Precarización laboral y concentración de mercados

Por William Alberto Méndez Garita

William Alberto Méndez Garita

Sin ser alarmista o pesimista, pero sí realista y consciente de los problemas sociales y económicos tras Covid-19, el país podría llegar a tener dos masas críticas (bajo la acepción de cantidad mínima necesaria de materia combustible para producir una reacción): Precarización laboral y concentración de mercados.

Empleo y pobreza

En las primeras horas desde que se aprobó en el Congreso la normativa de suspensión de los contratos de trabajo, el MTSS ha tramitado la solicitud para terminar o suspender la relación laboral de más de 117 empresas con afectación a la estabilidad de 5.105 ex trabajadores (as). Esa cifra lamentablemente aumentará.

La disminución de las actividades económicas, el cierre temporal de instituciones, la paralización de una buena parte de la economía nacional y global también tiene, entre sus víctimas, a los trabajadores independientes, sean o no profesionales.

No es realista que en el corto y mediano plazo ocurra una recontratación del personal despedido, pues el ritmo de reactivación no funciona de un día para otro y depende de múltiples factores.
Mucho menos realista es creer que se abrirán nuevos puestos de trabajo o que vendrán inversiones extranjeras dadas las condiciones actuales de la economía mundial y nacional.

El Ministerio de Planificación anunció días atrás que el desempleo abierto podría subir de 15 a 19 por ciento. El desempleo era aproximado a 309.000 personas sin ocupación -la cifra más elevado de las últimas administraciones- con una afectación peligrosa al grupo de mujeres.

Según el INEC la tasa de ocupación en el tercer trimestre del año anterior era de 54,73 y la tasa de desocupación era de 11,39. No es posible, con las variables a disposición, pensar en un escenario positivo para final de este año en materia de empleo y desocupación.

El otro aspecto importante es la informalidad. Los estudios recientes indican que -antes del Covid-19- era de 46,5 %, es decir, más de un millón de personas. Esa es otra cifra que puede crecer y que, eventualmente implicaría la precarización alarmante de las condiciones laborales.

Eso no solo nos pone en el límite del trabajo decente (conforme la OIT), sino que también empuja a muchos seres humanos hacia la pobreza y la exclusión social. Es decir, si las cifras del INEC del año anterior indicaban que el número de hogares pobres era de 20,98 no esperemos una disminución y temamos un incremento.

Sería muy poco probable creer que no se tendrá un efecto negativo en la pobreza, el desempleo y la informalidad. Es de preocupación que entremos en un túnel de explotación laboral con una menor oferta de empleo y una mayor oferta de trabajadores -personas desesperadas por llevar sustento a sus hogares- (incluidos profesionales) lo que se presta para contratos en condiciones ruinosas y remuneraciones al margen de la ley.

Concentración de mercados

El otro tema que no podemos dejar pasar son las corrientes que pregonan que las relaciones de mercado resuelven todos los problemas de la economía y que, en esa lucha, solo deben sobrevivir los más fuertes.

El cierre de empresas es un fenómeno que se venía experimentando en los últimos años, debido a diversos aspectos, entre ellos, una recesión económica.

En las economías más grandes del mundo en estos momentos se plantean políticas de ayuda financiera directa, pese a la protesta de la corriente neoliberal que insiste en la eliminación de la intervención estatal y la desregulación en las relaciones económicas.

Sí el Estado no reacciona con un plan de salvamento de las empresas (micro, pequeña, mediana e inclusive algunas grandes) el resultado será que solo aquellas compañías con reservas o encadenamientos con firmas globales (transnacionales) podrán mantenerse en el mercado.

En estos no podemos dejar de citar la teoría del centro periferia, concepto que no solo aplica para las relaciones de nuestro país con las economías globales, sino también en nuestra propia e interna economía de escala.

Simplificando la idea, estamos ante las leyes -no de la oferta y la demanda- sino de la eliminación darwiniana en la que solo sobreviven los más fuertes.

La quiebra, insolvencia temporal o cierre permanente de empresas deja un mercado al descubierto que será absorbido solo por empresas que tengan la capacidad de apoderarse de la demanda. Eso es concentración de mercados.

Como consecuencia, en poco tiempo tendremos una recomposición del mercado que implica la concentración en pocas firmas. ¿A dónde migran esos antiguos empresarios que cierran? ¿Podrán los que tuvieron que paralizar sus operaciones hoy volver a abrir sus puertas mañana? ¿Cuáles son las empresas que tomarán control del mercado? Nuevos ricos y nuevos monopolios.

Analista de riesgo político.

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