Agosto 18, 2025
Por Corresponsal de IPS

LA PAZ – Desde un lejano tercer lugar en las encuestas, el centrista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), sorprendió al ganar la primera vuelta de la elección presidencial en Bolivia, y disputará la segunda con el derechista Jorge “Tuto” Quiroga, quien llegó tras él en los comicios del 17 de agosto.
Con ese resultado se dan ya por acabadas dos décadas de gobiernos de izquierda con dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), primero con el líder cocalero e indigenista Evo Morales (2006-2019) y luego con el actual presidente, Luis Arce, en el poder desde 2020 tras un año de gobierno de facto de Jeanine Añez.
Paz cosechó 32,14 % de los poco más de cinco millones de votos válidos; Quiroga, de la agrupación Libertad y Democracia, 26,81 %; el empresario Samuel Doria Medina (Unidad) -a quien medios y encuestas aupaban como puntero-, 19,86 %, y los candidatos de dos fracciones del MAS, Andrónico Rodríguez y el oficialista Eduardo del Castillo, apenas sumaron 11,38 %.
Pero Morales, quien llamó a votar nulo como protesta porque no se le permitió inscribirse como candidato, exhibió músculo y permanece como actor en la política boliviana pues se registraron 1 246 826 votos nulos, 19,29 del padrón electoral.
Ya comenzó la batalla por ganar al electorado que rechazó el desgaste del gobierno y se alejó del liderazgo izquierdista que prevaleció durante dos décadas. Doria Medina anunció su apoyo a Paz para el balotaje previsto para el 19 de octubre.
La elección se efectuó en un año marcado por escasez de dólares para importaciones y en particular de gasolina, tras la caída de la producción y exportación de gas y otros bienes, lo que generó inflación de 24 % anual y gran malestar entre la población.
La crisis en la izquierda con acento indigenista, que llegó a cambiar el nombre oficial del país, de “República” a “Estado Plurinacional”, creció con la amarga pugna por el liderazgo entre Morales -procesado por presunto estupro e inhibido de ser candidato por ser dos veces reelegido- y Arce, quien declinó optar por la reelección.
En ese contexto, el electorado, que en el pasado respaldó a Morales y Arce con holgadas mayorías, volvió sus ojos hacia las opciones de derecha y centroderecha.
Quiroga y Doria buscaron varias veces la presidencia, sin éxito, enfrentando al MAS, y presentaron esa larga oposición como credenciales, a la vez que ofrecieron superar la crisis con fórmulas liberales de reducción del Estado, estímulo a las exportaciones y acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener recursos.
Paz coincidió en la necesidad de reducir el papel empresarial del Estado, distribuir parte de los ingresos fiscales entre regiones, prestó más atención que sus rivales a temas como la violencia doméstica, y considera que la economía puede recuperarse sin necesidad de acudir al FMI.
Quiroga, de 65 años, ingeniero industrial y economista, trabajó en la empresa privada hasta que en 1993 ingresó a la lucha política y en 1997, a los 37 años, fue vicepresidente en el gobierno del general retirado Hugo Banzer (1997-2001), quien había gobernado de facto entre 1971 y 1978.
Banzer dejó el cargo anticipadamente por motivos de salud y “Tuto”, apodo familiar, le reemplazó durante un año (2001-2002). Quiroga ha sido un activo opositor de los gobiernos de izquierda en su país y en el resto de América Latina.
Celebró el resultado de la primera vuelta el 17 de agosto afirmando que “de ahora en adelante, Bolivia será libre por los siglos de los siglos. Con el voto, hemos devuelto a todos la fe en la democracia y que se puede cambiar el país con la fuerza del voto, en contra de los bloqueos y sabotajes. Hoy ganó la democracia boliviana”.
Paz, de 57 años, formado en economía y relaciones internacionales, es senador y fue alcalde de la sureña ciudad de Tarija. Es hijo del expresidente socialdemócrata Jaime Paz Zamora (1989-1993) y nació en Santiago de Compostela, España, durante uno de los exilios de su padre, perseguido por regímenes militares bolivianos.
“Aún no se ha ganado nada”, advirtió a sus partidarios la noche de la elección, para movilizarlos en lo que se augura como una cerrada campaña de dos meses.
Los resultados muestran que Quiroga pudo capitalizar más que Doria su imagen opositora y su propuesta de cambiar radicalmente lo que han sido los gobiernos del MAS, y que Paz pudo atraer a los descontentos más ubicados en el centro y cansados de tantos años con los mismos protagonistas al frente de la política.
En los comicios también se eligió la Asamblea Legislativa Plurinacional, el parlamento que tiene cámaras de senadores y diputados, y allí han sido más contundentes la derrota del MAS y el triunfo de sus contendores.
Según proyecciones de encuestadoras, de los 36 senadores entre 13 y 15 serían para el PDC; Libre, de Quiroga, tendría 11 o 12; Unidad, seis o siete; otro sería del grupo derechista Súmate, y los que faltan por definir aún podrían dejar sin asiento al MAS.
Entre los 130 diputados, unos 45 serían para el PDC, 37 para Libre, 28 para Unidad y seis para Súmate, mientras que las izquierdas apenas han podido asegurar seis escaños, y aún restan algunas diputaciones por definir.
Finalmente, la elección significó un revés para las encuestadoras, que hasta días antes colocaron como favoritos a Quiroga y Doria, con entre 20 y 24 % de preferencias, mientras que Paz figuró con intenciones de voto de un solo dígito, aunque una firma del diario El Deber llegó a asignarle hasta 16 %.
Tras el balotaje del 19 de octubre, los nuevos presidente y parlamentarios asumirán sus cargos el 8 de noviembre. Arce ha asegurado que el país tendrá una transición ordenada y democrática.
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