En la recta final…

…¿Y usted qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Hasta ahora levanta un poco el calor de la campaña electoral y se ven banderas en las calles. Ha sido una campaña rara, virtual y muy diferente.

Muy pocas actividades presenciales. Escasas manifestaciones partidarias, nada de abrazos y casi ninguna emotividad. No es lo mismo escuchar al candidato preferido hablar desde una computadora que verlo y sentirlo en una plaza pública, en un ambiente enardecido y con banderas al aire, compartiendo alegremente con amigos y familiares, escuchando y aplaudiendo los discursos.

Pocos ciudadanos han puesto calcamonías en su carro o bandera en el techo de su casa. Hasta ahora, comienzan a manifestarse los muy entusiastas y fiebres, emocionados y alardeando de su candidato y su partido político.

Antes, en el pasado, era pura emotividad, canciones, manifestaciones, banderas, signos externos, formas de pitar desde los carros consignas y todo el mundo identificado con quién estaba y contra quién estaba. Las dos cosas.

Esta campaña ha sido realmente fría, distante y casi que diría ausente, como si no hubiera campaña. Silenciosa. Una campaña de computadoras y de mensajes electrónicos al celular. Una campaña racional y muy poco emotiva.

Un amigo intelectual me ha dicho que ese es un signo de ahorro y madurez.

Pues yo no estoy de acuerdo. A mí me encantaba ir a la avenida central, en la famosa esquina del Banco Central, arropado con una camiseta y una bandera del color de mi partido político a gritar consignas y ser parte activa del desfile de carros con banderas, ruidos de pitoretas y confeti de pulpería. Aquello me parecía la expresión más sublime de la democracia y la libertad política y de conciencia. Veía en eso el reflejo de una Costa Rica libre, singular y diferente, en que las campañas políticas eran una grandísima fiesta cívica y popular.

Ahora no es más así y solo nos quedan los debates, entre ellos el de Grupo Extra el próximo miércoles 26, porque los del TSE no fueron debates. Aunque de ellos, al menos, algo sí quedo claro: que aparte de unos muy pocos, el resto de los candidatos sólo califican para regidores municipales y con mucho esfuerzo.

Lo preocupante y grave de esta frialdad política es que estas son las elecciones más importantes de nuestras vidas y que nunca antes, desde la crisis de los años 80 del siglo pasado, al final del Gobierno Carazo, el país ha estado tan mal, más complicado, con más problemas estructurales y objetivos, económicos, sociales, de corrupción e inseguridad ciudadana y en medio de una crisis tan severa y profunda como la del presente, al final del Gobierno de Alvarado.

Estamos realmente en un hueco bien profundo y necesitamos volver a tener presidente y un Gobierno de la República con ideas y soluciones efectivas.

Se requiere un voto inteligente, responsable, informado y visionario, para iniciar, ojalá el 7 de febrero, la necesaria y urgente recuperación de Costa Rica.

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