Carlos Denton
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Son los que más ocupa el país si se quiere una economía vibrante, un desarrollo creciente y una mejoría en la competitividad nacional. Un país exitoso es uno que logra retener a su talento local – los más hábiles que han nacido en el territorio nacional – y que también atrae inmigrantes ingeniosos para que vengan a realizar sus sueños. Costa Rica siempre ha sido un país que por buena reputación ha atraído a extranjeros para implementar sus anhelos. Los ferrocarriles, la industria cafetalera, la telefonía, el comercio moderno, el teatro, el cuero fino todos llegaron al país a merced de los esfuerzos de extranjeros talentosos. Estos inmigrantes en muchos casos encontraron costarricenses hábiles con quien se unieron para implementar estas ideas nuevas.
Es mala noticia la que indica que ahora hay tantos costarricenses que se quieren ir de su país nativo. Cuando se les pregunta se oyen frases como “hay mejores oportunidades en otro país,” o “aquí no hay nada que hacer” o más siniestro “vivir aquí ya es muy peligroso.”
Sería bueno si el próximo presidente de la República llegara al poder con un plan para hacer al país un lugar atractivo para los jóvenes con sueños de poner un emprendimiento o de desarrollar nuevos conocimientos en su empleo. Es cierto que es importante que haya capital para financiar empresas nuevas que dan empleo, pero fundamental es la creación de un ambiente dinámico, de un entorno que transpira libertad de acción. El gobierno nuevo tiene que dinamizar el país para hacerlo atractivo para los que antes querían emigrar pero que ahora no quieren perder todo lo fantástico que aparece su país propio.
Un primer paso es el de “meter machete” a todos los trámites que se requieren para fundar una empresa. En años recientes el país se ha convertido en uno donde hay que pedir permiso del gobierno para todo; frente a esto muchos emprendedores simplemente han trabajado en la
informalidad.
Iván Duque en su libro “La economía naranja; una oportunidad infinita” argumenta que el futuro está en manos de los creativos. La economía “naranja” es uno de conocimientos y fusiones de ideas que en muchos casos no requiere grandes sumas de capital. Lo que se necesita es creatividad, talento y disciplina para tener éxito. Argumenta el autor y ahora presidente de Colombia que este tipo de economía da la oportunidad a los países latinoamericanos a competir en iguales condiciones con los poderes económicos internacionales.
Los costarricenses ostentan el nivel educativo y el talento. ¡Que no se vayan por favor!