Sudán sigue sangrando

Guadi Calvo

Sudán

Absolutamente desplazada de atención periodística, por el genocidio sionista en Gaza, que ya superó las doce mil muertes, y los seis millones de desplazados, sobre una población de casi cuarenta y siete millones. La crisis de desplazamiento se ha convertido en la mayor del mundo. Llegando a ser tres millones de niños, que se suman a los casi veinte que, están fuera de las aulas. Mientras que se ha conocido que más de 1200 menores de cinco años, han muerto por un brote de sarampión, en el estado del Nilo Blanco, a lo largo de la frontera con Sudán del Sur, situación que se agrava por la falta de alimentos, medicamentos y agua potable. Lo que, según los expertos, todo está dado para esperar un brote de cólera.

La guerra civil que comenzó el pasado quince de abril, que ya alcanza las diez mil muertes, y no hay en el horizonte posibilidades de que se detenga, mientras siguen fracasando, de manera continua las mesas de negociación de Jeddah (Arabia Saudita) alentadas por Riyadh y los Estados Unidos. (Ver: Sudán: hablemos de paz… otra vez).

Mientras que desde los principales frentes de combate Jartum-Omdurmán y Darfur, la información, parece siempre las mismas, más y más muertos, y más ruinas, sobre las ruinas generadas en estos casi siete meses de combates.

El miércoles ocho de noviembre, estallaron, en Omdurmán, la ciudad gemela de la capital, separadas solo por la confluencia de los ríos Nilo Azul y Nilo Blanco, nuevos enfrentamientos, entre Las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) del general Abdel Fattah al-Burhan, que controla la mayor parte de las tierras agrícolas del este y la terminal petrolera de Port Sudan; y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) liderado por Mohamed Hamdan Dagalo (Hemetti), que no solo maneja los campos de oro del oeste, sino hoy las porosas y fundamentales fronteras, del Chad donde se encuentran campos de refugiados, con más de quinientas mil personas; sino los muy apreciados mercados de armas de Libia y la República Centroafricana (RCA).

Durante los combates se utilizaron aviación militar, artillería pesada, al tiempo que se produjeron choques terrestres, en diferentes puntos de la ciudad, que más allá de los meses de guerra y haber sido un reiterado escenario bélico, continúa densamente poblado.

Se informó que el ejército desplegó potentes unidades en varios barrios apuntando, desde donde se atacó diversas áreas bajo el control de las RSF, entre las que se incluye, uno de los pocos mercados que se mantiene abierto, en el distrito de Um Badda, al oeste de la ciudad. Según algunos residentes que han podido ser contactados, la batalla, con algunas interrupciones, siguió hasta el atardecer.

Tras las incursiones aéreas del ejército del general al-Burhan la artillería de las RSF abrió fuego contra el sector norte de Omdurmán, área controlada por el ejército. Durante el cruce de los disparos, se conoció que varios proyectiles cayeron en los barrios de Al-Waha y Al-Thawra, donde se produjo la muerte de un número indeterminado de residentes. Ambos distritos ya habían sufrido “daños colaterales” a lo largo de la guerra. El último a mediados del mes pasado que dejó cerca de una docena de civiles muertos.

Desde el hospital Al-Nao, uno de los únicos que todavía opera, se confirmó la llegada de números muertos y heridos, aunque el número se sigue sin precisar. El Al-Nao, en pésimas condiciones, ya que el pasado nueve de octubre fue atacado en un raid aéreo que dejó 54 muertos, 164 heridos.

Mientras tanto, en Jartum, también drones del FAS atacaron posiciones de las fuerzas paramilitares, localizadas en el área del aeropuerto principal de Jartum y zonas residenciales circundantes.

En el estado de Darfur, otro de los principales frentes de la guerra, las RSF, se aproximan indefectiblemente el control total de Darfur norte; donde cientos de miles de desplazados internos han buscado refugio y hasta hora en disputa con el ejército sudanés. Por lo que se espera, la profundización de los crímenes masivos, contra la población negra no árabe o masalit, objeto del genocidio de 2003-2009, y principal objetivo de las RSF desde el comienzo del actual conflicto.

