Elección de buenos gobernantes municipales

Luis París

Luis París Chaverri

Refiriéndose al proceso que culminará el próximo 7 de febrero con la elección de las nuevas autoridades municipales de todo el país, el presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Luis Antonio Sobrado, en declaraciones a la prensa, expresó que “La elección de buenos gobernantes municipales es un fenómeno crítico si aspiramos a resolver los problemas inmediatos de nuestras comunidades”.

Estas 81 elecciones cantonales para definir las cúpulas de los ayuntamientos, contarán con la participación de 59 partidos políticos, 12 de ellos inscritos a nivel nacional (aunque no todos postulan candidatos en todos los cantones), 4 partidos provinciales y 43 agrupaciones cantonales.

Cabe destacar que la cantidad de partidos a escala cantonal aumentó un 70%, 18 más que en las elecciones del 2010, lo que indica el descontento de muchos ciudadanos con la gestión municipal en manos de dirigentes de partidos nacionales, que por lo general utilizan los municipios como trampolín para diputaciones u otros puestos en el aparato estatal, priorizando metas que no son las del desarrollo de sus comunidades.

De 81 cantones, en 38 hay candidaturas de partidos cantonales o provinciales, casi en el 50%, siendo la provincia de Cartago la que tiene ese tipo de candidaturas en todos sus cantones, seguida de Puntarenas en la que la participación de estas agrupaciones se da en 7 de 11 cantones. En el otro extremo está Guanacaste, que no presenta candidatos de partidos de escala cantonal o provincial.

La formación de agrupaciones políticas con jurisdicción cantonal o provincial es un esfuerzo que realizan líderes comunales para ampliar las opciones del electorado en esas circunscripciones territoriales, y es un fenómeno que -al estimular la participación ciudadana con la presencia de nuevos actores políticos- podría contribuir a disminuir el abstencionismo, que en procesos similares anteriores ha sido cercano al 75%.

Por otra parte, 45 alcaldes y 5 vicealcaldes en ejercicio aspiran a reelegirse, es decir un 62%.

De ellos, 27 alcaldes y 4 vicealcaldes, de los 59 elegidos en el 2010 por el PLN, fueron postulados nuevamente por ese partido, otros 5 alcaldes electos por el liberacionismo aspiran ahora por partidos diferentes, además de presentar las candidaturas de un esposo, un hijo y una hermana de actuales titulares de alcaldías, datos éstos que contradicen el discurso de renovación de los dirigentes verdiblancos.

Por su parte, el PUSC pretende reelegir a 6 alcaldes y 1 vicealcalde de los 9 ganados en la anterior elección; mientras que el PAC repite con 2 de sus 6 alcaldes actuales; el PASE postula nuevamente a los 2 alcaldes que obtuvo y, de igual manera, la YUNTA, Curridabat Siglo XXI y Renovación Costarricense pretenden la continuidad de los alcaldes obtenidos en el 2010.

Todos estos partidos, al igual que el PLN, dejan poco espacio para los nuevos liderazgos. Y no es que creamos que la experiencia y el buen trabajo de algunos alcaldes deba ser desestimado, pero estamos convencidos que esos son casos de excepción y no la regla, y que si se aplicara un criterio de excelencia sería mucho menor la cantidad de los alcaldes actuales que calificarían para una reelección.

La aspiración de elegir “buenos gobernantes municipales” es una de las razones por las que se decidió separar ese proceso de las elecciones presidenciales y realizarlo a mitad del período gubernamental, creyendo que así los partidos políticos harían énfasis “sobre quiénes son los que están postulando y cuáles son sus programas” y que el elector haría su escogencia basado en una mayor información sobre las “virtudes de sus candidatos” y convencidos de “la seriedad de sus propuestas”.

Sin embargo, el trabajo proselitista y la publicidad que realizan los partidos nacionales va dirigida a movilizar el voto de sus partidarios con mensajes que apelan a la emoción, a los sentimientos y no a la razón, sin dar a conocer las virtudes de los candidatos y sus propuestas. Su llamado es a votar por el “partido”, por “la bandera”, no por las cualidades ni por los planes de trabajo de sus candidatos, información que el electorado desconoce.

El espacio para el debate, para la discusión de los problemas de las comunidades, para el planteamientos de soluciones, que le permitan al ciudadano informarse y poder discernir quién es el mejor, es prácticamente nulo, y los objetivos de que la gente conozca los atestados y la trayectoria de los candidatos, sus ideas, sus propuestas y sus planes, lamentablemente no se está logrando.

Esos objetivos no se corresponden con la acción de los partidos ni con el desarrollo del proceso y al igual que cuando esta elección se realizaba simultáneamente a la de presidente y diputados, en la mayoría de los casos el elector emitirá un voto “a ciegas”, por candidatos surgidos de estructuras partidarias poco representativas.

Con esta deplorable realidad, a los ciudadanos les será imposible apreciar cuál es la mejor opción, qué es lo que más le conviene a su comunidad y les será difícil tener la certeza de estar eligiendo “buenos gobernantes municipales”.

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