El plan para proteger el mar de Frisia, un Patrimonio de la Humanidad

Por Lennart Stock y Birgitta von Gyldenfeldt (dpa)

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Salida del sol frente a la isla danesa de Rømø, que forma parte del Parque Nacional Vadehavet. Foto: Stephan Schulz/dpa

Alemania, Dinamarca y los Países Bajos llevan varias décadas colaborando estrechamente para proteger el mar de Frisia, también conocido como mar de Wadden, cuyo ecosistema es único en el mundo.

Los esfuerzos y objetivos para preservar el sensible mar y su hábitat fueron plasmados hace 25 años, el 22 de octubre de 1997, en el «Plan trilateral del mar de Frisia». El acuerdo sigue vigente.

Algunos expertos afirman que el plan allanó el camino para que la Unesco designara en 2009 el mar de Frisia como Patrimonio de la Humanidad.

«El gran logro del plan del mar de Frisia fue que los tres países lo utilizaron para determinar los objetivos que querían perseguir para este sistema ecológico», señala Bernard Baerends, quien dirige desde 2019 la Secretaría conjunta del mar de Wadden, con sede en Wilhelmshaven, en el noroeste de Alemania.

Baerends explica que el plan trilateral constituye una especie de marco de trabajo para la conservación de la naturaleza y la coexistencia entre el medio ambiente, las especies y el ser humano en el mar de Wadden.

En el documento se definieron once categorías de objetivos, que van desde las marismas y el agua, pasando por las aves y los mamíferos marinos. Para cada categoría hay una descripción y proyectos a realizar, y los expertos evalúan periódicamente la evolución de las especies y los hábitats.

Entre los éxitos se cuentan las crecientes poblaciones de focas comunes y focas grises, que, como muchas especies, son objeto de un seguimiento intensivo.

Gracias a la protección, la población de focas pasó de unos pocos miles a unos 40.000 ejemplares en la década de 1980, tras las devastadoras epidemias de moquillo.

Baerendes destaca que los programas de vigilancia conjunta hicieron posible las medidas de protección. Agrega que se lograron éxitos similares con las aves reproductoras, las praderas marinas y los lechos de mejillones.

Por su parte, Hans-Ulrich Rösner, director de la Oficina del mar de Frisia del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en la localidad de Husum, en el norte de Alemania, opina que el hábitat se encuentra en mejor situación que hace 25 años.

Sin embargo, sostiene que sobre este hábitat sigue habiendo una fuerte presión por el uso que se le otorga y por el que se le quiere dar en el futuro.

Una portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania también declaró que sigue siendo una tarea permanente reducir las presiones para mejorar el estado de las especies y los hábitats a largo plazo.

El Gobierno federal y los conservacionistas ven déficits, por ejemplo, en las aves de paso y migratorias, así como en algunas especies de peces.

«Con respecto a las aves, tenemos un número sorprendente de problemas debido a la inmigración de depredadores a las islas y a los (islotes) Halligen, a pesar de la eficaz protección de la que gozan las aves en la actualidad», comenta Rösner. El experto considera que hay grandes déficits sobre todo bajo el agua, por ejemplo, en las poblaciones de peces. Pero eso, según Rösner, es una cuestión que pertenece al derecho pesquero.

Asimismo adquirió un mayor protagonismo la creciente industrialización en o dentro de las fronteras del mar de Frisia. Las nuevas terminales de gas natural licuado (GNL), la producción de gas natural prevista en el mar del Norte frente a la isla de Borkum y una producción adicional de petróleo en el mar de Wadden, en el estado federado de Schleswig-Holstein, son consideradas por los ecologistas como grandes riesgos para el ecosistema.

¿Cómo encajan estas instalaciones industriales con la protección del Patrimonio Mundial natural acordada en el plan del mar de Frisia?

La portavoz de la ministra alemana de Medio Ambiente comunicó que la producción de petróleo y gas en el mar del Norte ya está sujeta a estrictos requisitos de conservación marina y de la naturaleza.

Sin embargo agregó: «El desarrollo actual debe ser considerado tanto en términos de sus posibles impactos negativos en el mar de Frisia, pero también en términos de sus efectos relevantes para el clima y para el desarrollo de la deseada eliminación de los combustibles fósiles».

El Ministerio germano de Medio Ambiente se compromete a garantizar que este desarrollo se realice de la manera «más compatible con la naturaleza», teniendo en cuenta las normas medioambientales.

Además de la pesca, la industrialización y otras influencias, los expertos temen otra amenaza mucho mayor para el ecosistema del mar de Frisia. «En última instancia, sobre todo esto se cierne el peligro de la subida del nivel del mar», resalta Rösner. Esta subida podría llevar a la destrucción del mar de Frisia debido a los cambios de marea alta y baja.

«El cambio climático afecta todos los objetivos del plan del mar de Frisia», señala Harald Marencic, de la Secretaría conjunta del mar de Wadden. Añade que hay que adaptar el mar al cambio climático de la mejor manera posible.

«Tenemos que actuar a diferentes niveles para hacer frente al cambio climático. Los países, a su vez, están estudiando qué medidas pueden aplicar, por ejemplo en el caso de las marismas, que son importantes sumideros de dióxido de carbono (CO2)», precisa.

Según informaron el Gobierno alemán y la Secretaría del mar de Wadden, la Unesco está siguiendo de cerca los diversos acontecimientos del mar de Frisia. Por ello, pidió a los tres Estados que informen sobre la evolución de dicho mar y anunció que también por su lado presentará pronto un reporte.

El Centro danés del mar de Frisia, cerca de Ribe, considera que la cooperación multinacional fue un éxito en todos los aspectos.

«Esta cooperación es ejemplar en todo el mundo», señala el director del centro, Klaus Melbye, haciendo hincapié que con el mar de Frisia, Dinamarca, Alemania y los Países Bajos tienen algo que cuidar de forma conjunta.

De qué manera se organizarán los próximos años será el tema de una conferencia sobre el mar de Wadden, que se celebrará en Wilhelmshaven a finales de noviembre. Cada cuatro años, los ministros de Medio Ambiente de los tres países se reúnen para realizar consultas y actualizar el plan trilateral.

«El cambio climático y el impacto que genera en este Patrimonio Mundial de la Humanidad desempeñará sin duda un papel importante en la conferencia», adelanta el Ministerio alemán de Medio Ambiente.

dpa

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