La guerra entre Israel y Hamás

Oscar Arias Sánchez

Oscar Arias

El injustificado y reprensible ataque del grupo terrorista Hamás a civiles israelíes el pasado 7 de octubre ha sido condenado, como tenía que ser, por el mundo entero. El gobierno de Israel ha tomado la decisión de defenderse, y tiene legítimo derecho para hacerlo. El derecho a su legitima defensa es un derecho que siempre ha tenido y lo ha ejercido en muchas ocasiones. Ahora bien, el uso de la fuerza militar por parte del gobierno de Benjamín Netanyahu de los últimos días lo considero desproporcionado e inaceptable. La mayoría de los analistas afirman que se han violado el derecho internacional y las convenciones de Ginebra.

La promesa del gobierno israelí de acabar con cada uno de los miembros de Hamás lo llevará con el paso del tiempo a dejar a Gaza en escombros, pero los odios y las heridas que está causando en el mundo árabe, en el mediano y largo plazo, se convertirán inexorablemente en una permanente amenaza para su seguridad.

De los Estados Unidos de América y de su presidente Joe Biden yo hubiera esperado algo muy diferente al apoyo incondicional que le ha brindado a Israel. Este apoyo no ha sido únicamente moral. También lo ha sido material: ha enviado al General James Glynn y a su Secretario de Defensa Lloyd Austin a aconsejar al Ministro de Defensa israelí Yoav Gallant, un verdadero halcón militar. Tanto Glynn como Austin fueron los principales consejeros del ejército iraquí en la sangrienta lucha contra el Estado Islámico en Mosul. De continuar la incursión israelí como está planeada, podemos imaginarnos que la lucha contra los terroristas de Hamás será calle por calle, por lo que la experiencia de los dos generales estadounidenses es de suma importancia para Israel.

Desde mi punto de vista, Washington debió haber ejercido su liderazgo de una manera muy diferente: su deber era propiciar una negociación que, entre otras cosas, condujera a la liberación de los rehenes y al establecimiento de un corredor humanitario para la población civil de Gaza. De igual manera Benjamín Netanyahu permitió la financiación multimillonaria de Qatar a Hamás para no verse obligado a iniciar el tan esperado diálogo en torno a la llamada “solución de los dos estados” con el presidente del Estado de Palestina Mahmud Abás.

En medio de esta complicada situación de geopolítica esta la pequeña franja de Gaza y sus más de dos millones de empobrecidos habitantes, inocentes víctimas de un conflicto en el que ellos no tienen ni arte ni parte, y por el que han perdido sus familias, sus casas, sus medios de vida y su dignidad.

¿Cuándo vamos a ser capaces de construir un mundo diferente?

Expresidente de la República y Premio Nobel de la Paz

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