encontramos aquí, las bases de la Teología del Pluralismo Religioso.

Podemos decir mucho sobre estos temas, pero entremos directamente en el contenido de la mística en la Religiosidad Popular: la crisis por la que pasa la humanidad, requiere una recomposición del sujeto, de esto, por cierto, ha tenido plena conciencia, la Teología de la Liberación: esto, por ejemplo, en obras como las de Elsa Tamez; Clodovis Boff (Aquí debe aclararse que este autor, abandonó este modelo teológico); Hugo Assmann etc.

Pues bien, Seibold, sostiene que la mística puede colaborar con ello (En esto coincide con autores como Corbí y Armando Robles Robles); precisamente, estos autores citados, refieren a un modelo de descentro del ego, y de allí a un compromiso con el planeta en que vivimos (Leonardo Boff); Seibold, habla de un “despertar religioso” (En lo que coincide con Harvey G. Cox); pero muchos movimientos, llaman a practicar “una mística liviana” (Quizás la “Nueva Era”)

Ahora, se ha dicho que: hay un vínculo entre mística popular y Religiosidad Popular Latinoamericana, por lo que debemos hablar de ella, trataremos de hacerlo sintéticamente:

  • La Religiosidad Popular Latinoamericana, tiene sus inicios en el mismo siglo XVI, pero su reconocimiento se da en el último cuarto del siglo XX; y más propiamente en la Conferencia de Puebla.
  • No sucede lo mismo con el tema de la mística; para el católico promedio, ella es propia de santos.
  • En un comienzo, el cristianismo, es traído por los ibéricos, pero, los indígenas y los africanos, aportan sus propias creencias y contextos culturales, que irán construyendo la piedad popular.
  • En el siglo XIX, se unirá la vertiente criolla: ella será clave en la época de la independencia.
  • A finales del siglo XIX, América Latina, recibe el impacto de fuertes corrientes migratorias. Ellas aportan sus propias creencias: las iglesias históricas de la reforma protestante, evangélicos, pentecostales, sectas. Y otras corrientes religiosas: el judaísmo, el islamismo.
  • Luego vendrán grupos, que pueden denominarse: esotéricos: orientales o “Nueva Era”.
  • Tampoco se puede ignorar el renacimiento de cultos de origen africano.
  • De igual manera, se da la increencia: laicismo, pragmatismo.
  • La base de la Religiosidad Popular, es el llamado “Catolicismo Popular”, aquí volveremos a la conferencia de Puebla.
  • Según Puebla: la “Religión del Pueblo”, “la Religiosidad Popular” o “Piedad Popular” es: “El conjunto de hondas creencias selladas por Dios, de las actitudes básicas que de esas convicciones se derivan y las expresiones que las manifiestan” (numeral 444); como puede verse: “no es una religión libresca”, ella se manifiesta en la vida y la cultura; dirá el mismo numeral: “La religión del pueblo latinoamericano, en su forma cultural más característica, es expresión de la fe católica. Es un catolicismo popular”.
  • La fe es el comienzo de la mística cristiana, la fe es la base del catolicismo popular. Esa fe, marca una historia esencial, dos ejemplos: los rostros: el indígena – mulato de la Virgen de los Ángeles; el mestizo, de la Virgen de Guadalupe.
  • La religiosidad popular, abarca todos los sectores sociales. Pero se manifiesta preferencialmente en los pobres y los sencillos (numeral 446): ¿Quiénes son los pobres y los sencillos?: nos lo dice la Teología de la Liberación: los sectores más pauperizados de la población. Esta definición es apoyada por “Evangelii Nuntiandi”, de Pablo VI.

Aquí cabe un paréntesis, en la Teología de la Liberación, la estructura y organización de la iglesia (Eclesiología), tiene su base en “la Iglesia de los Pobres”, cuya carta fundacional se encuentra en las “bienaventuranzas”.

Nos dice San Mateo 5: “Felices los pobres de corazón, porque el reino de los cielos les pertenece.” En el paralelo de Lucas 6, esa bienaventuranza se lee: “Felices los pobres, porque el reino de Dios les pertenece” (Versículo 20)

Véase lo común: “Felices los pobres”: en ellos, el reino de Dios se hace presente como don y como gracia. En Mateo, estos enunciados de valor, tienen un auditorio concreto y restringido: el grupo de los que Jesús había llamado a seguirle: leemos en el versículo 1: “…se le acercaron los discípulos…”.

Esto es diferente en Lucas: estos enunciados de valor, son dirigidos a todos, sin especificar, como un mensaje profético que señala entre otros, a los pobres…

Los receptores del Evangelio de San Mateo, son una comunidad ya establecida: esa comunidad ha roto con el judaísmo (Acápite I), por ello, sus miembros en efecto, son: pobres, menospreciados, perseguidos. En este contexto: la pobreza material, se convierte en: “pobreza de corazón” o apertura confiada a la voluntad y providencia de Dios.

