Los jardines del norte de Gales, un lugar que remite al pasado

Por Daniela David (dpa)

La pintoresca aldea de hoteles de Portmeirion, en Gales. Foto: Daniela David/dpa-tmn

Sí, llueve mucho en Gales. Pero gracias a la humedad, las plantas brotan y los majestuosos jardines del norte de Gales se benefician de ello, lo que a su vez atrae a muchos viajeros. Y sí, el sol también brilla allí.

Lluvia de flores y escasos árboles

En el Jardín Bodnant, en el Valle de Conwy, los visitantes pasean por grandes terrazas hasta el estanque con nenúfares y disfrutan de la vista del paisaje de colinas. Luego se pasean por el túnel realizado con laburno, cuyas innumerables flores amarillas conforman toda una «lluvia de oro» cuando el jardín está en flor.

Algunos aseguran que se trata del más largo del país y probablemente también sea de los más antiguos, ya que tiene más de 140 años.

«Un jardinero necesita dos semanas solo para recoger las flores marchitas», explica el jardinero John Rippin, que dirige al equipo de 24 jardineros y 200 voluntarios necesarios para cuidar este lugar.

«Quedan pocos jardines con un equipo tan grande», apunta Rippin. Y es que el Jardín Bodnant es un lugar de superlativos: mide 32 hectáreas, es decir, unos 45 campos de fútbol.

Muy pocos visitantes se acercan a la parte boscosa del jardín que cuenta hasta con un río. Suelen acudir más a ver las magnolias, los rododendros y los árboles raros, que los cazadores de plantas trajeron a Europa desde países lejanos.

«Este lugar es un santuario de plantas que se estableció en el siglo XIX», explica Fran Llewellyn, que escribió un libro sobre el Jardín Bodnant.

«Cinco generaciones de una familia cuidaron del jardín señorial hasta que fue entregado en 1949 a la organización National Trust», aseguró la escritora galesa.

El aroma de las rosas y las ondas del agua

La National Trust es una organización sin fines de lucro que actualmente gestiona más de 300 mansiones y jardines. La mayoría de los edificios de valor histórico provienen de propiedades de ciudadanos británicos ricos.

Mediante la transferencia de la propiedad al National Trust, estas fincas o casas señoriales se conservan para la posteridad y se hacen accesibles al público.

También bajo el cuidado del National Trust está el jardín de Bodysgallen Hall, que no queda lejos del Bodnant y es bastante menos conocido. Se encuentra en una casa solariega que ahora sirve de hotel y cuya parte más antigua data del siglo XIII.

Este jardín muy bien cuidado está dividido en ocho apartados de diferentes tamaños. Una de las partes más fotografiadas no cuenta con flores, sino arbustos, que conforman una figura estrictamente geométrica.

Además, el jardín de rosas recibe a los invitados con el dulce aroma de esta flor y una cascada en el jardín de rocas proporciona sombra y frescura.

«En el huerto cultivamos frutas, bayas, verduras y flores para nuestro propio uso», explica el jardinero jefe de Bodysgallen Hall, Robert Owen, quien señala con el dedo el muro de ladrillos que rodea el jardín.

El gusto de la clase alta

El National Trust quiso en un principio rechazar la imponente propiedad de Erddig House en la localidad de Wrexham, en el norte de Gales. Pero finalmente se hizo cargo de la mansión, que recuerda al escenario de la serie «Downtown Abbey», así como de su jardín sobre todo por que se trata de un inventario único.

En la actualidad, cuando los visitantes acuden a este jardín pasean por entre siglos de cultura de la clase alta británica. En esta propiedad se almacenaba de todo: desde los primeros coches a motor, hasta duchas móviles o las fotos de los sirvientes, entre otros.

El jardín también tiene además un significado histórico. Muchos tejos y árboles frutales, incluyendo 180 variedades de manzanas en su mayoría antiguas, crecen en hileras para formar conos. Además, los tilos conforman un enrejado casi interminable.

«Este es el enrejado de tilos más largo de Gales», afirma el jardinero jefe Glyn Smith. Si no fuera por las coloridas sillas de sol plegables, los visitantes podrían creer que están en un jardín del siglo XVIII.

Entre el agua y las montañas

Los visitantes de Plas Newydd, en la isla de Anglesey en el noroeste de Gales, tienen la sensación de estar en el siglo XIX. Hasta que fue entregada al National Trust, esta finca señorial pertenecía al Marqués de Anglesey.

En el interior restaurado de la casa solariega se puede admirar un exquisito mobiliario como, por ejemplo, un mural de 17,5 metros de largo y papel de seda chino.

En el jardín hay azaleas, magnolias y rododendros del Himalaya. Pero incluso el jardinero jefe Bill Warrell admite que lo más destacado en Plas Newydd es su ubicación justo en la costa, y la vista de las imponentes montañas de Snowdonia.

«Desde nuestro jardín se tiene la mejor vista de todo Reino Unido», asegura entusiasmado el jardinero. «Siempre que haga buen tiempo», apostilla.

Domar el crecimiento salvaje

A diferencia de los otros, los jardines Plas Cadnant Hidden Gardens, también en Anglesey, se centran sobre todo en las plantas y realmente es un lugar que vale la pena no perderse.

Anthony Tavernor compró la finca en 1996 y ha restaurado con pasión el jardín, que durante décadas creció descontrolado. Hasta el príncipe Carlos, el heredero de la corona británica, ha visitado la finca.

La variedad de plantas es abrumadora. El anfitrión, con su chaqueta de tweed, guía al visitante en primer lugar por el jardín de pared con tejos cortados en pirámides. Se nota que ama la topiaria, el arte de dar forma a las plantas podándolas.

El jardín cuenta asimismo con rincones repletos de flores. «En mi jardín siempre hay algo que florece», afirma el diseñador del jardín.

Ni la lluvia ni el viento pueden impedir que Tavernor se adentre en su jardín a pasear y señale los helechos de los árboles de altura humana y las gigantescas hojas de la gunnera manicata.

Una red de pequeños senderos conduce al visitante a través de un bosque similar a la jungla, que parece salvaje pero ha sido cuidadosamente diseñado, incluyendo cascadas, estanques y rocas.

El jardín del bosque del pueblo hotelero Portmeirion con sus raros y maravillosos árboles parece aún más primitivo. Las suaves ramas del cedro japonés parecen enormes brazos. Detrás de los árboles hay pabellones que invitan a quedarse, y en lo profundo del bosque hay incluso un cementerio de perros.

 

Bloc de notas

Información: Jardines en el norte de Gales

Destino: Los jardines descritos se encuentran en la parte norte de Gales, en el oeste de Gran Bretaña. Las guías para recorrer los jardines suelen estar disponibles en inglés y se accede a ellos tras el pago de una entrada. Para los visitantes que deseen visitar más de uno de los jardines del National Trust, vale la pena adquirir el pase turístico de esta organización. Los jardines del Hotel Bodysgallen Hall no están abiertos al público, pero pueden ser visitados sólo por quienes reservan para tomar el té por la tarde.

Cómo llegar allí: En avión a Liverpool o Manchester y desde allí en coche de alquiler a Gales del Norte. Los jardines no son accesibles con transporte público y a menudo no resulta fácil llegar hasta ellos.

Información: www.visitwales.com

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