El debate político…

Y usted… ¿qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

El DEBATE POLITICO se nos ha caído de nivel y debemos hacer un esfuerzo enorme, desde muchos sectores, para volver a establecer una agenda de auténticas prioridades nacionales e insistir, hasta el cansancio si es necesario, en que el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, deben establecer un debate constructivo y patriótico de PROPUESTAS y de SOLUCIONES. Esa es la vía costarricense.

Por ejemplo, el actual modelo de desarrollo se inició hace 40 años en el gobierno de Luis Alberto Monge (PLN) y se orientó hacia el comercio exterior sobre la base de una política pública de “Volvamos a la Tierra”, potenciando la oferta de productos agrícolas de exportación, más allá del tradicional café , el banano y los productos industriales costarricense con destino a un Mercado Común Centroamericano, en aquel tiempo altamente sobre protegido por una barrera arancelaria regional compartida y un libre comercio intra regional.

Sin duda, en muchos aspectos, ese nuevo modelo de desarrollo fue exitoso, generó crecimiento económico y altas tasas de empleo, así como distribución de riqueza y la creación de un importante grupo social de ingresos altos y medios en el sector privado y público del país. Tanto que, hoy por hoy, la oferta exportable agrícola incluye cientos de otros productos además del café y el banano, entre ellos muchísimas hortalizas y somos el primer productos y exportador de piña de altísima calidad en el mundo. Pero sin duda, también, hace al menos dos décadas que ese modelo de desarrollo viene haciendo aguas por varias partes y muchas razones. Debe ser TRANSFORMADO, para responder con éxito a las exigencias de la realidad económica internacional y una nueva geopolítica a estas alturas del siglo XXI.

Pero no lo estamos haciendo. Como tampoco lo estamos haciendo en materia de seguridad nacional y ciudadana, en un momento crítico de nuestra historia en que un fenómeno poderoso, destructivo y criminal de delincuencia transnacional ha transformado a Costa Rica en uno de los países exportadores de droga más importantes hacia los mercados de México, Estados Unidos y Europa, sin que seamos productores de la hoja de coca y con una marihuana de bajísimo nivel de toxicidad y que debe ser mezclada con hierba traída de Colombia y Jamaica. Ese fenómeno se ha desbordado a vista y paciencia de varios gobiernos y nos ha transformado en un país violento, con una de las tasas de mortalidad por sicariato y guerras internas entre las mafias del narcotráfico, más altas de nuestra región. Un tema que NO puede seguir así.

Si algo necesita un país pequeño, situado estratégicamente en el centro de las Américas, de larga tradición y sólido prestigio por su sistema de vida en libertad y democracia, la independencia de sus instituciones jurídicas y el esfuerzo histórico que se ha hecho en educación, como es el caso de Costa Rica, es tener claro su modelo de desarrollo y las políticas públicas y privadas para lograr potenciar su desarrollo sostenible e integral, a partir de sus fortalezas reales.

En eso debería estar concentrado el debate POLITICO NACIONAL. Pero no es así. ¡Gravísimo error! Un error que le cobrará la historia a quienes, en el presente, tienen “poder político” real y no lo utilizan para hacer los CAMBIOS y TRANSFORMACIONES que necesitamos con urgencia en Costa Rica.

Tres noticias, sin embargo, abren un espacio para cierto relativo optimismo:

