La difícil misión de rescatar de cuerpos en el Everest

Por Roshan Sedhai y Anne-Sophie Galli (dpa)

La difícil misión de rescatar de cuerpos en el Everest
Dawa Finjhok Sherpa en el Monte Manaslu, en la cordillera de Himalaya. Foto: Privat/Dawa Finjhok Sherpa/dpa

Dawa Finjhok Sherpa sabía que él y los demás sherpas debían apurarse. Si no, existía el peligro de que ellos corrieran la misma suerte que el hombre cuyo cuerpo tenían que sacar del hielo. Hacía frío allí arriba en el Monte Everest, la montaña más alta del mundo. El aire era fino, y los cinco hombres rompían el hielo con sus hachas.

Mientras hacía eso, Dawa Finjhok Sherpa pensaba en su familia, especialmente en su pequeño hijo, pero trataba de no centrarse en ese pensamiento, relata después. Este experto guía de montaña quería volver abajo lo más rápidamente posible, fuera de la llamada «zona de la muerte», a 8.400 metros de altura, donde el cuerpo humano no puede aclimatarse ni adaptarse.

«La muerte siempre está en nuestra mente, porque a esas alturas puede pasar de todo», dice este hombre de 34 años ahora. Hace más de tres años él y otros rescataron el cadáver de Goutam Ghosh de su tumba de hielo.

Ghosh era de la India y fue uno de los más de 300 montañistas que perdieron la vida hasta ahora en el Everest, la montaña más alta del mundo con 8.848 metros de altura, explica el montañista y bloguero estadounidense Alan Arnette. En total, ya subieron más de 10.000 personas, según los datos del archivo «Himalayan Database».

Arnette dice que hay unos 200 muertos allí. Y es que el rescate de cada cuerpo es trabajoso y caro. Cuesta entre 25.000 y 60.000 euros (entre 30.000 y 70.000 dólares).

Generalmente, un equipo de entre seis y diez sherpas experimentados parte con bombonas de oxígeno y un helicóptero finalmente baja el cuerpo de la montaña. Algunas familias deciden dejar a sus muertos allí porque amaban la montaña.

Para liberar el cuerpo de Goutam Ghosh, Dawa Finjhok Sherpa y los otros cuatros sherpas demoraron aproximadamente una hora, asegura. «Teníamos miedo cuando vimos su cara». Había tomado un color oscuro y los hombres la cubrieron rápidamente con una gorra. No le encontraron heridas. «Parecía que se hubiera muerto mientras descansaba», dice el guía de montaña. «Así muere muchas veces la gente en la altura», comenta y añade que le da pena la familia del muerto.

Cuando el equipo rescató el cadáver, éste había permanecido casi un año en el Everest. Medios locales informaron que antes de su muerte, Ghosh estaba con otros tres aventureros y cuatro sherpas, cuando antes de hacer cumbre se les terminó el oxígeno que llevaban. Además de Ghosh también murieron otros dos escaladores.

El cuerpo de Ghosh fue bajado por los cinco sherpas sobre una camilla hasta el segundo de los cuatro campamentos en altura. Allí pudo aterrizar el helicóptero. El cadáver congelado del montañista de dos metros de altura era más pesado de lo que habían imaginado. Al bajar, los cinco hombres se cruzaron con muchos montañistas, personas que pagan por el sueño de su vida lo mismo que por un buen coche nuevo.

Un ascenso promedio cuesta, según el escalador estadounidense Arnette, unos 40.000 euros. Eso incluye los montos a pagar por los permisos para escalar la montaña, el equipamiento, las tiendas de campaña, los vuelos internos, la comida, las bombonas de oxígeno y un equipo de asistencia local.

La primavera del año pasado en la llamada zona de la muerte se produjo un atasco. Murieron doce personas. Una foto que dio la vuelta al mundo mostró el problema: había demasiadas personas que no sabían escalar lo suficientemente bien.

En el camino hacia abajo, Dawa Finjhok Sherpa vio también otros cuatro o cinco cadáveres, dice. Debido al cambio climático, el hielo se derrite y aparecen muertos ocultos desde hace tiempo.

Además, hay toneladas de basura: tiendas de campaña rotas, envases de comida, botellas de agua vacías, que los aventureros fueron dejando a lo largo de las décadas.

Este año hasta ahora no hubo ni más muertos ni más basura. Poco antes del inicio de la temporada alta en primavera, los Gobiernos de Nepal y China cerraron el Everest debido a la pandemia de coronavirus.

dpa

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