Por lo que se vuelve a reproducir desplazamientos de civiles, de esa provincia, sectores que, si bien no les garantizan mayor seguridad, los aleja, de una muerte inminente. Darfur norte, había sido el último resguardo para miles de desplazados provenientes de los Darfur: meridional, occidental y central, junto a las respectivas capitales regionales (Nyala, El Geneina, y Zalingei) en total unos once millones de personas. Desde hacía días se esperaba la gran ofensiva contra la ciudad de El Fasher, capital de Darfur del norte, lo que acaba de suceder, marcando la caída de la cuarta y última capital de la región.

Desde el mismo comienzo de esta nueva guerra civil, han sido numerosas las denuncias sobre ejecuciones, torturas, desapariciones forzosas, violaciones masivas y el descubrimiento de fosas comunes y saqueos a propiedades de la comunidad masalits, incendio de sembradíos, destrucción y robo de depósitos alimentarios.

La actual situación, además de la violencia desatada por los combates, ha provocado un caos administrativo en las diferentes ciudades y pueblos darfuriés, por lo que Abdel Raheem Dagalo, segundo al mando y hermano del líder de las FAR, ha declarado no tener capacidad práctica, para su control administrativo, por lo que ha llamado a líderes tribales para que se hagan cargo del caos.

Desde que a principios de noviembre las Fuerzas de Apoyo Rápido tomaron Darfur Occidental, junto a milicias aliadas, han multiplicado los asesinatos en masa.

La masacre de Ardamata

En Darfur, el leitmotiv de las FAR, sigue siendo la violación y violencia sexual masiva contra mujeres y niñas. Muchas de ellas se encuentran retenidas, en estado de esclavitud, por las fuerzas paramilitares. Si bien no hay un número concreto, por las amplias zonas en que este crimen se registra, activistas de organizaciones humanitarias, consideran que los casos denunciados son muchos más. Ya que, dado, la estigmatización que esos ataques produce al interior de sus comunidades de las mujeres abusadas, no suelen ser denunciadas.

Tampoco, dado el caos que dejan detrás de sí,los combates, prácticamente no existen comisarías, centro legales u hospitales donde hacerlo. Sin conexión a Internet, ni otro tipo de comunicaciones al exterior, son contadas las oportunidades que estas denuncias pueden salir de Darfur. Incluso los diversos medios periodísticos, que le hicieron llegar consultas al respecto al jefe de las FAR en Darfur, no han recibido ninguna respuesta.

Los paramilitares de Hemetti, desde el inició de la guerra, han armado y alentado decenas de bandas armadas, conocidas como Janjaweed (jinetes armados) que transitan sin control por diversos sectores del Estado, atacando caravanas de desplazados, que intentan llegar hasta la frontera con Chad, haciéndoles padecer el mismo rosario de penalidades, robos, tortura, violaciones y muerte, en un intento de limpieza étnica, contra los masalit.

El pasado día ocho de noviembre, en un ataque conjunto entre las FAR y los Janjaweed fueron asesinados entre doscientos y dos mil civiles, mientras que otros tres mil resultaron heridos en el campo de desplazados de Ardamata, está cerca de la ciudad de El Geneina, la capital de Darfur Occidental. Entre las víctimas se encuentra el líder tribal masalit, Mohamad Arbab, asesinado tras haber sido secuestrado, junto a uno de sus hijos y ocho nietos. El ataque se produjo después que la 15ª División de Infantería de las Fuerzas Armadas Sudanesas, debieran retirarse a Chad.

Sobrevivientes de la matanza de Ardamata, informaron a llegar a la frontera chadiana que, una columna de más de quince vehículos, transportando milicianos de las FAR, atacaron con granadas propulsadas, el grupo de personas con las que intentaban alcanzar la frontera, por una ruta de montaña. Solo dos, de la treintena con las que viajaba, lograron salvar sus vidas.

Estos últimos movimientos fueron los que obligaron en los tres primeros días de noviembre a más de siete mil personas a cruzar, según Médicos sin Fronteras (MsF), una cifra mayor a la de todo octubre. Esta misma ONG informó, que entre los recién llegados hay un hombre con varias heridas de bala, llegados desde Darfur, quien denunció, que cuando fue herido por las FAR, fueron asesinadas diecisiete personas que viajaban junto a él, como una metáfora de un Sudán que sigue sangrando.

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