Un impuesto a los superricos para combatir el hambre se abre paso

Junio 26, 2024

Por Humberto Márquez

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Organizaciones que luchan contra la desigualdad y el hambre, como la coalición Oxfam, apoyan las demandas para que los ricos del mundo sean gravados con impuestos más justos. Un nuevo estudio, auspiciado por Brasil, servirá de base para iniciar la discusión del tema entre las economías más poderosas del mundo. Imagen: Oxfam

CARACAS – Un acuerdo global puede gravar con un pequeño impuesto a las 3000 personas más ricas del planeta, con fortunas superiores a 1000 millones de dólares, y destinar ese dinero al combate del hambre en el mundo, mostró un estudio impulsado por el gobierno de Brasil y el Observatorio Fiscal de la Unión Europea.

Los más ricos “están pagando menos que otros grupos socioeconómicos. Esta es una propuesta simple, para que paguen al menos dos por ciento anual de su riqueza o renta, y obtener así entre 200 000 y 250 000 millones de dólares cada año”, dijo Gabriel Zucman, el economista francés que conduce y presentó el estudio.

Si la norma se ampliase a los dueños de fortunas con más de 100 millones de dólares, podrían obtenerse entre 100 000 y 150 000 millones de dólares adicionales, dijo Zucman, director del Observatorio y profesor de Economía en la Escuela Normal Superior de París y en la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos.

La propuesta y el estudio que ahora la soporta son impulsadas por el mandatario de Brasil, el izquierdista moderado Luis Inácio Lula da Silva, presidente de turno del Grupo de los 20 (G20), quien la presentará para su debate en la cumbre de ese club de las principales economías industriales y emergentes del planeta, a finales de este año en Rio de Janeiro.

Para Lula “ya es hora de que los superricos paguen los impuestos que les corresponden”, y dirigir esos recursos a combatir el hambre y la pobreza en países en desarrollo, según planteó este mes en reuniones del Grupo de los 7 –potencias occidentales- y la Organización Internacional del Trabajo.

Lula encargó al equipo de Zucman la elaboración del estudio técnico, “Un plan para una coordinación mínima efectiva de una norma fiscal para personas con un patrimonio neto ultraalto”, que el economista presentó el 25 de junio por internet, a lo que siguió un diálogo con un pequeño grupo de periodistas, IPS entre ellos.

“Se trata de elegir entre la opacidad y la transparencia. La evasión fiscal no es una ley de la naturaleza”: Gabriel Zucman.

Tras su presentación, el ministro de Finanzas, de Brasil, Fernando Haddad, dijo que “es esencial garantizar que todos paguen la parte que les corresponde de impuestos”, y aseguró que “la presidencia brasileña del G20 ha puesto la cooperación fiscal internacional en la cima de la agenda de la vía financiera del grupo”.

Susana Ruiz, responsable de política fiscal de Oxfam Internacional, coalición internacional contra la pobreza, dijo que “damos la bienvenida al informe Zucman, contribución fundamental para arreglar un sistema que permite a los ultrarricos evadir impuestos y acumular y proteger cantidades astronómicas de riqueza”.

“Gravar adecuadamente a los ultrarricos podría recaudar miles de millones de dólares para que los gobiernos afronten la desigualdad y la crisis climática”, dijo Ruiz.

Cuando recibió a su homólogo de Benín, Patrice Talon, en mayo, Lula planteó que “si los 3000 milmillonarios del planeta pagaran dos por ciento de impuestos sobre el rendimiento de sus fortunas, podríamos generar recursos para alimentar a los 340 millones de personas que sufren inseguridad alimentaria grave en África”.

Sin embargo, por ahora el informe –y la presentación que hizo Zucman- no abordan el destino de los recursos a conseguir: “Yo no puedo decir cómo se va a usar ese dinero. La distribución la tiene que decidir la gente con sus deliberaciones y votos democráticos”, expresó.

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El economista Gabriel Zucman, del Observatorio Fiscal de la Unión Europea, durante la presentación del estudio, según el cual es posible gravar con dos por ciento anual a las mayores fortunas del mundo y obtener de ese modo 250 000 millones de dólares, fue seguida en muchas capitales vía internet. Imagen: Humberto Márquez / IPS

Los muy ricos, pagan poco

Zucman planteó que “los multimillonarios y las empresas que poseen han sido los principales beneficiarios de la globalización. Esto plantea la cuestión de si los sistemas tributarios contemporáneos logran distribuir estas ganancias de manera adecuada o, por el contrario, contribuyen a concentrarlas en unas pocas manos”.

