Apuntes sobre el conflicto palestino-israelita

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Me arriesgaré a esbozar algunas ideas sobre el conflicto palestino-israeli, aclarando que no me siento capaz -y creo que ante su complejidad nadie debería sentirse- a ofrecer visiones integrales exhaustivas. Lo que escribo a continuación es análisis fundamentado en años de darle seguimiento al conflicto. Como director general de política exterior, el valioso in extremis informe mensual del Embajador Rodrigo Carreras me incentivaba a aprender más al respecto. Escribiré este artículo sin “pelos en la lengua” y empiezo de inmediato. Reitero, no pretendo ser exhaustivo, pero si creo mis puntos son “flashpoints” (puntos críticos) en cualquier análisis.

El conflicto entre los árabes en general y los judeo-cristianos tiene raíces milenarias. Se inicia con el nacimiento de Ismael, cuyo padre Abraham con el consentimiento de su esposa Sara, lo procreó con su criada Agar. Luego vino en forma milagrosa, pues Abraham tenía más de 100 años de edad, el nacimiento de Isaac, procreado con Sara en el marco del matrimonio. Desde entonces, tengo la impresión de que los árabes tienen un cierto complejo de inferioridad y los judíos de superioridad. Estos complejos, que no deberían existir, se convierten sin duda en actitudes que dificultan la solución del viejo conflicto y contribuyen a la desconfianza. Sin un mínimo grado de confianza, es difícil llegar a una negociación que creé condiciones para la construcción de la paz sobre bases firmes y duraderas.

No tiene sentido el debatir cual grupo humano estaba de primero en lo que es hoy Israel, pues ambos grupos han estado presentes allí desde la antigüedad. Lo que si es cierto es que al final de la II Guerra Mundial y con el afán de darle a los judíos europeos que no llegaron a ser víctimas de la barbarie nazi y fascista una tierra donde desarrollarse, se les asignó por parte de los victoriosos aliados el área donde hoy ha florecido un magnífico país, a pesar del asedió al que lo someten los árabes sunnís y chiitas, así como los persas chiitas. Ese país construido por judíos y palestinos, aunque estos en posición de sometimiento, es el único en el Medio Oriente con un sistema político de tendencia democrática claramente “a la Occidental”, que es a juicio del suscrito influido por Churchill y una visión republicana platónica, la que mejor funciona.

Una observación muy personal. Los árabes en general, han sido históricamente una cultura que incluye subculturas de gran desarrollo, no solo gente primitiva como los talibanes por ejemplo. La evidencia está presente en el sur de España en muchos campos, incluyendo el de la arquitectura e ingeniería. Son los creadores de las bases del Algebra… ¿qué más se puede decir? Pero, por alguna razón, posiblemente relacionada con la carencia de agua en la mayor parte del territorio que ocupan en el globo terráqueo, escogieron amparados inclusive por el Corán, un sistema de organización social autoritario y verticalista de carácter feudal que ha hecho muy difícil el proyectarse hacia sociedades más abiertas política, social y económicamente: una receta perfecta para el atraso cultural. Es notable el desarrollo de Israel país de vanguardia en procesos, productos y servicios de primer orden. Los árabes, excelente comerciantes por cierto, donde hay el recurso, se han hecho ricos produciendo petróleo y gas natural, cuya extracción y manejo tiende a serlo por occidentales. Es poco el valor añadido mediante su propio esfuerzo, “a la israelí”, aunque esta afirmación en los últimos años tiende a ser menos monolítica.

Es claro para este servidor, que los países árabes especialmente los del vecindario levantino, no quieren mucho a los israelitas, por decirlo de alguna forma constructiva. ¿Mezcla de complejo, envidia y temor ante el ejemplo desarrollista basado en prácticas democráticas? Quien sabe…es difícil precisar.

