La Patrulla Internacional de Bares: En tierra de bisontes (The Buffalo Bar)

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Patrulla de Bares Misión: The Buffalo Bar
Dónde: West Yellowstone, Montana, USA (ver mapa)

Buffalo Bar

Ahí, como se diría en tiquicia, donde el diablo perdió la chaqueta, nos fuímos de patrullaje a uno de esos bares tradicionales de EE.UU. En medio de las Montañas Rocallosas (Rocky Mountains), en el estado de Montana hay un pueblo muy especial, que se llama West Yellowstone, que está exactamente a la par de la entrada oeste del famoso Parque Nacional que lleva el mismo nombre. Hasta ahí fueron a dar los cansados huesos de este Cronista para poder hacerles esta crónica de The Buffalo Bar.

Uno de los símbolos estadounidenses más reconocidos —junto al águila calva— es el bisonte, conocido también como el búfalo americano; que antes de la llegada del hombre blanco a estas tierras, poblaba las planicies de toda Norteamérica desde el norte de México, interior de Estados Unidos, y hasta Canadá en grandes manadas, abarcando desde el Gran Lago del Esclavo hasta Durango y Nuevo León en México y desde el este de Oregón hasta los Montes Apalaches. Debido a su caza indiscriminada se llegó a principios del siglo XX a casi su extinción. Como resultado de esto la especie se protegió y se logró recuperar, y hoy se conserva de forma salvaje en algunos parques nacionales y reservas. Uno de esos parques es Yellowstone.

El pueblo donde está The Buffalo Bar, es en plena zona montañosa, a 2 000 m.s.n.m. y muy al norte, en el Estado de Montana, cerca de la frontera con Canadá. Aunado a esto, el patrullaje fue a principios de la primavera boreal, por lo que se esperaban bajas temperaturas y alguna nevada. Y como mandado a hacer… el día que llegamos al pueblo, se vino una gran nevada, de casi un pie (30 cm), y con —11°C de temperatura. Comprenderán que para un pobre Cronista acostumbrado a los climas tropicales, fue como un garrotazo directo a la nuca. Pero aun así, la noble y sacrificada labor a la que estamos comprometidos, como miembros de la Patrulla de Bares, nos hizo salir del confortable cuarto de hotel donde estábamos en plena nevada, y con esa temperatura, montamos en nuestro corcel alquilado, y bien abrigados nos dirigimos hacia nuestro destino, localizado a unos 400 mt de donde estábamos. De más esta decir que allá por esos lares, 100 mt no es como aquí en tiquicia, allá son bien largos, son como tres o cuatro de acá… todo con tal de poder brindarles esta crónica.

Bueno, pero basta de introducción, pues no estamos para una conferencia magistral de historia o geografía. Lo nuestro son los bares y las bocas, y de eso tenemos mucho que contarles.

The Buffalo Bar abre de 8 a.m. hasta la 2 a.m., lo cual es un horario muy flexible, no como en la mojigata Costa Rica, incluso en el menú hay hasta desayuno, para aquellos que les gusta mañanear tempranito. El local debe tener la mayor cantidad de máquinas tragamonedas de la localidad (conté ocho), y debido a eso se llama también “Bar y Casino”, lo cual es un poco pretencioso. La decoración interesantísima, con todo y lo que parece un gran bisonte disecado en medio del salón, uno de los grandes atractivos del lugar.

El lugar es grande, pero también hay una buena cantidad de mesas. Hay algunas tv planas estratégicamente colocadas, así que parece que en momentos de deporte seguramente se vuelve un sport bar, algo que es inevitable con los gringos. Se puede ordenar cualquier cosa del menú durante todo el día y las meseras, incluida la bartender, son super amigables; siempre atentas a las consultas, que fueron bastantes, sobre el menú y la opción de las bebidas espirituosas. La atención fue de primera, punto alto del lugar.

En el menú hay de todo: desayuno, platos fuertes y entradas que incluyen —entre otros— tacos y burritos, además de la comida tradicional gringa como las hamburguesas, y también asiática; en fin para todos los gustos. Por supuesto la especialidad de la casa es la carne de bisonte, que tiene menos grasa y colesterol que la carne vacuna. Este cronista pidió las quesadillas de queso, agregándole cerdo (costo extra). Son cuatro quesadillas de buen tamaño con tortilla de harina, acompañadas por tortillas tostadas (tipo mejitos), y con salsa ranch y chimichurri o pico de gallo. También se le puede agregar pollo o carne (de bisonte o vacuna). El queso es tipo cheddar, resultaron muy ricas y llenadoras. Otra patrullera pidió el pastel de espaguetis, que viene con una capa de quesos italianos, rematadas con salsa marinara y queso parmesano, acompañados de un par de tostadas de ajo. Una verdadera delicia, muy bien preparado y cocinado. Por un costo extra se le puede agregar una salchicha picante o albóndigas de bisonte. Otro patrullero ordenó porciones de filete teriyaki, que son servidas sobre una cama de arroz y rematadas con mango y cebolla verde; que estaban como el antiguo anuncio de KFC “para chuparse los dedos”, con el arroz blanco en su punto. Los platos son grandes y las porciones copiosas, lo que hace necesario pedir lo que ya no se puede comer “to go” (para llevar). Este detalle nos impidió probar más opciones del menú, como era nuestra intención.

En cuanto a las bebidas, hay una gran variedad, incluso hasta tienen un menú de cervezas, con una frase muy curiosa “beer makes me hoppy”. Este Cronista aceptó la recomendación de probar una cerveza local de barril “draft beer” llamada Kettle House Cold Smoke, la cual estaba muy buena, y la sirven en un vaso muy bien presentado con una rodaja de limón. Una patrullera que está en la moda keto baja en carbohidratos, se tomó una cerveza Superior Light Beer orgánica Michelob Ultra Pure Gold, con solo 2,5 carbohidratos y 85 calorías; muy parecida a la nueva Ultra Imperial que acaba de salir en el país. También se pueden conseguir licores de la destilería Willies, que queda en un pueblo vecino. La oferta de vinos también es generosa.

The Buffalo Bar es altamente recomendado, es un lugar bonito y tranquilo (mientras no haya deportes), y la atención es inmejorable. Normalmente no hay música, aunque se puede poner del tipo “rockola” (pagando). Tiene una mesa de “pool» y otras amenidades. La decoración tipo “oeste” norteamericano es muy bonita. Incluso hay una pequeña tienda donde se pueden comprar recuerdos como camisetas, tazas, jarras, vasos (eso si un poco caras), y otros. Si les gusta la carne con una buena cerveza, este el lugar. Aunque en el menú de comidas hay ensaladas, definitivamente el lugar no es apto para vegetarianos.

The Bufffalo Bar tiene ya su fama establecida, y hay muchos lugares en Internet con cientos de imágenes y comentarios. El bar también cuenta con su propio sitio web, y página en Facebook. También pueden ver un bonito vídeo sobre el bar aquí.

Buffalo Bar

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