En defensa del SINART

Y usted… ¿qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Este artículo se titula “En defensa del SINART”, pero igualmente podría haberlo titulado con aquella inspiradora frase y pregunta de don Pepe Figueres: “¿Para que tractores sin violines?… como símbolo de una época en la que, en Costa Rica, se pensaba en grande y los Poderes de la República los ejercían hombres y mujeres visionarios que hicieron de nuestro país una sociedad democrática singular y diferente y construyeron así nuestro Estado Social de Derecho.

Comprendo y comparto la indignación del canal 7 por los órdenes del Ministro de Información a la Junta de Protección Social, acatando instrucciones del presidente Rodrigo Chaves. También estoy consciente del desastre administrativo del SINART en los últimos tiempos y desde hace varios años y de las movidas e ilícitos para favorecer contrataciones a amigos, lo que es censurable y hasta delictivo, como lo han denunciado los medios de prensa.

Pero sí quiero defender una idea fundamental: la tesis de que el Estado Costarricense debe tener un sistema de televisión, radio y una revista nacional, al servicio de los intereses superiores educativos y culturales de nuestra sociedad y del país como un todo, con diversión de la buena que contribuye a hacer feliz y agradable la vida de las personas e incluso para hacer POLÍTICA con mayúscula en el sentido cívico y democrático mas profundo del término y no al servicio de la política con minúscula y del gobierno de turno, el que sea y de la ideología y el partido político que sea. Esa es la idea y tesis que defiendo.

Como en tantas otras cosas que han pasado en Costa Rica y con nostalgia de la buena, agrego que este artículo NO es por ello una defensa del SINART de los últimos tiempos, sino de aquel SINART que imaginaron don Pepe Figueres y Fernando Volio desde el año 1956 y que creó el Presidente Daniel Oduber en 1978 y consolidó el Presidente Rodrigo Carazo en sus cuatro años de gobierno y en cuyo planeamiento y consolidación participaron ciudadanos e intelectuales y artistas del nivel de Alberto Cañas, Guido Saénz, Carmen Naranjo y Hernán González en su condición de ministros de Cultura y Oscar Aguilar Bulgarelli como uno de sus primeros Directores Generales, en una época dorada de la cultura y la educación en Costa Rica, cuando en la POLITICA costarricense se pensaba en grande y se creía en un “país distinto” y sin limites en el campo del desarrollo humano sostenible, hasta donde pudiéramos llegar y eso dice todo de esos políticos y de esos hombres y mujeres de entonces.

Y no es que para mí todo tiempo pasado fue mejor, porque la verdad sea dicha y lo digo desde lo más profundo de mí ser, como ser humano me siento muchísimo mejor y liberado de ataduras en este siglo XXI que atado y limitado por los estigmas y esa visión del Valle Central como el “ombligo del universo” que es como pensaban no pocos costarricenses en la segunda mitad del siglo XX y así siguen pensando, equivocadamente, a estas alturas del 2023.

¡Qué distinto a la visión de aquellos dirigentes nacionales que crearon el SINART! ¡Qué tristeza producen todos estos retrocesos en la vida nacional, en la cultura y la educación y en la visión del mundo y de Costa Rica y su destino como sociedad en el siglo XXI! Por ello el presente y futuro del SINART es un tema país y así debemos priorizarlo en el DEBATE NACIONAL.

Lo que hoy uno escucha sobre el presente y el futuro del SINART es de pena. Hasta existen intentos de liquidarlo y cerrarle sus fuentes de financiamiento, como se plantea en un proyecto del PUSC en la Asamblea Legislativa o de un cierre técnico como propone su actual Director General e incluso la polémica sobre el destino de los fondos de la publicidad estatal transferidos al SINART y que suman más de 8.000 millones de colones y que no se sabe a ciencia cierta si es para destinarlos a PUBLICIDAD INSTITUCIONAL o a simple PROPAGANDA GUBERNAMENTAL y ELECTORAL para las elecciones municipales y las posteriores nacionales del 2026, cuando son dos cosas distintas y que deben separarse, para mantener “la independencia, la objetividad y la veracidad e imparcialidad” de los medios de comunicación del Estado Costarricense y no del gobierno de turno que es otra cosa. Dos cosas muy distintas, insisto.

Ante tales señales negativas y profundamente retrógradas, SI defiendo que mi generación creció y se educó en una Costa Rica DIFERENTE Y SINGULAR, con visión de futuro y sin límites a la imaginación y a lo que podemos ser como país, más allá de nuestra pequeñez territorial y de nuestros presupuestos nacionales, como fue la de aquellos ciudadanos visionarios y mucho mayores que nosotros que crearon el SINART, mucho antes de que comenzara la revolución de las comunicaciones y la información y, con ello, se transformara para siempre la relación entre los seres humanos, los pueblos y los países.

Por eso no hablo ni defiendo en este artículo el SINART de los últimos tiempos, sino aquel SINART de los fundadores y el SINART que podría y debería ser en nuestro país, si tan solo se cumpliera con la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Radio y Televisión Cultural, Número 8346 del año 2003, apenas comenzando este formidable y extraordinario siglo XXI, en el gobierno de Abel Pacheco, en que se transformó el viejo proyecto de una televisora ( Canal 13), radio (Radio Nacional) y la revista cultural y educativa, en una Sociedad Anónima en régimen de competencia y con plena autonomía con respecto al Gobierno Central de la República (vale decir de la política gubernamental del momento y de la Casa Presidencial de turno) y se puso al SINART, en una forma mucho más flexible e independiente y con rentas propias, a servir al Estado Costarricense como un todo, como una idea nacional con sentido y proyección de país , al modo que lo hacen la DW de Alemania, la RAI de Italia, la RTF de Francia, la BBC de Inglaterra o la Voz de los Estados Unidos, la RT de España y otras de países asiáticos con otras culturas y sistemas distintos al nuestro.

