Por Gregor Tholl (dpa)
Berlín, 5 ene (dpa) – Los últimos 50 años vieron cómo Alemania sumó 50 monumentos a la lista de Patrimonio de la Humanidad, pero no será hasta este año en que el castillo de Neuschwanstein sea reconocido como tal por la Unesco, si bien hay quien pone peros.
La catedral de Colonia, el complejo carbonífero de Zollverein, el palacio de Sanssouci en Potsdam o los edificios de la Bauhaus son algunos de los monumentos alemanes incluidos en la lista.
Ahora, el castillo de cuento de hadas del rey de Baviera Luis II (1845-1886), se ha añadido a ella, pero su inclusión suscita ciertas reticencias. «Es un caso especial. Es muy conocido y muy popular», afirma el etnólogo Christoph Brumann. Su inclusión hace más probable que se admitan sitios culturales de última fila, alega.
«El hecho de que Neuschwanstein llegue tan tarde probablemente se deba también a que, hasta no hace mucho, los edificios historicistas del siglo XIX se consideraban más bien de segunda categoría», explica el experto en patrimonio cultural.
«Durante mucho tiempo, la fantasía medieval de un rey no se consideró a la altura de los edificios medievales genuinos», según Brumann, del Instituto Max Planck de Investigación Etnológica de Halle.
En la actualidad hay 1.223 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad (952 de ellos culturales y 231 naturales).
Con 54, Alemania ocupa el tercer puesto mundial, tras Italia y China. En cuanto a sitios de patrimonio cultural en el sentido estricto, a Alemania (51) le corresponde el segundo lugar, por detrás de Italia (54).
En un principio, solía ocurrir que sitios mundialmente famosos que apenas necesitaban protección eran nominados. Sin embargo, el nuevo título de Patrimonio Mundial se daba a conocer a través de ellos.
Hoy en día, conceder el título se utiliza más bien para prestigiar lugares poco conocidos, afirma Brumann, autor del libro en inglés «The Best We Share: Nation, Culture and World-Making in the Unesco World Heritage Arena» (Lo mejor que compartimos: Nación, Cultura y Construcción del Mundo en el escenario del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco).
Sin embargo, algunos ven en estas declaraciones un peligro. El periodista italiano Marco D’Eramo ya advirtió hace diez años del llamado «Unesco-icidio», alertando que la inclusión en la lista del Patrimonio Mundial podría ser una especie de beso de la muerte.
Con demasiada frecuencia, el listado parece querer «curar la enfermedad matando al paciente», según Brumann. En otras palabras, agrega, si la lista reconoce un sitio como digno de protección, esto puede conducir a un nivel de turismo insostenible.
«Como etnólogos, somos muy escépticos sobre las clasificaciones culturales», subraya Brumann. «Las nuestras probablemente serían distintas de las occidentales convencionales». Por eso, se interesó hace años por la forma en que el órgano responsable selecciona lo que luego se califica de «valor universal excepcional».
El Comité del Patrimonio Mundial, que gestiona la confección de la lista, está compuesto por 21 miembros elegidos por los 196 países que forman parte de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, suscrita en 1972.
Por supuesto, la lista actual de la Unesco «solo es objetiva hasta cierto punto», en palabras de Brumann, ya que «depende en gran medida de la capacidad de los países para proponer sitios».
El año pasado, el periódico «New York Times» citó a Susan Macdonald, del Getty Conservation Institute de Los Ángeles, quien criticó que alrededor de la mitad de los sitios del Patrimonio están en Europa y Norteamérica, por lo que son poco representativos. Según la información, se trata más bien de una labor de «cabildeo».
Las candidaturas llevan mucho tiempo, este es el principal obstáculo hoy en día, subraya Brumann: «Hay que presentar cientos, incluso miles de páginas de documentos para justificar el valor, explicar cómo son los sitios, cómo son en comparación con otros, cómo se protegen y cómo se gestionan».
Desde 2010 aproximadamente, la mayoría de las objeciones formuladas contra algunos solicitantes, por ejemplo por parte de la consultora Icomos, han sido ignoradas, dice Brumann. «Si el sitio es nominado hoy, es prácticamente seguro que será incluído en la lista».
El experto asegura que los países tienden a cumplir los deseos de los demás. «Esto explica por qué Alemania está en tan buena posición», dice Brumann. «En este país, la gente nomina con mucha diligencia».