En Lucas: la pobreza es una situación anómala, contraria al querer de Dios, un estado de vida, que es fruto de la injusticia; por tanto, cuando Jesús declara “bienaventurados” a esos pobres, no significa que ellos deben sentirse felices por su situación, sino, porque esa pobreza que Dios rechaza, tiene que desaparecer con la venida del reino, cuya concreción específica es la justicia.

Desde esta perspectiva (Que es la propia de la Teología de la Liberación): esa bienaventuranza, no son solo palabras de consuelo a los pobres, sino, también, un proyecto a realizar: el proyecto del reino de Dios, debe ser traducido en categorías de justicia.

De nuevo: debemos hacer este paréntesis, para evitar la “excesiva espiritualización” en la interpretación de los textos: solo como ejemplo: en Mateo, Jesús habla del: “reino de los cielos”, en Lucas, habla del: “reino de Dios”: ¿Por qué?: la comunidad de Mateo, son judíos convertidos al cristianismo, ellos no mencionaban el nombre de Dios: por eso el reino es: “de los cielos”. Lucas está dirigido a cristianos venidos del paganismo, por lo que no presentan esa característica cultural.

Entonces de nuevo, y aunque sea redundante: la pobreza material, se convierte en: “pobreza de corazón” o apertura confiada a la voluntad y providencia de Dios. pero, cuando Jesús declara “bienaventurados” a esos pobres, no significa que ellos deben sentirse felices por su situación, sino, porque esa pobreza que Dios rechaza, tiene que desaparecer con la venida del reino, cuya concreción específica es la justicia. Esa bienaventuranza, no son solo palabras de consuelo a los pobres, sino, también, un proyecto a realizar: el proyecto del reino de Dios, debe ser traducido en categorías de justicia.

Para vivir las bienaventuranzas, hay que dejarse transformar por Dios, a fin de convertirnos en “nueva creatura”, lo que significa: “estar en Cristo” (2 Corintios 5: 17); por lo antes dicho, las bienaventuranzas, son realidades profundamente místicas para todos aquellos que, por la fe en Jesús, estamos llamados a anunciar y construir el reino. Entonces, lo que conocemos como “el sermón del monte” en el cristianismo, es un signo de vida mística, además, de “ser la constitución política del reino de Dios”.

Ahora bien: hemos dicho que: Puebla, subraya la categoría de “sabiduría popular”: ella está ligada a la religión popular, de ella, surge el conocimiento sapiencial, que no sustituye el conocimiento científico, pero lo ubica existencialmente, lo confirma y lo complementa.
Regresamos así, al vínculo entre mística popular y Religiosidad Popular Latinoamericana: de nuevo, la sabiduría es un don del Espíritu Santo, que es dado a los creyentes, creyentes que son: “Pueblo de Dios” (Concilio Vaticano II).

Nos dice Puebla, en el numeral 448: “La religiosidad del pueblo, en su núcleo es un acervo de valores que responden con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia”. Así, la sabiduría popular, en América Latina, tiene rasgos contemplativos, ellos guían la relación con la ecología y con el prójimo.

De esa relación derivan:

• El trabajo.
• Las fiestas.
• La solidaridad.
• La amistad.
• El parentesco.

Es una sabiduría que se hace cultura. Cultura que viene de la vida humana, de la historia cotidiana. Esta cultura: “tiene intuición y corazón”, ellas conservadas en los sectores pobres (Puebla 414); pero no por ello, aisladas de las corrientes propias de la globalización.

Por otra parte, la Conferencia de Puebla, habla de las prácticas devocionales de nuestro pueblo cristiano, tanto en sus valores como en sus deformaciones (Numerales 454 y 456); se nombran y se enumeran las principales devociones del pueblo en su culto a:

• Dios.
• Cristo en sus principales misterios.
• La Virgen en sus distintas advocaciones.
• Los santos como protectores.
• Los difuntos.

También se habla de una fe encarnada en la cultura popular:

  • Canto.
  • Danza
  • Imágenes.
  • Fiestas religiosas.
  • Peregrinaciones o romerías a lugares sagrados (Solo como ejemplo: “El Cristo Negro de Esquipulas”)

Hay lugares como santuarios, donde se celebra la fe y se reciben los sacramentos: en diciembre del 2021, la Catedral Metropolitana de San José, se convirtió en el sexto santuario nacional, erigido por la Conferencia Episcopal de Costa Rica.

En el país, los otros 5 santuarios son:

  • La Basílica de los Ángeles, en Cartago.
  • Santo Cristo de Esquipulas, en Alajuelita.
  • Santo Cristo de Esquipulas, en Santa Cruz, Guanacaste.
  • Dulce Nombre de Jesús, en Barrio Pitahaya, San José.
  • Sagrado Corazón de Jesús, Barrio Francisco Peralta, San José.

