Especial para Cambio Político
Misión: Bar Coconut |
Pero aires de renovación urbana corren por la capital y los comerciantes chinos se están posicionando en los alrededores del Paseo de los Estudiantes, así nuestro recordado local se volvió habitable de nuevo y alberga un bar que a pesar de llamarse Coconut, nada de pipicillo.
Y tampoco, a pesar de ser de chinos es que las bocas son de wantán, alitas de pollo y lechón, nada de eso, el lugar tiene un menú de lo más creativo, que es lo que mueve a proclamar a los cuatro vientos sus virtudes.
La estrella de la casa son los pinchos de camarones. No son los tradicionales camaroncillos atravesados lateralmente, aquí los colocan a lo largo de tal manera que terminan rectos, y los cocinan a la brasa, no se cansa uno de comerlos. Otra de las estelares, y super original es la costilla de camarón. En serio, es de verdad, que cómo hacen una costilla de camarón? Muy fácil, se hace una especie de croqueta y se atraviesa con un objeto sólido, en este caso no es nada de madera o metal, es un cabito de caña de azúcar, así que le puede pegar uno un buen mordisco para tener condimento extra, además, las croquetas las sirven con una salsita agridulce de chuparse los dedos. Definitivamente las estrellas de la casa son las bocas al estilo de la León XIII (chuzos) y hay otros tres tipos de pincho: de res, de cerdo y de pavo, estos últimos dos son altamente recomendados, todos son hechos a la brasa y con sus salsitas especiales. Siguiendo con las originalidades, también hay albóndigas de pescado, e imagínense qué? también las ponen en un pinchito y las cocinan a la brasa. Otra creación de la casa: flautas de frijol molido con queso, más cerca del taco chino que de la comida mexicana. Y una verdadera rareza: biscuit emperador con queso, unos panecillos dulces más británicos que chinos rellenos con queso derretido. Y dentro de los platos convencionales, la sopa de mariscos es altamente recomendada, sólo que por su tamaño impide seguir entrándole a otras boquitas.
El lugar fue remodelado recientemente, todo está nuevecito y la decoración es bastante moderna. Buen equipo de sonido, normalmente hay videos con buena música, con volumen cómodo para conversar. Las bondades del menú no se limitan a las bocas, hay una gran variedad de cervezas importadas a muy buen precio, hasta se puede pedir uno una botella de Tsingtao de 640 ml (el doble de una birra normal) al precio de una cerveza local. Y hasta un menú de postres hay, pero obviamente a este capítulo los patrulleros no se apuntaron.
Y como si todo esto no fuera poco, la atención es de primera, literalmente que lo chinean a uno, no sólo están los dueños personalmente detrás de la jugada, sino que también está la Macha, y si uno se porta bien, hasta le enseña a uno sus tatuajes.
SEMPER COMPOTATIUM
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VALETE ET INEBRIAMINI