Mar Muerto │ Israel, Palestina y Jordania
El rasgo más característico del mar Muerto es la elevada salinidad, que llega al 30 por ciento en superficie y al 32 por ciento en el fondo. El alto contenido en sal se debe a dos razones: los numerosos manantiales de aguas minerales que nacen en el valle del Jordán y en las orillas del mar Muerto y la evaporación que sufre por las altas temperaturas a que está expuesto. A esto último se debe también que el nivel de las aguas permanezca constante a pesar del abundante número de afluentes. Hay tal concentración de sal que impide cualquier forma de vida vegetal o animal, con excepción de algunos microorganismos. Sus aguas están en calma y el cuerpo humano flota sin el menor esfuerzo.
En la orilla oeste del mar Muerto numerosos y relevantes testimonios arqueológicos han revelado la presencia de asentamientos desde la más remota Antigüedad, así como el desarrollo de núcleos florecientes e importantes desde el punto de vista estratégico desde finales de la época bizantina. Los pueblos actuales, nacidos en las inmediaciones de los parques nacionales y las reservas naturales creadas por Israel y Jordania, han hecho revivir en parte los exuberantes oasis de tiempos pasados.
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