Un SINART, como se dice en esa ley que, entre otros objetivos claramente establecidos y definidos, se proponga metas país y de crecimiento integral de nuestra sociedad y de nuestros habitantes, como son las siguientes:

  • El respeto al pluralismo político, religioso, social y cultural.
  • El respeto al honor, la fama, la vida privada de las personas y, en general, a los derechos y libertades reconocidos en la Constitución Política.
  • La protección de los derechos y la dignidad de la juventud y la infancia, los derechos de los hombres, las mujeres y las familias.
  • El respeto por los valores de igualdad, incluidos en el artículo 33 de la Constitución Política
  • La oferta de programas diversos, variados y de actualidad, así como de noticias e información rigurosas y equilibradas, a fin de permitir que la ciudadanía forme su propia opinión.
  • La promoción de la cultura, la educación y el entretenimiento, así como el acceso de la ciudadanía a ellos, por medio de una programación que satisfaga las necesidades de la población.
  • Contribuir mediante programas educativos, al incremento de los conocimientos y las oportunidades
  • Contribuir al desarrollo y enriquecimiento de la cultura costarricense y universal
  • Promover el fortalecimiento de los valores en que se fundamenta el Estado Costarricense.
  • Promover foros para la discusión de temas de interés nacional e internacional
  • Cooperar al fortalecimiento de la comunidad internacional, especialmente en las materias atinentes a la promoción y tutela de los Derechos Humanos.

En mi condición de ciudadano, abogado y periodista y estoy convencido que igualmente piensan todos los sectores progresistas y conscientes de este país. Creemos en ese SINART y nos oponemos rotundamente a desfinanciarlo y quitarle el 10% de la pauta de PUBLICIDAD INSTITUCIONAL de las instituciones del Estado Costarricense o a transformarlo en un instrumento al servicio político del gobierno de turno, el que sea y aunque haya sido elegido libremente en las urnas electorales, como son los dos extremos y las tesis en los que nos estamos moviendo en este momento y con un sector intencionado de la prensa nacional metiéndole leña a la hoguera. Me opongo a ambas tesis.

En contra de esos criterios, opino que el SINART debe tener una pauta oficial asegurada de ingresos básicos y ojala hasta del más del 10% ( hasta un 15 o un 20%) y que debe competir en el mercado de medios de comunicación colectiva por más ingresos de pauta privada y hacerlo, como tiene que ser, con una excelente programación cultural, educativa y de entretenimiento para ganar audiencia en todo el territorio nacional y darle, a la vez, al país el mejor noticiero independiente que pueda hacerse con periodistas y comentaristas de primer nivel y con muchos y buenos debates en que se expongan todas las ideas y las SOLUCIONES que necesita Costa Rica, vengan de la corriente ideológica que vengan o del partido político y los sectores organizados de la sociedad civil que sean, así como de ciudadanos libres, capaces, comprometidos y conscientes que puedan aportar planteamientos al debate nacional e internacional. Necesitamos una Costa Rica integrado al siglo XXI.

Para ello, como se hacía antes, el SINART además puede recurrir a la cooperación internacional y lograr formidables series históricas, culturales y educativas producidas, precisamente, en esas cadenas de países ejemplares y desarrollados, como las que hemos señalado. Si algo están necesitando las nuevas generaciones de costarricenses es abrirse al mundo, educarse, recibir cultura e historia, ver otras opciones y posibilidades de otros países y culturas, desentrañar los misterios de la ciencia y prepararse para tomar decisiones nacionales fundamentadas en “la objetividad, veracidad e imparcialidad de las informaciones” como dice la ley constitutiva del SINART y a ello solo se llega por una información libre e independiente, comparando y analizando las opciones y la realidad como es en el presente y como ha sido en el pasado y no por la manipulación de los intereses creados, sean estos políticos o económicos, nacionales o extranjeros. ¡Ese SINART transformaría a Costa Rica!

Y si se puede. Se hizo en el pasado y , como país, tenemos que volver a hacerlo en el presente y con una formidable proyección hacia el futuro, a base de trabajo, calidad, empeño, equilibrio y visión de quienes dirigen y forman parte de la Junta Directiva y de los profesionales en varios campos y los periodistas que trabajan en el SINART, teniendo por encima de todas las cosas en mente a Costa Rica y no a esos otros intereses y compromisos económicos y políticos que nos tienen en la crisis por la que está atravesando Costa Rica. Ese es el mundo y la realidad del presente y, en ese escenario, en mi opinión hay que defender y apoyar al SINART como tema país y en lo que debe ser, como fundamental factor nacional informativo de equilibrio, cultura, educación, entretenimiento y debate al servicio únicamente de Costa Rica y su futuro.

Esta es una pelea POLITICA por el SINART que tenemos que dar todos los costarricenses que, en un amplio espectro ideológico, creamos en la libertad y en los valores fundamentales sobre los que se construyó nuestra Costa Rica, como un país distinto, ejemplar, diferenciado y singular en América Latina. Y esta posición no es idealismo…es pragmatismo directo y a la yugular del país o nos van a devolver, si pudieran algunos, al oscurantismo de la Edad Media y de seguro, si también pudieran, a la Guerra Fría de la segunda mitad del siglo XX.

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Un comentario

  1. Gutierrez Jose M.

    Mientras el Jerarca sea un mentiroso compulsivo y los que lo rodean un rebaño de sicofantes, cualquier sistema va a ser víctima de sus espurios designios.

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