  1. El anuncio del gobierno de los Estados Unidos de asociarse con Costa Rica para fortalecer la producción de semiconductores y la disposición de un Fondo Regional Especial de US$ 500 millones, para desembolsar en 5 años, con el propósito de investigación científica. O sea, la extensión del modelo de INTEL y la eventual transformación de nuestro país en un gran centro tecnológico de impacto y nivel mundial. Esa es una oportunidad en la que deberíamos trabajar como país y como un tema de CONSENSO POLITICO NACIONAL.
  2. La constatación, como un hecho objetivo y cierto, de que la industria de producción y exportación de dispositivos médicos, es hoy por hoy uno de los principales motores de la economía nacional. Lo que, igualmente, coloca a Costa Rica en una posición particular y de extraordinario futuro, en el medio de las Américas y cerca del mercado más grande y rico del mundo que es el de los Estados Unidos, en un tipo de actividad productiva no contaminante y a la altura de los grandes cambios científicos y tecnológicos de nuestro tiempo. Otro gran tema prioritario para la agenda y el DEBATE POLITICO NACIONAL.
  3. El hecho altamente positivo de que el turismo está regresando a nuestro país y recuperando los niveles anteriores a la pandemia. Ninguna otra actividad económica, distribuye tanta riqueza y ahorro generados en el extranjero como el turismo y la inmensa cantidad y variedad de servicios y emprendimientos privados, a todo nivel económico y social, que genera la visita de turistas extranjeros. A la vez, si algo tiene Costa Rica posesionado como imagen nacional a nivel internacional, es su política de décadas en materia de parques nacionales y protección del medio ambiente, unido a sus playas, volcanes y montañas que pueden competir, en belleza y atracción, con las de los mejores centros de atracción turística de la región de Centro América y el Caribe.

Digámosle entonces con franqueza y en voz alta, incluso golpeándole la mesa a los “políticos con poder” que, en serio y con responsabilidad nacional, se dediquen a trabajar y a construir políticas públicas en la dirección correcta de esos ajustes y cambios que necesita con urgencia nuestro MODELO DE DESARROLLO, sin descuidar ni dejar de apoyar las actividades agrícolas de exportación exitosas del modelo de desarrollo iniciado hace largos 40 años y que tiene facetas muy positivas. Necesitamos como país esa transición.

Otro tema: necesitamos un debate serio y responsable, orientado a fortalecer y profundizar nuestro Estado Social de Derecho, en los términos en que lo define el artículo 50 de la Constitución Política que textualmente dice y lo transcribo en letras cursivas, porque es claro y contundente:

El estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza.

Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por ello, está legitimada para denunciar los actos que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado.

El Estado garantizará, defenderá y preservará ese derecho. La ley determinará las responsabilidades y las sanciones correspondientes”.

Ese texto, actualizado en 1994 en el Gobierno de José María Figueres Olsen (PLN) señala una amplia ruta de trabajo nacional, digan lo que digan en contrario los economistas neo liberales, los ideólogos de posiciones libertarias o, en los últimos tiempos, a algunos a los que les ha agarrado por decir que van a refundar Costa Rica y que nada del pasado sirve y todo es cuestionable y negativo o, peor aún, los que todavía coquetean con posiciones autoritarias o dictaduras pasadas de moda y fundamentadas en ideologías trasnochadas y superada por el tiempo y el espacio, desde la caída del Muro de Berlín en el siglo pasado. Nada de eso tiene nada que ver con la vía costarricense hacia un desarrollo sostenible e integral y, mucho menos, con la urgente necesidad de salir del hueco en el que estamos y redireccionar el modelo de desarrollo y hacer las reformas y CAMBIOS que necesita Costa Rica a estas alturas del 2023.

Hace 75 años, en la Asamblea Nacional Constituyente y en las reformas posteriores, Costa Rica logró una síntesis integradora y visionaria sobre nuestro ESTADO SOCIAL DE DERECHO y no estamos ante una estructura de hierro inmodificable. Todo lo contrario. Los viejos social demócratas solían decir que el “movimiento lo es todo” y el Sistema Jurídico de una sociedad es un proceso siempre en construcción, abierto a los CAMBIOS y reformas para siempre progresar, transformarse, adaptarse a los nuevos tiempos y evolucionar, con mucho mayor razón en el presente y en ese vertiginoso siglo XXI. RETROCEDER sería morir y condenarnos al fracaso nacional. Ese es un camino sin sentido.

Pero esa meta fundamental, en democracia, solo se construye a base de DEBATE POLITICO y con mucha PARTICIPACION CIUDADANA, dentro y fuera de los partidos políticos, en las organizaciones de la sociedad civil organizada, en nuestras comunidades, a todos los niveles de la vida económica y social nacional y con LIBERTAD DE PRENSA y muchísimo “pensamiento crítico”, sobre todo en esta época en que nos ha tocado vivir. Esa circunstancia real no la teníamos tan enfrente y retadora en el pasado. Tampoco existían, hace unas décadas, las redes sociales que han modificado las relaciones humanas y los intercambios culturales entre los pueblos. El mundo cambió profundamente.

