José Francisco Bolaños Arquín
El tranvía eléctrico fue inaugurado en San José el 9 de abril de 1899 en el Gobierno de Don Rafael Iglesias Castro, convirtiéndose así en el primer medio de transporte colectivo y urbano de pasajeros en nuestro país. Este sistema promovió el crecimiento comercial y de una mayor relación entre los habitantes de la capital al facilitar su desplazamiento.
Fue construida y operada por la compañía The Costa Rica Electric Light and Traction, pero seis años después, en 1905, el Gobierno y la empresa firman un nuevo contrato, en donde se establece un nuevo periodo de cincuenta años para que continúe con su operación y al finalizar ese plazo, el 31 de diciembre de 1955 pase a manos de la Municipalidad de San José.
Sin embargo, este periodo no se completó ya que el 1 de agosto de 1950, se tomó la decisión entre Gobierno y los empresarios de suspender el servicio del tranvía. Las razones se sustentaban en problemas financieros, operativos y un equipo tractivo bastante deteriorado. Además, se señalaba una fuerte competencia cuando entró en vigencia los buses (conocidas como Cazadoras) que iniciaron el servicio a principios de los años 30 y los cuales hacían el mismo recorrido con una tarifa igual. Se agrava una década después a partir de 1940, cuando los automóviles empiezan a inundar nuestras estrechas calles e inician la invasión de vía, los accidentes y las demoras en un servicio que en los primeros años se había caracterizado por su seguridad y puntualidad.
El primer trayecto que entró en operación fue la ruta de la Boca de la Sabana donde se encuentra la estatua de León Cortés Castro, hasta La Estación del Atlántico, pasando por Paseo Colón y Avenida Central. Luego se fueron construyendo otras rutas como: La Estación del Atlántico hasta San Pedro del Mojón, (San Pedro de Montes de Oca), hasta donde en la actualidad se encuentra Muñoz & Nane. A Guadalupe llegando al cruce de Moravia. De la Avenida Central pasando por la Iglesia La Catedral hasta la Estación del Pacífico y del Bar Chelles a Plaza González Víquez.
En relación con las tarifas, estas variaban entre 5 y 20 centavos dependiendo de la distancia. San José – Guadalupe: 15 centavos; La Sabana – Estación de Atlántico: 15 centavos; Estación del Atlántico – San Pedro del Mojón: 15 centavos; Avenida Central – Estación del Pacífico: 5 centavos y Cheyes – Plaza Víquez: 5 centavos. Los domingos había una tarifa diferenciada en la ruta San Pedro – Sabana: 20 centavos en viaje directo. El horario diario iniciaba a la 5:15 de la mañana y concluía el último de los 17 tranvías en operación a las 12 de la noche. Las rutas con más unidades era San Pedro -Sabana con 10 y a Guadalupe con 4, ya que eran de un mayor número de usuarios. Los lugares donde se podían comprar los tiquetes era: la Pulpería de Chico Soto en Paseo Colón, en las oficinas de la Compañía Eléctrica y vendedores que frecuentaban las paradas que trabajaban por comisión.
El tranvía tenía dos personas a cargo de su operación, el motorista encargado de conducir y el conductor de cobrar y mantener el orden durante el recorrido. Como dato curioso, era prohibido fumar, abordar en estado de ebriedad y se debía hablar en voz baja para no interrumpir a los demás pasajeros, demostrando gran cultura.
Para un mayor orden, se tenía dispuesto la entrada de pasajeros por la puerta trasera e iban entregando el respectivo tiquete al conductor. Al llegar a su destino la salida era exclusiva por la puerta delantera.
Una vez concluido el trayecto y al no disponer de la infraestructura para darle vuelta al tranvía, para iniciar el recorrido, el mismo contaba con un motor en cada extremo, el motorista cambiaba de posición e iniciaba nuevamente el viaje.
“Un pequeño recorrido de un sistema de transporte que fue muy importante para el desarrollo, económico, político y social de la ciudad de San José en la primera mitad del siglo pasado.”
– Administrador de Negocios