San Petersburgo, mucho más que bellas fachadas

Por Friedemann Kohler (dpa)

San Petersburgo, mucho más que bellas fachadas
Arte callejero en lugar de fachada lujosa: un mural en el centro cultural alternativo de la Calle Pushkin 10. Foto: Friedemann Kohler/dpa

Nina Astashkina se muestra feliz al enseñar los interesantes patios traseros de San Petersburgo, como la llamada «Casa de los Tres Benois» en el distrito de Petrogrado, donde hay hasta una docena de ellos, todos numerados para ayudar a encontrarlos.

No son precisamente hermosos. Algunos contienen garajes de hojalata, grafitis, paredes de yeso descascarillado de las que cuelgan haces de cables enredados. Así es como la metrópoli del norte de Rusia, renombrada habitualmente por su elegancia, se ve desde atrás.

Una mirada detrás de las magníficas fachadas

Tres miembros de la dinastía de arquitectos Benois construyeron antes de la Primera Guerra Mundial el que en su momento fue el edificio de apartamentos más grande y moderno de la ciudad.

El compositor Dimitri Shostakovich vivió aquí en tiempos de la Unión Soviética, y la casa sigue siendo una dirección muy solicitada actualmente. «Aquí vive gente muy diferente», dice Astashkina. «Algunos conducen un Tesla o un Bentley, otros todavía viven en pisos comunitarios», añade.

La «kommunalka» es una reliquia que existe casi exclusivamente en San Petersburgo. Ante la escasez de espacio durante la época soviética, cada familia se apiñaba al completo en cada habitación de estos apartamentos de clase alta.

El Art Nouveau nórdico y los estrechos patios traseros

Aunque San Petersburgo es la ciudad de los palacios y museos del zar, los canales y los paseos o las mágicas noches blancas de verano, la vida de la gente de esta ciudad de más de 300 años tiene lugar detrás de sus magníficas fachadas.

Echar un vistazo a los patios traseros también vale la pena para los visitantes de San Petersburgo. En ellos se muestra algo de la energía y la creatividad de la ciudad con más de un millón de habitantes más septentrional del mundo.

Astashkina, que estudió Filología, ofrece paseos por la ciudad como guía turística. Ella tiene una debilidad especial por el distrito de Petrogrado, situado sobre una isla al norte del curso del río Neva.

La zona se desarrolló después de que se construyera un puente a principios del siglo XX. Pronto se edificaron casas en estilo Art Nouveau de influencia nórdica, como las que se pueden admirar en Estocolmo o Helsinki.

 
Lo mejor es evitar las masas

Lothar Deeg es un experto alemán en la ciudad y aconseja a los visitantes de San Petersburgo que busquen las vías menos transitadas. El periodista vive en la ciudad desde hace décadas, escribe libros de viaje y trabaja como guía. Su consejo: viajar evitando los ciclos turísticos.

A muchos visitantes les gusta ver el centro histórico desde las alturas. El crecimiento salvaje de los tours «Petersburgo desde arriba» es un dolor de cabeza para las autoridades.

Hay muchos cafés en las azoteas que ofrecen esos panoramas, y están al margen de las visitas guiadas. Deeg cita el proyecto Etazhi en la avenida Ligovski, el Golizyn junto al río Fontanka o el bar del Centro Cultural Palme de la calle Pirogov.

Su nuevo lugar favorito está junto al agua. «El paseo marítimo es uno de los pocos lugares desde los que se tiene una vista del puerto», dice Deeg. Un nuevo Centro Cultural ocupa ahora el antiguo emplazamiento de una fábrica de cables, donde se celebran exposiciones y se da espacio a tiendas y cafés.

Lugar de reunión de los artistas

Serguéi Gorchakov, por su parte, guía a los visitantes hacia los lugares clave de la cultura juvenil de la época soviética, cuando la ciudad se llamaba Leningrado.

Para él, la «cultura inconformista» comenzó en la década de 1960 con el poeta Joseph Brodsky y otros escritores, pintores y músicos. Se reunían en pequeños bares no muy lejos de la avenida Nevski.

«El Café Saigón era el centro de todos los artistas informales de la Unión Soviética», recuerda Gorchakov. Brodsky se expatrió en 1972 y recibió el Premio Nobel de Literatura en 1987.

En el lugar donde estaba el Café Saigón hat ahora una oficina de la aerolínea Aeroflot. Y en el primer club de rock de Leningrado, en la calle Rubinstein, ahora hay un pequeño teatro musical. Zoi y otros músicos de rock rusos solían actuar allí, vigilados continuamente por la KGB. Su música era considerada una decadencia occidental.

El rock ruso

La cultura subterránea soviética encontró su hogar permanente en el Centro Cultural de la calle Pushkin número 10. En los muros se muestran imágenes de músicos rusos de rock, como Mijail Gorshenev, del grupo Korol i Schut (Rey y Bufón).

Dentro hay galerías y un Museo del Sonido, escenario para conciertos experimentales. También está el Museo de los Beatles, cuyas salas están llenas de recuerdos de los Cuatro de Liverpool.

Los músicos de rock rusos tienen su Salón de la Fama dos pisos más arriba. Y con suerte Vladimir Rekshan ejerce de guía en su propio museo. El fundador de la banda San Petersburgo fue un héroe del rock’n’roll soviético en la década de 1970.

«Este fue el primer bajo eléctrico construido en la Unión Soviética. Lo salvamos del basurero», asegura mientras toma el instrumento con sumo cuidado.

La música rock no fue reconocida oficialmente en la Unión Soviética, pero fue muy popular. «Era la música del pueblo. Éramos parte del folclore internacional», explica Rekshan.

Y luego toca las guitarras del grupo Kinó, que fue liderado por Viktor Tsoi. «Estas guitarras llevaban al éxtasis a las chicas decentes, los tipos duros se quedaban asombrados», concluye.

 

Recuadro informativo: San Petersburgo

Entrada: Los turistas necesitan un visado para entrar en Rusia. Existen visados electrónicos simplificados para San Petersburgo, que ofrecen hasta ocho días de estancia en la ciudad y sus alrededores (https://evisa.kdmid.ru/).

Situación del coronavirus (a 27 de octubre): Debido a la crisis del coronavirus, los viajes turísticos a Rusia no están permitidos. El país es uno de los más afectados por la pandemia en el mundo.

Visitas turísticas: Se pueden reservar en Internet visitas alternativas a la ciudad, que pueden costar entre 500 y 4.000 rublos (de 5,52 a 44,21 euros o de 6,55 a 52,36 dólares) según la duración y el número de participantes.

Más información: Oficina de Turismo de San Petersburgo (Tel.: +7 812 2423906, e-mail: service@ispb.info, Web: www.ispb.info).

dpa

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