Los palestinos, pobres y mucho menos duchos en la ciencia y menos organizados que los judíos, han sido relegados a ser ciudadanos o pobladores de segunda categoría. Sus anhelos por tener su propio estado al lado de los israelitas, tal y como a éstos se lo permitieron los aliados como ya se mencionó, les ha sido negado, principalmente por aquellos. Y cuando tuvieron la oportunidad por la vía de los acuerdos de Camp David, Yasser Arafat, de Al Fatah, en ese tiempo el jefe de la Autoridad Palestina, declinó al final el acuerdo que, si bien no era perfecto, sentaba las bases para un estado palestino. Como sucede cuando se tratan estos temas puede me equivoque: el acuerdo llamado “de Camp David” no se implementó porque Hamas, grupo saladista y por lo tanto extremista, de carácter político-terrorista extremo y despiadado, como lo acaba de demostrar, le ha dicho a Arafat que “ni se le ocurriera”. Me parece a Arafat, ya maduro, le faltó coraje.

Hamas, que en la práctica administra Gaza con sus métodos, guste o no a la población gazista, no se lleva con la AP, hoy debilitada por un tema de liderazgo, pero que gobierna, sin llegar a ser estado, la mayor parte del territorio que Israel otorgó a los palestinos. Mientras, Hamas se afinca en la estrechísima franja de Gaza. Israel le dio a los palestinos “no Gaza” territorio, para tranquilizar los ánimos y en parte para restarle apoyo a Hamas, un grupo además apoyado por los persas (iraníes), potencia subregional; su presencia en América Latina a mi juicio es nominal.

En los últimos años, con el liderazgo de la diplomacia de EEUU con el apoyo de los europeos y el “visto bueno” a nivel internacional excepto por los incorregibles enemigos del Estado de Israel, algunos geográficamente cercanos a nosotros, se ha dado un acercamiento de estados árabes del área con los israelíes, en algunos casos tal y como sucedió hace años con Egipto y Jordania, el lejano Marruecos si se quiere o la no árabe Türkiye, que ha desembocado el relaciones diplomáticas y económicas. Últimamente se ha venido trabajando en un acercamiento clave con Arabia Saudita, aprovechando la visión progresista desde el sunismo, del Príncipe Salman, el verdadero gobernante. Este acuerdo, que busca desembocar en relaciones diplomáticas plenas con Israel, incluye “platota” para el desarrollo a otorgar a la AP, algo inaceptable para Hamas por la influencia y razón de ser que pierde, lo que además molesta a los iraníes y su grupo proxi libanés Hezbollah. De allí la rabieta de tan funestas y terribles consecuencias, inaceptable para el mundo judeo-cristiano en general excepto algunos países que manejan sus propios “techos de vidrio” o agendas muy particulares.

La idea de Hamas alimentada sin duda por los iraníes, no necesariamente elocubrada por ellos aunque si apoyada, es que no se de bajo ningún concepto la consolidación de la jugada magistral arriba mencionada, entre Saudia e Israel. O sea, que prevalezca el status quo que tanto conviene a Hamas, pero no a Israel y los palestinos, la Región y el mundo en general.

En este momento, a juicio del suscrito y luego del lógico impasse para calmar los ánimos, independientemente del justo derecho de autodefensa israelís, conviene los israelitas se manejen con cuidado y no caigan en trampas que den la imagen de una Israel tan salvaje como Hamas. las negociaciones deben retomarse y EEUU y los europeos continuar tendiendo puentes pero sin concesiones gratuitas con los ayatolas. Parte del problema es Bibi Netanyahu, líder indiscutible todavía, hoy su base de apoyo disminuida, con acusaciones de corrupción ya judicializadas y dependiendo para formar gobierno, de una extrema derecha judía perniciosa para la política.

En los tiempos presentes, mucho bien le haría a los árabes el tener acceso al conocimiento funcional israelí para potenciar su propio desarrollo en la era post petrolera y gasífera, así como a Israel el disminuir radicalmente la tensión en la Región y convertirla poco a poco en una de paz y desarrollo. El establecimiento de un estado palestino, si los israelitas son al menos moderadamente generosos y los palestinos moderadamente flexibles, no sería un problema para Israel; todo lo contrario. A Hamas habrá que tranquilizarlo. Ese es el camino para que los complejos milenarios pasen a la historia.

En fin, las mencionadas son a juicio del suscrito, realidades a tomar en cuenta. Sería grandioso que en nuestra era se llegara a ese momento de conciliación tan necesario. Hay muchos ejemplos exitosos que demuestran es posible. Con una dosis de buena voluntad y confianza mutua se puede.

Ex director general de política exterior de Costa Rica, ex diplomático.

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