Febrero de 2022

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

El tiempo llegó. Estamos en campaña política hacia el primer domingo de febrero de 2022, en que los costarricenses elegiremos a nuestro futuro presidente de la República, sus dos vicepresidentes y a los 57 diputados.

Lo haremos en libertad y en las urnas electorales. Así se vive en democracia.

Con suerte y prevención, para ese entonces, estaremos medio saliendo de la pandemia del coronavirus, pero el país seguirá hundido en una de las más serias crisis económicas y sociales de su historia, con prácticamente todos sus indicadores en rojo y con un país desilusionado de los partidos políticos.

No soy tan injusto como para decir que la culpa es solo de los últimos dos gobiernos del PAC. He dicho con objetividad, en esta columna y varias veces, que esta crisis viene gestándose, por lo menos, desde hace 20 años y que abarca a estos últimos dos gobiernos, pero también a dos gobiernos del PUSC y dos del PLN.

Tenemos 20 años de no tomar las decisiones que se debieron haber tomado, para hacer los cambios estructurales y legales necesarios en la estructura del Estado Costarricense y modificaciones de enfoque y énfasis al modelo vigente de desarrollo económico exportador.

En esto hemos fallado como país y se debe comenzar por reconocer la verdad.

La II República hace aguas por muchas partes y se va a necesitar de un esfuerzo extraordinario, mucho liderazgo y las mejores ideas y soluciones, para recuperar el tiempo perdido, la confianza nacional y enrumbar de nuevo al país en lo económico y social, incorporando los nuevos paradigmas en Derechos Humanos y los grandes retos del cambio climático.

Esta campaña electoral en marcha será radicalmente distinta. No habrá plazas públicas, ni concentraciones populares y muy pocas reuniones presenciales.

La campaña será, básicamente, por medios virtuales y electrónicos, recurriendo a las nuevas tecnologías del ZOOM y otras modalidades. Eso quizás la haga más fría y distante, pero confío firmemente en que obligará a que se formulen, analicen y discutan soluciones responsables y pragmáticas a los graves problemas nacionales y que no se recurra a las vergonzosas y descaradas manipulaciones políticas y sentimentales de los factores religiosos y los valores individuales, como sucedió en las elecciones de 2018.

El país está urgido de soluciones y no de palabrería hueca.

Las redes sociales jugarán un papel predominante, a la par de los medios escritos, radiales y televisivos. Pero mucho cuidado con las redes sociales que se prestan, sin control, para todo lo bueno y todo lo malo. Desde la verdad hasta la mentira y la infamia. No nos dejemos manipular por los manipuladores que ya han comenzado a filtrar sus odios enfermizos y el veneno de sus mentiras en las redes sociales. Así no debe ser esta campaña electoral.

Debemos ser serios, asumir responsablemente y a plenitud la participación en política y el derecho sagrado al voto. Está en juego el futuro de Costa Rica.

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