No es que crea, ni mucho menos, que “todo tiempo pasado fue mejor”. En absoluto. Todo lo contrario. SÍ opino y defiendo la tesis que hay muchísimo que rescatar y profundizar del pasado, a la par que necesitamos urgentes CAMBIOS y TRANSFORMACIONES o vamos a terminar siendo un país fallido, al peor estilo de otros pueblos hermanos de América Latina. Atravesamos por una época complicada, dura y difícil, turbulenta y de enormes y críticos acomodos en el plano internacional y, para sobrevivir y triunfar como país y como sociedad en el mundo de hoy, se necesitan consensos políticos internos y ello solo se conseguirá con fundamento y a base de un diálogo constructivo, a nivel nacional, entre quienes detentan el fragmentado “poder político” en nuestro país actualmente y esa es una realidad hija del resultado electoral del 2022.

La lucha contra la corrupción, del pasado y del presente, es otra cosa. Ahí la lucha debe ser sin cuartel y los responsables deben ser sometidos a los Tribunales de Justicia, cualquiera que sea su nivel en la estructura política, económico o social. Pero en todo lo demás, debemos dialogar y consensuar.

Todavía, a estas alturas, 16 o más meses después, NO se ha logrado cerrar la última campaña electoral del 2022. Ahí estamos pegados. Se administra y se hacen ajustes a nivel del Poder Ejecutivo, pero NO hay una agenda nacional integral puesta sobre la mesa, para debatir y activar los cambios estructurales que necesita el Estado Costarricense y este es un tema fundamental que tiene que ver con las relaciones entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa, porque esas reformas estructurales pasan por derogar y modificar leyes de la República y para eso se necesitan PROPUESTAS y SOLUCIONES en la Asamblea Legislativa, pero igualmente un Poder Ejecutivo y un Ministerio de la Presidencia (apoyado en MIDEPLAN) impulsando esa agenda de CAMBIOS.

Por el contrario, el tema del día y de cada semana, es una bronca sin objetivos ni prioridades de desarrollo económico y políticas sociales o de Reforma del Estado Costarricense, excepto y eso hay que reconocerlo con objetividad, cuando la Casa Presidencial y el Ministro de Hacienda, ponderan lo que han hecho para aumentar la recaudación tributaria y ajustar la situación fiscal y la deuda externa de Costa Rica o cuando el Banco Central nos informa, con fundamento objetivo y técnico que, las variables macro económicas de nuestro país y el nivel de reservas, están mucho mejor que en el crítico estado en que las recibió hace 14 meses la Administración del presidente Rodrigo Chaves.

Independientemente del debate fundamental que ese tema plantea y que es el favorito de los profesionales en economía, la pregunta de fondo que muchos nos hacemos es la siguiente: ¿Es el tema fiscal y tributario suficiente? Mi opinión es que NO. Eso es solamente un ángulo fundamental, sin duda, pero parcial del problema integral de Costa Rica y se están dejando por fuera variables fundamentales y básicas de reactivación económica, de necesarias y urgentes políticas sociales y en materia de seguridad nacional y ciudadana.

Ahí se comete un gravísimo error de perspectiva y de realismo, porque el “poder político”, en nuestra democracia, además de limitado es transitorio y esto se acaba en mayo del 2026, cuando otra Administración asuma el Gobierno de la República y otros Diputados lleguen a la Asamblea Legislativa. El tiempo está corriendo y no se detiene. Además y para complicar más el escenario, se nos metieron las elecciones municipales y, en los próximos meses, la bronca va a subir de tono e intensidad y más se va a polarizar y dividir nuestra sociedad. De paso… digo que otro de los temas prioritarios es regresar al anterior sistema electoral y volver a unificar las elecciones nacionales con las municipales. Ningún país puede vivir en elecciones permanentes, como es el caso de Costa Rica actualmente. Esto obliga a una gran REFORMA POLITICA.

Mi opinión es que este DEBATE POLITICO que está necesitando Costa Rica es ahora o no será durante el presente cuatrienio. Esa es la pura verdad objetiva y real. O se quedará, de otra forma, para las elecciones nacionales del 2026.

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