Juan Carlos Antillón
En aquella ocasión, como ahora, se tapan las verdades históricas y se disfrazan los hechos con falsas verdades y medias y manipuladas interpretaciones de las realidades que nos circundan hoy día y aquellas que forjaron nuestro histórico pasado.
En primer lugar, nos han metido en nuestras mentes, como obra de la más miserable y funesta ingeniería genética, la idea de que fuimos a la guerra unos cuántos e improvisados campesinos pata al suelo y que por obra y gracia celestial triunfamos frente a un ejército superior altamente sofisticado para la época.
Por el contrario y lo esconden con funestas intenciones de mutilar nuestras bravias fuerzas interiores; fuimos el mejor ejercito de toda América de la época: no fue obra de la improvisación, fue producto de una planificación bien estructurada que derivó en acciones coordinadas tanto de inteligencia internacional como en las estrategias económicas y financieras que culminaron en la formación de un ejercito y un armamento tecnológica y militarmente moderno consecuencia racional del proceso cuidadoso de capacitación y dotación de recursos para nuestros soldados con los mejores instructores, las mejores armas y uniformes militares procedentes de los más diestros y destacados ejércitos de la Europa de la época.
Absolutamente nada de lo sucedido en las batallas de la campaña gloriosa del 56-57 FUE PRODUCTO DEL AZAR Y LA IMPROVISACIÓN.
Somos y pertenecemos a una veta gloriosa de lucha respetuosa; pero que con valor e hidalguía nos enseña cómo conseguir labrarnos un futuro mejor, justo y solidario.
Pues hoy justamente cuando celebramos de manera recargada una sola de las muchas batallas ganadas en aquella campaña de casi un año de luchas y sacrificios nacionales, nos vienen con la misma cantaleta gubernamental de que somos inútiles, discapacitados e improvisados cobardes que dependemos de la suerte y la protección sobrenatural para sobre vivir sin el menor empeño. Nos quieren mantener sumisos a la improvisación y la manipulación de nuestros «avesados» políticos que conocen muy bien las profundidades procedimentales para perpetuar la dominación creada históricamente por ellos mismo como una herencia de dominación y postración para anular los retos de una vida digna que nos exige sacrificio, lucha y tenacidad.
Eso es precisamente lo que nos sucede hoy día y para muestra se destaca la lucha sorda del pueblo LIMONENSE a quienes se les arrebata su derecho por continuar su tarea de conseguir a contra pelo de institucionalidad un mejor porvenir para sus familias, su pueblo y muestra Patria.
Una vez más un sector oligarca defiende al extranjero y mancilla al pueblo que lucha arrinconado contra la perversidad de las élites gobernantes y sus serviles.
Ya se levantará de su sepulcro el espíritu indomable del presidente Mora, para con la hidalguía de nuestro pueblo, una vez más, conducirlo con orgullo y objetividad por la senda de la segunda emancipación nacional que tanta falta nos hace.
Allá en los recónditos rincones de la Patria, como si fuera un cálido fogón que calienta y alumbra nuestro glorioso hogar nacional, se empieza a despertar el liderazgo eterno del presidente Mora en las nuevas y jovenes conciencias que ya inspiran el resurgimiento del verdadero ser costarricense.