Especial para Cambio Político
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Misión: Bar Marino´s Dónde: Vargas Araya, urbanización San Marinno, por la Escuela Laboratorio (ver mapa) |
El lugar es un típico bar de barrio, que desde afuera no aparenta mayor pretensión, el interior evidencia que no hace mucho tiempo se hizo una remodelación, aunque la decoración y el ambiente siguen siendo los típicos de un bar de barrio: Sin embargo los patrulleros descubrieron para su regocijo que las bondades de la cocina superaban con creces al de la media de las tabernas con un perfil similar.
Pero lo que nadie sabía es que esa noche se iba a desatar una encarnizada batalla que hizo aparecer a la franja de Gaza como un remanso de paz. Resulta que el Editor retó al Ilustrador a que podía tomar mejores fotos de las bocas y como resultado de esta crónica los lectores podrán juzgar quien de los dos es más habilidoso.
Pero por mientras, enfoquémonos en las viandas. El chifrijol, porque así lo bautizaron, tenía un chicharrón suavecito y de buen sabor, lo hacen con frijoles tiernos, los cuales también estaban muy sabrosos y con buen caldo, todo evidenciaba estar fresquito y recién cocinado. Hay pinto con huevo, una boca que le encanta a los patrulleros, apenas para un desayuno de campeones, venía con el hombre completo (par de huevos y además fritos en mantequilla), ya sólo faltaba el silverio. La torta de carne estaba bien tostadita y de buen tamaño. La olla de carne salió excelente, poquita carne pero muy suave y gustosa. El taco tico también incluía un ingrediente cárnico de gran calidad y un generoso tamaño. Y como la Patrulla en esa velada andaba realmente carnívora, también se pidió una carne en salsa, la cual por supuesto también estaba muy rica, en su punto, lo único malo es que se acabó. Otra favorita de la Patrulla, los dados de queso, impresionaron por su buena presentación, los sirven con una salsa de mostaza arreglada, definitivamente es ambrosía. Se siguió atacando la carne y se pidió una costilla, también muy buena, la carne tostadita pero suave a la vez. Y el que se pidió el pinto complementó con una salchichón, jugoso, suave, sin exceso de picante, servido en dos buenas porciones, prácticamente la fantasía de cualquier monja. La sopa negra estaba grande, fresquita y por supuesto con abundancia de huevo.
Y mientras algunos patrulleros degustaban con fruición sus platillos llenos de carne, otros emprendían una guerra de las cámaras no menos encarnizada. Poses extrañas, encuadres sofisticados, lluvias de flashes y hasta alguna intromisión de algún dedo medio, un digitus impudicus, para arruinar la imagen del rival. Apenas para guardar la discreción de que las vituallas estaban siendo estudiadas para su estelaridad en esta Crónica, lo que desvió la atención de algunos de una valiosa característica del lugar, pues hablando de buenas carnes, además la que atendía estaba de muy buen ver. Razón de más para retornar al Marino’s.
Al rescate de la más noble de las tradiciones culinarias costarricenses: la boca
Enemigo mortal del karaoke y los bares de pipicillos
LLOREMOS POR SIEMPRE POR LA EXTINTA SAINT FRANCIS
¡LA BIRRA EN VASO SIN HIELO! ¡NI A PICO DE BOTELLA!
Combatiente declarado contra los sports bar
Los aborrecibles Pancho’s, Millenium, Yugo de Oro Cinco Esquinas y el Valle de las Tejas dichosamente de Dios gozan
VALETE ET INEBRIAMINI
Gota es la enfermedad que le dio a uno de los participantes en esa patrulla de tanto apreciar los atributos de la salonera? No diré su nombre, aunque sea periodista (no, no fue Revilla)