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Michele Giorgio
Netanyahu y Gantz, a nosotros nos da igual”. “Derecha o izquierda, nada cambia para los palestinos”. Esto es lo que dice la mayoría de la gente tanto en Ramala como en Gaza. Su indiferencia es comprensible. En 52 años de ocupación israelí, se han enfrentado con políticos de todos los colores, y con gobiernos israelíes de cualquier orientación: el resultado ha sido, como sabemos, ofensivas militares, colonización, el fracaso de los Acuerdos de Oslo, la impotencia de la Autoridad Palestina, y un Donald Trump que le entrega a Israel todo Jerusalén y los Altos del Golán sirios en bandeja de plata.
La semana pasada, Netanyahu, que ha logrado otra legislatura en el poder, ha anunciado que una meta central de su futuro gobierno sería la extensión de la soberanía israelí a los asentamientos israelíes en Cisjordania, tanto los que se apiñan en bloques homogéneos como aquellos aislados. Planea así anexionarse el 60-70% de este territorio palestino, teniendo la certeza de que Trump lo reconocería como parte del Estado judío.
“Tiene razones para pensar eso”, nos dice el analista Ghassan Al Khatib. “Netanyahu y Trump han debatido, desde luego, la anexión de la mayor parte de Cisjordania en más de una ocasión.” Según Al Khatib, el plan de paz norteamericano, el “acuerdo del siglo” que se espera que la administración norteamericana anuncie este mes, “probablemente quedará pospuesto una vez más”. La razón de ello, afirma, “no estriba en su rechazo por parte de los palestinos. Es que Netanyahu tampoco lo quiere. Es muy favorable a Israel, y contrario a las aspiraciones de los palestinos, pero podría resultar inaceptable para los partidos extremistas que compondrán la próxima mayoría de gobierno en Israel”.
Al Khatib concluye que a Netanyahu “le gusta todo tal cual está ahora: hace un movimiento y la Casa Blanca le da su visto bueno”.
Michelle Dunne, experta en la política norteamericana en Oriente Medio, ofreció una valoración similar en la CNN, al explicar que “cuanto más lejos va Trump con estas medidas norteamericanas unilaterales…más problemas les causa a los aliados árabes. Sabemos que Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y también otros, por supuesto, como Egipto, que tiene un tratado de paz ya de 40 años con Israel, se sienten inclinados a mostrarse amistosos con Netanyahu, y a cooperar de forma discreta y acaso públicamente de alguna manera. Pero puestos a ir mucho más allá de eso, creo que cuanto más muestra Trump sus bazas, más difícil se lo pone a ellos”.
El plan de paz de norteamericano, que Jared Kushner, yerno de Trump y enviado norteamericano a Oriente Medio, esbozó recientemente de modo informal ante funcionarios de varias capitales de Oriente Medio, descarta el derecho de los palestinos a la independencia, aísla a Gaza e insiste en la integración de millones de refugiados palestinos de 1948 y 1967 en Líbano, Siria y Jordania.
Esta última disposición la rechaza categóricamente Beirut, el rey Abdalá de Jordania la considera como una amenaza a la estabilidad, y hasta Arabia Saudí, estrecho aliado de Israel contra Irán, tiene problemas para apoyarla.
Michele Giorgio corresponsal en Palestina del diario italiano il manifesto. Es autor con Chiara Cruzati del libro ‘Cinquant´anni dopo, 1967-2017’ (Alegre, 2017), sobre los territorios palestinos ocupados y el fracaso de la solución de dos estados.
Fuente: il manifesto global, 12 de abril de 2019
Traducción: Lucas Antón para sinpermiso.info
