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Roberto Villegas Flores
Este “ente” encargado por mandato constitucional, de la administración de los intereses y servicios locales de cada cantón; dispone de cuatro años para enfrentar los retos y demandas prioritarios inherentes a las comunidades que los concibieron. Una mecánica que exige pericia para caminar juntos en coordinación y con orientación; un cuerpo gobernado por dos cabezas con raciocinio y capacidades diferentes, con funciones especializadas.
Esta gobernabilidad ejercida por un “ente bifronte”, por un lado, debe responder a los llamados de orden político-normativo (Concejo), y por el otro a los actos pragmático-gerenciales (Alcaldía). Un ejercicio que requiere ser sincronizado para generar los resultados demandados, con la calidad en el tiempo y al costo estimado.
Cada parte goza del mismo nivel jerárquico, con responsabilidades especificas complementarias. La parte ejecutiva diagnostica, planifica, presupuesta, impulsa normativa y ejecuta; la parte político-normativa, fija las políticas, prioriza el desarrollo del municipio, aprueba los presupuestos, la política tributaria y ratifica reglamentos.
Las vicisitudes socio-económicas presentes en los territorios, requieren que estas responsabilidades y coordinación estén normalizadas; se demanda de innovación pública que mejore los mecanismos de formulación, revisión, definición y coordinación entre estas dos piezas fundamentales de la “dupla”. Innovaciones que eviten la intromisión entre partes o la distorsión del accionar que corresponde a cada una.
Más allá de la mejora administrativa tradicional (generalmente asociada a la parte ejecutiva), innovar demanda repensar la forma en cómo a de trabajar e integrarse esta “figura dupla”, en al menos los siguientes temas:
1) Coordinación y convocatoria de los actores trascendentales en el diseño del desarrollo cantonal.
2) Claridad sobre los retos y oportunidades que demandan los tiempos en el cantón, así como las capacidades locales para asumirlos.
3) Concertar espacios para formular políticas de forma participativa y democrática.
4) Formular y priorizar proyectos, programas y planes a corto, mediano y largo plazo que respondan a estas políticas, en conjunto con la organización civil.
5) Anualmente, planificar y presupuestar, de forma organizada y lógica, los programas y proyectos institucionales y municipales.
6) Simplificar y normar todos los aspectos requeridos para un ejercicio efectivo del accionar corporativo e interinstitucional.
7) Integrar y facilitar la participación ciudadana bajo principios de gobierno abierto.
8) Ejercer controles, seguimiento y evaluación del accionar de cada una de las partes, como medidas para una mayor transparencia y control ciudadano.
9) Rendir cuentas como “ente bifronte”.
Visto el caminar de esta “figura bifronte” (de aproximadamente 20 años), la evidencia ha demostrado que, en ausencia de un sincronizado y armonizo andar, los resultados han devenido en alguna improvisación ejecutiva, cierta politiquería, vulnerabilidades normativas, despilfarro u ociosidad de los recursos económicos, débil rendición de cuentas, desarticulación interinstitucional territorial, pérdida de credibilidad, entre otras falencias; todas en detrimento del desarrollo cantonal.
Por mucho tiempo la pregunta sobre cómo mejorar la gestión municipal ha sido un tema de amplios debates; un tema donde el análisis sobre la incidencia del accionar de esta “figura dupla”, poco ha sido escudriñado. ¿Ha llegado la hora de voltear la mirada hacia el actuar de este ente bifronte? ¿Qué efectos se han obtenido de esas formas de actuar, en el desarrollo local? Está claro que las dos partes son vitales para el desarrollo local. El reto está en innovar los mecanismos articuladores para la complementariedad.
– Gestor de Innovación y Proyectos corporativos.