En ellos, se celebra la fe, los sacramentos y los sacramentales (Signos sagrados, muchas veces con materia y forma, por medio de los cuales se reciben efectos espirituales y que son actos públicos de culto y santificación.); esa actitud, se extiende sacerdotes y el Papa.

Por otro lado, el pueblo cristiano, tiene capacidad de sufrimiento y heroísmo para sobrellevar las pruebas y confesar la fe. De igual manera, la vida de oración y la aceptación de los demás: los rasgos más característicos del catolicismo popular latinoamericano son:

  1. Viven la relación con Dios, de manera interpersonal, familiar, cercano.
  2. La relación es cordial y afectiva.
  3. Lenguaje sensible y no intelectual.
  4. Se ayudan con imágenes y símbolos.
  5. Se concretan en exteriorizaciones: peregrinaciones, visita a santuarios, fiestas, celebraciones. Con ellas, se subraya la pertenencia a la iglesia.
  6. Valoran los sacramentales y los sacramentos.
  7. Tienen fe, pero falta instrucción religiosa.
  8. En el catolicismo popular, debe trabajarse el acceso a la Biblia (No en balde, Francisco, instituyó en 2019, “el domingo de la Palabra de Dios”: el tercer domingo del tiempo ordinario)
  9. Poseen la sabiduría: ven la vida a la luz de la fe en Dios.
  10. Se subraya el amor y la generosidad con el prójimo.
  11. Llevan con fortaleza la cruz de Cristo.
  12. Vida de oración sencilla. Se dirigen con sencillez también a la Virgen y los Santos.
  13. En la piedad popular, se tiene devoción a Cristo en: Navidad, Semana Santa, el Sagrado Corazón de Jesús, las advocaciones de la Virgen, devoción por los santos en sus fiestas patronales.
  14. Se ejerce la piedad, pero con conciencia de pecado (Se reza con fervor el: “yo confieso”)
  15. No separan la piedad de la vida cotidiana.
  16. La creación es obra de Dios, de ahí: el respeto, el amor y el cuidado hacia ella.
  17. Muchos se reúnen en Comunidades Eclesiales de Base.
  18. Se sienten y son parte del Pueblo de Dios.

Con esto dicho, veamos los signos de experiencia mística en el catolicismo popular latinoamericano:

  • La “irrupción” de lo sagrado: Dios y su Misterio, irrumpen en el espacio y tiempo humanos; se manifiesta como peculiar designio de Dios; el ser humano, no puede ocultarlo, ni negarlo; Dios entra en hombres y mujeres y los conmueve sensiblemente; como ejemplos, podemos citar a San Juan Diego o a San Martín de Porres.
  • La “inmersión” en el mundo como medio divino: el planeta, es un medio divino, en el cual se habita, en el cual se sumerge; por ese medio se alaba a Dios, a quien se percibe presente en su obra; es parte de la ecología, a la que se admira; por ello, se tiene conciencia ecológica (He aquí, algunas de las motivaciones de: “Laudato SI” y “Laudate Deum”)
  • La gratuidad del don: los latinoamericanos, son dados a la “reciprocidad”, los fieles saben que, los dones implican una gratuidad, esa gratuidad viene de Dios; este “conocer”, es la verdadera sabiduría. “Dios es el dador”, por ello se le agradece.
  • La centralidad de la vida y las relaciones personales: se enaltece la vida desde la dignidad, el amor, los afectos, los vínculos, las relaciones humanas y trascendentes; lo bueno, lo malo; la dicha y los quebrantos. La “Vida”, así con mayúscula, invita a crecer, a amar, a construir, a progresar en humanidad, a sentirnos hermanados; la vida como muerte y resurrección es un don; he aquí, la totalidad mística.
  • La presencialidad de Dios: Catolicismo Popular, es presencia “sentida” de lo divino, ello no consiste en tener una teología, sino en “experimentar su Presencia Inefable e Insondable”: muchos lo dicen con sencillez: “siento a Dios, muy dentro mío”; del mismo modo, la ausencia de Dios, es muy sentida, lo mismo pasa con los momentos de consuelo. Es interesante que, “el Sentir de Dios”, se da en las fiestas, en los actos de piedad popular, pero también en la dinámica de la vida cotidiana: hay contemplación y acción, hay denuncia profética (“Se denuncia lo incorrecto y se anuncia la esperanza”)
  • La vida como oración: el catolicismo popular, experimenta la oración como vida. Esto lleva a la familiaridad con Dios, con la Virgen, con los Santos. Por ello, se tornan en mediadores. De este tipo de experiencias, han surgido “círculos de oración”, instalados en casas de familia, donde se practican: la intercesión, la alabanza, la súplica, la lectura compartida de la Biblia.
  • Vida solidaria: es uno de los signos más claros del Catolicismo Popular, es casi un elemento cultural: arraigo a la tierra, arraigo al terruño, valores de familia, esto todavía se vive en los barrios de la periferia.

Cambios en el modelo y pensamiento teológico (II)

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