En casi cuatro décadas -de 1987 a 2024- la riqueza de los muy ricos, el 0,0001 % de la población, creció a una media de 7,1 % anual y capturó 14 % del producto interno bruto mundial, mientras la riqueza media por adulto aumentó no más de 3,2 %.

En promedio, los multimillonarios pagan apenas una tasa efectiva de 0,3 % de su riqueza, menos que los grupos socioeconómicos que también deben tributar.

Ello se debe, en gran medida, a que son propietarios de conglomerados de empresas o acciones que cotizan en bolsas, y a través de esos mecanismos presentan por ejemplo unas rentas anuales gravables inferiores a las que corresponden a su riqueza.

Zucman dijo que su propuesta “es muy simple: que paguen dos por ciento de su riqueza o renta (una combinación de impuestos a la renta y al patrimonio) y se equiparen así con los restantes grupos socioeconómicos”.

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Publicaciones especializadas como Forbes mantienen una constante presentación de las personas poseedoras de las mayores fortunas en el mundo, todos hombres, entre quienes destacan magnates de las nuevas empresas tecnológicas. Para los promotores de un nuevo tributo combinado a la renta y al patrimonio se debe avanzar en una nueva era de transparencia sobre sus contribuciones en forma de impuestos: Imagen: Valora Analitik

¿Cómo hacer?

La clave, explica Zucman, está en definir el mínimo valor de mercado difícil de manipular por los milmillonarios “y eso ahora puede hacerse con los miles de analistas de impuestos que hay en el mundo, a medida que se levanta el secreto bancario y con mayor coordinación entre países”.

De esa coordinación puso como ejemplo el conocido Pilar 2 de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que desde 2021 se propuso pechar con al menos 15 % las rentas de las trasnacionales en las naciones industrializadas, “algo que no parecía posible 10 años antes”.

La base del nuevo tributo estaría en estimar la ganancia presunta junto con la riqueza en acciones de bolsas y empresas. “También están los aviones, los yates, los picassos, pero eso es una parte muy pequeña de la riqueza global”, dijo el experto.

Admitió que los milmillonarios podrían mudarse a países que no les cobren los nuevos tributos, pero Estado donde tienen sus propiedades y fuentes originales de ingresos puede seguir gravando sus riquezas aun cuando no estén en el país.

“Creo que esa movilidad debida a los impuestos tiende a exagerarse en los debates públicos”, opinó Zucman.

A su juicio, “lo ideal es que la norma avance a medida que más países se sumen”, y se establezca una nueva forma de cooperación entre países, con respeto a la soberanía de cada cual. “No hace falta un nuevo tratado internacional”, consideró.

El Observatorio indicó que una reciente encuesta en los países del G20, hecha por la firma francesa Ipsos, mostró que 67 % de los adultos piensa que hay demasiada desigualdad económica, y 70 % que los ricos deberían pagar impuestos más altos.

El apoyo a un impuesto sobre el patrimonio de los ricos es mayor en Indonesia (86 %), Turquía (78 %), Reino Unido (77 %) e India (74 %). Es más bajo en Arabia Saudita y Argentina (54%), pero aún supera la mitad de los encuestados.

En Estados Unidos, Francia y Alemania, alrededor de dos de cada tres encuestados apoyan un impuesto sobre el patrimonio de los ricos.

“Sería ingenuo suponer que todos los contribuyentes van a estar a favor. Pero también se trata de elegir entre la opacidad y la transparencia. La evasión fiscal no es una ley de la naturaleza”, resumió Zucman.

Finalmente destacó que el objetivo del informe, cuya elaboración inició en febrero, “es iniciar una conversación política global, no ponerle fin”.

La primera gran discusión global entre las economías líderes del planeta se verificará cuando los ministros de Finanzas del G20 se reúnan en Río de Janeiro el 25 y 26 de julio. Pero es ya claro que el camino, en el mejor de los casos, será largo.

ED: EG

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