Néstor Zeledón, escultor de las entrañas del ser costarricense

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Camilo Rodríguez Chaverri

Néstor Zeledón Guzmán nació el 7 de enero de 1933 en San José. En Guadalupe de Goicoechea transcurrieron los primeros años de su vida. Era un pueblo lleno de carretas. Hasta ahí llegaba el tranvía. Después, muy jovencito se enroló en las filas calderocomunistas.

Con 15 de años de edad, estuvo en la guerra civil, defendiendo las grandes conquistas sociales del gobierno de Calderón Guardia. Eso lo llevó a vivir en Guanacaste en los tiempos en que el país se dividió entre liberacionistas, los ganadores, y calderocomunistas, los perdedores.

Guanacaste lo marcó. No había carreteras. Se entraba a Guanacaste por el mar, principalmente por Bebedero. Guanacaste lo devolvió con los ojos y las manos de escultor. Conoció al campesino en esa provincia, con sus limitaciones y problemas. También se enamoró del mar. Se hizo marinero. Tuvo dos embarcaciones. Ambas fueron arrasadas por el fuego. Él mismo las quemó.

Cuando volvió a San José trabajó en el taller del escultor Manuel Zúñiga, el papá de Paco Zúñiga. Aprendió las bases de la escultura haciendo imágenes religiosas, a pesar de que es ateo y ha sido comunista desde muy joven. Volvió a las armas en la Contrarrevolución de 1955. Se estuvo preparando en Coyotepe, Nicaragua. Esta segunda experiencia lo dejó enemistado con las guerras.

Encontró en su arte el arma para defender sus valores, que son los valores del pueblo costarricense. Su arte es el arte de alguien que se ha encontrado a sí mismo en las raíces profundas del ser nacional. En su obra están el campesino y su lucha; un Jesús humano; un Francisco de Asís ambientalista; la plenitud del hombre y la mujer en su gesta de todos los días, en el amor, en el baile, en la fragua, en el trabajo que ennoblece y dignifica. Néstor Zeledón es un defensor del hombre y la mujer de campo, de la gente que ha sido explotada, de los que no tienen voz, de los que nunca son parte de las políticas de los políticos. Está asqueado de la política. Tiene muchos años de no votar.

Fue estudiante de los más grandes artistas que ha conocido, Quico Quirós, Margarita Bertheau, Francisco Amigheti… Aprendió de anatomía con Juan Portuguez. Conformó el Grupo Ocho con Felo García. Ahí estaban Luis Daell, Manuel de la Cruz González, Harold Fonseca y Hernán González. Revolucionaron el concepto de arte en Costa Rica. De allá a hoy ha sido un escultor riguroso, estremecedor, que hace la revolución desde la madera. Su objetivo es claro: el arte desde lo profundo de los valores de su pueblo. Se nota el indígena chorotega en lo que esculpe, lo que pinta y lo que escribe. Es cuentista. Rescata al Guanacaste lúcido y puro.

Está casado con una maestra y una folclorista, Caridad Coto, con quien ha estado a brincos y a saltos desde hace 45 años.Ya dejó el mar y la moto pandillera, pero su espíritu indómito se nota en su obra, una escultura de denuncia social, de enojo por las injusticas y de exquisito erotismo. Néstor Zeledón es iracundo y diáfano.

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Periodista y escritor

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