Sanders contra Schultz y la lucha de Starbucks contra los sindicatos

Luca Celada

Starbucks

Tras un lanzamiento a lo grande en febrero durante la semana de la moda de Milán, con una actuación musical de Lizzo, presencia de Anna Wintour [gurú de la moda y directora de Vogue] y cobertura en el New York Times, los nuevos cafés con aceite de oliva le están dando a Starbucks algunos quebraderos de cabeza. Pocas semanas después de su introducción en los Estados Unidos (por ahora sólo en los mercados de Seattle, Los Ángeles y Nueva York), empiezan a filtrarse informes de casos esporádicos de molestias gastrointestinales tras consumir «Oleatos» (nombre patentado por la compañía). Al parecer, la combinación de cafeína y aceite puede producir un efecto laxante que el equipo de «desarrolladores de bebidas» del gigante de Seattle no había tenido en cuenta.

Este no es el único dolor de barriga que le ha quitado el sueño últimamente a Howard Schultz, fundador y consejero delegado en varias ocasiones del gigante de la cafeína. La semana pasada, el multimillonario ejecutivo fue convocado a declarar ante un comité del Congreso. En el estrado, Schultz tuvo que escuchar una severa acusación de Bernie Sanders, jefe del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado, acerca de lo que Sanders calificó de «despiadada campaña antisindical» de la compañía cafetera.

Schultz es el gurú del café cuyas bebidas de café «optimizadas» para el mercado de masas levantaron un imperio y cambiaron la cultura alimentaria de todo un país. Pero también es el principal abanderado de una hostilidad hacia los sindicatos que une la nueva economía con el capitalismo de plataformas. Al igual que Amazon, Google y otras empresas, Schultz expresa una intolerancia cada vez más explícita hacia los sindicatos, dentro de una cultura corporativa que impone la lealtad interna y la fe neoliberal. Schultz ha difundido tales teorías en libros y en numerosos discursos públicos, organizando grupos de presión para luchar contra proyectos de ley que facilitarían la formación de sindicatos en las empresas. Todavía más que Bezos y otros colegas, ha obstruido activamente la sindicalización de sus establecimientos, recurriendo al cierre de cafeterías antes que acceder a las demandas de los trabajadores.

En los Estados Unidos se requiere el voto previo de los trabajadores de las fábricas o establecimientos para formalizar la representación sindical y acceder a los beneficios de la negociación colectiva. Para evitar este primer paso, Starbucks, al igual que Amazon, ha emprendido campañas sin cuartel destinadas a disuadir a sus baristas de que formulen peticiones sindicales.

El esfuerzo organizativo sindical se intensificó en 2021 y 2022 en cientos de locales (de los más de 15.000) de Starbucks en todos los Estados Unidos en los que los empleados presentaron peticiones para formar sindicatos. La lucha resultó especialmente dura en Buffalo, Nueva York, donde, en diciembre de 2021, consiguió finalmente sindicarse un local. Desde entonces, otras 300 cafeterías han seguido su ejemplo. Sin embargo, la empresa ha seguido adoptando tácticas obstruccionistas, cerrando decenas de cafeterías sindicadas, despidiendo a empleados favorables al sindicato y alargando el proceso de negociación hasta el punto de que, a día de hoy, ninguna cafetería ha recibido una oferta inicial de contrato.

Schultz ha mantenido en todo momento que ofrece salarios y prestaciones competitivas sin necesidad de «interferencias sindicales», una postura que ha provocado la adopción de medidas legales en su contra por parte de la autoridad sindical gubernamental (NLRB). Hace unas semanas, un magistrado de la NLRB dictaminó que Starbucks era responsable de una «mala conducta atroz y generalizada» contra los trabajadores de Buffalo que intentaron formar un sindicato, ordenando la readmisión inmediata de los empleados despedidos ilegalmente y la reapertura de las cafeterías cerradas sin justificación. En la comparecencia ante el Congreso, Sanders empleó un tono aún más contundente.

«¿Saben ustedes que los jueces de la NLRB han dictaminado que Starbucks violó la legislación laboral federal en más de 100 ocasiones durante los últimos 18 meses? Mucho más que cualquier otra gran empresa de los Estados Unidos», tronó el senador de Vermont. Schultz afirmó que sólo eran «alegaciones» que «se demostrarán falsas». Sanders prosiguió: «¿Alguna vez ha amenazado, coaccionado o intimidado a un trabajador por apoyar a un sindicato?». «He tenido conversaciones que podrían haberse interpretado de un modo distinto al que yo pretendía», respondió Schultz. Tras la audiencia, no sólo se negó a entablar negociaciones de buena fe, tal como le había pedido Sanders, sino que unos días después despidió a Alexis Rizzo, empleado de Starbucks que fue el organizador de la primera campaña en Buffalo. Rizzo anunció que demandará a la empresa.

Mientras tanto, el miércoles pasado, Schultz, cuya fortuna personal se estima en 3.000 millones de dólares, perdió otra votación, esta vez de los accionistas de su empresa, que decidieron en su junta pagar un estudio sobre el trato dispensado por la empresa a los trabajadores encomendado por una comisión neutral. De momento, la empresa prosigue su expansión y la creación de marcas de café. Se espera que la nueva sucursal de la Piazza Montecitorio de Roma abra pronto sus puertas, y en el menu figurará el «Oleatos».

Luca Celada, periodista italiano radicado en Los Ángeles (California), autor de “Autunno americano” (2020), escribe habitualmente sobre los Estados Unidos en el diario “il manifesto”.

Fuente: il manifesto global
Traducción: Lucas Antón para sinpermiso.info

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