Para Lorent Saleh y Gabriel Valles

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes

Lina Barrantes Castegnaro

En el corazón de Caracas. En Plaza Venezuela, hay un edificio, cuyo 5to sub suelo o sótano ha sido acondicionado para instalar unas celdas para tener una pequeña prisión para 7 reclusos.

Esas celdas, que están muchos metros bajo tierra, están pintadas de blanco: paredes blancas, piso blanco, techo blanco. Miden 2 x 3 metros. No tienen baño. Tienen una cama de cemento. Quienes están ahí recluidos, no distinguen entre el día y la noche. No hacen ejercicio. Les prenden y apagan la luz cuando sus carceleros quieren. Usan un uniforme caqui y no pueden abrigarse. Les ponen el aire acondicionado en permanencia en 0 grados. No hay aire natural. No hay ventanas, no hay ruidos. Los presos son vigilados por cámaras. Hay micrófonos para oírlos. Las celdas están construidas de manera que no se puedan ver unos y otros. Esa prisión es llamada La Tumba y repito, está en el corazón de Caracas.

Es la prisión del SEBIN, el SEBIN es el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional.

En esas celdas hay dos jóvenes presos, Lorent Saleh y Gabriel Valles.

Están presos por pensar diferente que Maduro y decirlo.

Están presos desde hace mas de 15 meses. El gobierno no ha dicho cual causa se les imputa. Un día vieron el sol …

Al principio no los dejaban ver a su familia. Tampoco a sus abogados. Ahora, de vez en cuando pueden ver a la mamá. No siempre.

Parece que pueden leer. Parece que no se pueden hablar entre ellos.

Tienen un único ruido: el sonido constante del metro de Caracas que pasa justo encima de sus celdas. La frecuencia del paso del metro debe ayudarles a imaginar que hora es, también debe ayudarles a no dormir, a estar ansiosos. Un ruido permanente, sistemático.

Son torturados con el ruido, con el silencio, sin el sol, con el espacio, con los colores de la celda.

Lorent y Gabriel son menos famosos que los presos de Guantánamo. Menos famosos que su compatriota Ledezma quien tiene su casa por cárcel. Menos famosos que Leopoldo López. Probablemente sus familias no tienen la plata ni la influencia de las de los otros. Probablemente sus mamás todos los días dedican su tiempo y esfuerzo a su liberación. Todos son mártires y víctimas de un sistema represor. Estos dos, además, son víctimas de su pasión y de su ímpetu juvenil.

A pesar de tener amigos en común con Lorent no es sino hasta hoy que reparo en su pesadilla. Tenemos en común a Pablo, a Marjorie, a Oscar. También a Tamara Suju. Pido perdón a Lorent, y a Gabriel, por no haberme ocupado antes de hoy, de su tragedia. Prometo a partir de hoy, no dejar de seguirlos ni un día. No dejar de pensarlos ni un día.

Cuando yo era joven, este tipo de historias nos paraban el pelo. Ese tipo de represión venia de las dictaduras de derecha. Los malos de la historia eran los Pinochet, los Videla, los Somoza. Hoy el péndulo dio vuelta y los torturadores y violadores de derechos humanos son los Maduro, los Castro y los Ortega.

Conozco gente honorable que cree que todo esto no puede ser cierto. No puede ser. No podemos dudar. Mientras dudamos, el círculo se cierra y la vida se termina para muchos. El tiempo apremia, dijo hace unos días en Caracas Oscar Arias, realmente el tiempo apremia.

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* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.

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