Viena, 1 abr (dpa) – El compositor alemán Johannes Brahms indudablemente fue un gigante de la música aunque, de acuerdo con la opinión de estudiosos, incluso 125 años después de su muerte en Viena su vida aún no ha sido suficientemente investigada.
Según explicó Otto Biba, ex jefe de Archivo de la Sociedad de Amigos de la Música en Viena, donde se conserva el patrimonio de Brahms, mientras que las biografías de Bach, Haydn o Mozart fueron profusamente investigadas, en el caso de Brahms los estudiosos se concentran principalmente en su obra musical.
«Hay que entender a Brahms como hombre para comprender sus obras», afirmó Biba sobre el compositor, pianista y director de orquesta nacido el 7 de mayo de 1833 en Hamburgo.
También para el director del Instituto Brahms de la Universidad de Música de Lubeck, Wolfgang Sandberger, aún quedan varios aspectos por aclarar y sacar a la luz. «Se convirtió en un ícono del mundo burgués. Sin embargo, esta biografía está llena de fracturas y ambivalencias», aseveró.
El compositor romántico falleció a causa de una enfermedad hepática el 3 de abril de 1897 en la ciudad que había elegido para vivir, Viena.
En su tumba en el Cementerio Central de Viena, el busto que emerge de una sencilla columna lo representa como un genio de barba que reflexiona con una mano reposando sobre la frente.
Justo al lado se encuentra el fastuoso monumento funerario al rey del vals Johann Strauss, con ángeles de piedra y arpista incluidos. Que el creador hanseático de cuatro sinfonías y el maestro vienés fueran amigos solamente sorprende a primera vista.
Porque, según puntualizó Sandberger, cuando uno se concentra en el Brahms joven, no se le puede adjudicar la típica imagen del compositor completamente burgués.
«Él procede en el mejor de los casos de un ambiente pequeñoburgués», detalló. Brahms nació en los apretados barrios de Hamburgo, donde las viviendas se encuentran pegadas una con otra. Fue hijo de un músico y creció escuchando música amena y de baile.
Sandberger realzó que Brahms no solamente logró impactar en el mundo de la música con «Un réquiem alemán», sino que también cosechó éxitos con sus «Danzas húngaras», las que junto con su «Canción de cuna» se convirtieron en sus melodías más populares.
«Brahms tenía inclinación por esta refinada música ligera», sostuvo el director del Instituto de Bremen, que posee una enorme colección de Brahms.
Asimismo consideró importante adentrarse en la relación de Brahms con la literatura romántica, para corregir la imagen según la cual el artista siempre se esforzó por lograr una música absoluta, sin influencias externas.
«Estos clichés no funcionan en relación al joven Brahms», advirtió Sandberger. Porque este no solamente leía obras de E.T.A. Hoffmann, sino que incluso llegó a firmar algunas de sus composiciones tempranas como Kreisler, el nombre de un excéntrico personaje de ficción creado por Hoffmann.
Según Biba, los libros más recientes sobre Brahms siguen basándose en exceso en una biografía de varios volúmenes que tiene más de cien años, así como en la correspondencia de Brahms.
Indicó que no existe ningún proyecto de investigación a gran escala sobre la biografía del músico que se dedique a revisar una gama más amplia de documentación ni que arroje luz sobre su entorno social.
El estudioso también opinó que se deben rastrear con mayor intensidad las huellas musicales en Brahms, contemplando a su maestro de composición Eduard Marxsen, quien a su vez se había formado con un alumno de Mozart en Viena, así como una colección de canciones folclóricas japonesas en la que Brahms estaba interesado.
«Era un hombre curioso», afirmó Biba. «Él se interesaba por todo», concluyó.