Dónde | Alajuela, Costa Rica |
Profundidad del cráter | 300 m |
Anchura del cráter | 1,6 km |
Un día es un caldero de color verde esmeralda de aguas ácidas casi hirvientes, incrustado un paisaje de rocas grises como la Luna, lodo burbujeante y con incontables grietas que pulsan continuamente gases amarillos de azufre. Y al día siguiente puede parecer una bañera mineral humeante de color azul, turquesa u oro, según como la lluvia modifique su composición química.
Está activo desde antes de que se comenzase a llevar registros, en 1828; entró en erupción de forma catastrófica en 1910, cuando expulsó ceniza a velocidad vertiginosa y provocó ondas expansivas que llegaron a sitios como Boulder, en Colorado. Se produjeron erupciones más pequeñas en 1953, 1989 y 1995, que obligaron a evacuar las poblaciones cercanas. En 2017 se presentó una erupción fuerte con una columna de vapor de agua, ceniza y gases de 3 km de altura, visible desde varios lugares de Costa Rica. La erupción se ha catalogado como una de las más importante del coloso y motivó el cierre del parque y la evacuación de comunidades cercanas al volcán y de turistas en la zona, aunque no se reportaron personas afectadas directamente por el fenómeno. Aunque el Poás se encuentra ahora en un estado de calma relativa, las emisiones de azufre y cloro han provocado daños por lluvia ácida en las plantaciones locales de café y bayas.
Su cráter colapsado (1,6 km de ancho) es el más grande del hemisferio occidental. Su borde elevado permite observar vistas despejadas del país que abarcan hasta las costas del Pacífico y del Caribe.
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