Anecdotario Costarricense

UN CONSUELO

ERA durante la Administración del ínclito Lic. don Ricardo Jiménez Oreamuno, en 1924, cuando lo visitó el Presidente de Panamá, Dr. don Harmodio Arias. El aeropuerto internacional aún estaba en la finca «La Lindora», en Santa Ana.

Para recibir a tan distinguido huésped y comitiva, don Ricardo dispuso organizar un pic nic en un potrero, que resultó una gira campestre espléndida. La Banda Militar amenizó el acto y concurrieron miembros del Gabinete, Cuerpo Diplomático, otros altos funcionarios y elegantes damas y damitas de nuestra sociedad.

No hay duda que aquella reunión echó los cimientos para el arreglo de nuestros límites con Panamá, arreglo que después se fortaleció en definitiva bajo la administración de un hermano de don Harmodio, el Dr. Arnulfo Arias.

El Lic. don Adán Acosta, como Jefe del Control, fue naturalmente uno de los invitados oficiales. La fiesta fue un éxito, dentro de un ambiente de franca camaradería, con Champán de la Viuda y variados aperitivos y ricas bocas.

Don Ricardo llamó al Lic. Acosta Valverde y al Presidente de Panamá, y después de la presentación de estilo, don Adán, con jocosa jovialidad, pero sin faltar al respeto, le dijo a don Ricardo:

-Me alegro de conocer a un hombre más feo que yo…

Y don Ricardo, también jovialmente y para atenuar la broma de don Adán, replicó:

No es verdad, hay otro más feo que ustedes dos, y le dijo a su edecán: -Llámeme a Nicolás.

El ayudante del Presidente se acercó al Lic. don Nicolás Oreamuno, Secretario de Guerra y Marina, de extraordinario ingenio y singular cultura. Don Nicolás acudió al llamado de don Ricardo, y al darse cuenta de la chanza, exclamó riendo:

No hay tal, cuando yo veo a Adán le digo: MI DULCE CONSUELO.

-Y todos celebraron la ingeniosa salida del Lic. Oreamuno.

Tomado del Anecdotario del Lic. Adán Acosta V.