Resistencia ética para devolver las razones que justifican la vida…

¿Estamos entendiendo la realidad 0, seguimos en el carrusel de la incertidumbre?

Caryl Alonso Jiménez

Caryl Alonso

Seguramente Alain Touraine, sociólogo francés, no deja de tener razón en “El fin de las sociedades” (2016), que repasa el debilitamiento de las estructuras sociales y recupera el debate de la resistencia ética. Pero, ¿Qué entender por resistencia ética?

Más que cuestionar e interrogar el contexto, repasa las grandes transformaciones sociales, políticas y económicas que ingenuamente, creemos que acontecen con la normalidad en procesos naturales. Pero, no. No es cierto, gran parte son dinámicas intencionalmente construidas sobre escenarios capaces de mostrar imágenes que en realidad tienen otros mensajes… casi siempre ocultos.

Al parecer se repiten hechos colosales ahora… por ejemplo, a finales del siglo XX se extendió una las amenazas de un supuesto impacto producido por un error en las programaciones computacionales llamada Y2K, que en códigos significa Y año (year), 2 Kilo (año 2 mil). Resulta que los programadores usaron de manera normal en la etapa de la expansión tecnologica dos dígitos para representar años, pero, ¿Cómo se programaría el año 2000? Implicaba eventualmente errores de grandes magnitudes.

Aquella noche del 31 de diciembre de 1999, fuimos sometidos al supuesto derrumbe de la tecnología que empezaba en el nuevo siglo. Y para sorpresa, no ocurrió nada en los primeros segundos, minutos y horas de esa madrugada del año 2000. ¿Qué razones había para engañar al mundo…?

Se dedicaron enormes esfuerzos financieros, conferencias, seminarios y alertas dirigidas a contrarrestar temores que afectaría el resguardo de la acumulación… porque eso es occidente: bienes… Aunque un apagón tendría impacto en los sistemas médicos, transporte, controles aéreos, redes eléctricas, telefónicas, de gigantescas consecuencias para la vida… Pero no era la vida lo que importaba…era los bienes… ¡Vaya sistema…!

20 años después, una pandemia del Coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2, o SARS CoV-2, declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo del 2020. Y declarada por OMS su fin internacional en mayo de 2023.

Pero realmente, ¿Qué fue lo que sucedió en el planeta? Extrañamente las respuestas fueron dudas, temores y sin decirlo, más de alguna manipulación del poder… En visitas a algunas ciudades de Asia, Europa y Centroamérica al reflexionar y preguntar sobre las razones para detener el planeta? Todo fueron dudas y temores.

Más allá de cualquier lección o justificación pareciera que se tejieron y probaron en el laboratorio planetario social, gigantescas redes de ensayo sobre el comportamiento social. Y por extraño que parezca, la dinámica gira en torno a sistemas de comunicación y tecnologías para sostener e implantar domesticas verdades triviales e intrascendentes que hacen creer que los usuarios manejan datos, pero sin importancia. Excepto los montajes de sofisticados basados en el Deep fake que sostienen las mentiras profundas.

No es fácil comprender las dimensiones de estas cruzadas del sistema de control y vigilancia como expresaba Michell Foucault (1977). Pero, así empezó el siglo XXI, entre anuncios y manipulaciones a gran escala por la comunicación global y sus místicos con premonitorias catástrofes. Pero nunca hablaron de la catástrofe que produciría el debilitamiento de la democracia y la industria bélica….

El nuevo siglo introdujo una nueva variante, las guerras religiosas de oriente próximo que los estudios de Huntington (1927-2008), en su libro “El choque de las civilizaciones” (1996) lo habían adelantado describiendo geopolítica como variable de estudio y el conflicto como consecuencia.

Fue justamente en esa etapa que se acuña uno de los términos más intensos y ambiguos de la historia teórica: la complejidad. Término que genera una amplia expectativa, acuñada en las esferas terminológicas del estudio de escenarios sociales y tecnológicos, que se atribuye a diversos autores, entre ellos a Niklas Luhmann (1927-1998), quien explico la teoría de los sistemas sociales.; a Heinz von Foerster (1911-2002), quien desarrolló lo que se conoce como la cibernética de segundo orden.

Sin embargo, es Edgar Morín (2025), sociólogo y filósofo quien desarrolló lo que se conoce como el pensamiento complejo. Sus críticas al pensamiento simplificador y reduccionista dieron lugar a visiones multidimensionales que debían conectar con la realidad. Sus aportes avanzaron en la distancia del tiempo y adelantaron estudios sobre la importancia de la incertidumbre, y las relaciones entre los sistemas complejos, particularmente en los escenarios geopolíticos mundiales.

Es indudable, el instrumental del pensamiento siempre será la vía más compleja y posiblemente menos inmediata para encontrar la comprensión de escenarios, para luego estudiar los factores causales de los fenómenos sociales (económicos y políticos) de las crisis; y dentro ello, no menos importante, estudiar aquellas variables fuera del control gerencial, para entender rutas y horizontes desde escenarios futuros.

Enfrentar las crisis contemporáneas al optar por el pensamiento crítico capaz de cuestionar los entornos, si bien no resuelve por ahora la incertidumbre, sí brinda comprensión para entender implicaciones de hoy y las futuras. Alain Touraine, en un afán provocador reclama no solamente indignarse; sino, actuar con mayor resistencia ética en las decisiones… Pero, ¿Estamos entendiendo la realidad 0, seguimos en el carrusel de la incertidumbre…?

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