Rosita Argüello
Toda esta felicidad en su infancia, lo hizo querer perpetuarla ya no como capitán del navío, sino que como timonel porque se dio cuenta; que son estos, los que dirigen el barco ejerciendo el poder sobre los mares, y como niño que es, el poder le fascina.
Siempre ha tenido una Wendy (Pily, Joss, Mery, Marta) y los demás compañeritos parecen por supuesto los niños perdidos de Nunca Jamás (Marito, Nogui, etc) y de verdad perdidos. Cuentan que una vez hubo un problema en el cuarto de máquinas y Peter mandó a Wendy Mary a apagar el fuego y esta esperó hasta la noche para llegar a tirar por la borda a la marinera. Fue también Wendy Mary quien con una sola llamada quitó al doctor neurólogo y especialista en geriatría de la enfermería y se colocó ella como representante del capitán.
Así que para nuestro Peter Pan, todos los demás son viejos ruinosos que necesitan cofalearse para trabajar y que hagan cosas como las que nuestro Peter no hizo: leer el manual del marinero (Constitución), que le ayudarían a entender que la marina tiene diferentes puestos y estos deben respetarse para trabajar en el mar, así como el uso de la brújula y la rosa de los vientos que le llevarían seguro a su destino. Peter solo quiere jugar, que los niños le canten odas y que las Wendys lo alaben y lo ensalcen, y por supuesto lo protejan del capitán Garfio o prensa canalla a la que le falta un brazo por no cantar al son de las odas salameras tan amadas por Peter.
Parece que el 2025 le pronostica al pequeñín verde un recorrido tormentoso en esos mares, por lo que necesitará un poco de cofal para poder dormir.
– Periodista