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Carlos Revilla Maroto
“Les parecerá tan inédito, tan de otro planeta por su colorido y grandeza y por la escala a la que está construido, como si se lo hubiera encontrado después de muerto en otra estrella”. John Muir
“En el Gran Cañón hay miles de gargantas como la que está debajo de las Cataratas del Niágara, y hay mil Yosemites. Y todavía, todos estos cañones se combinan para formar un gran cañón, el espectáculo más sublime de la tierra”. John Wesley Powell
Hay pocas cosas en el mundo capaces de producir el mismo asombro que la primera mirada al Gran Cañón del Colorado. Créanme la primera vez que lo vi, me quedé sin habla, mientras mi mente procesaba el paisaje. La sensación es indescriptible, es sencillamente algo grandioso, con lo que parecen vistas de otro planeta. La naturaleza ha tardado dos mil millones de años en crear esta vasta sima (en algunos lugares tiene casi 30 kilómetros de ancho) a base de una combinación de desplazamientos emergentes y erosión y por la implacable fuerza del rugiente río Colorado.El río corta verticalmente en la roca, esculpiendo laderas, colosos y templos de piedra. Estas son las “hojas del Gran Libro de Piedra”, descrito así por John Wesley Powell (de quién ya les hablé en la crónica del lago Powell) en una de las primeras exploraciones realizadas a la región en 1869. Sólo una mirada bastó para que Powell se diera cuenta que ésta era la página más grandiosa en la historia de la tierra… y que estaba ahí para ser leída. Tal vez los eruditos no estén de acuerdo respecto a algunos aspectos de la geología compleja de la zona, pero la mayoría están de acuerdo respecto al papel que ha desempeñado el agua. Para formar el Gran Cañón, el río Colorado atravesó 1,6 km de capas de roca. Las rocas superiores del cañón se formaron a partir de sedimentos depositados en antiguos mares, pantanos y desiertos. Las rocas más bajas (y más antiguas) se formaron a partir de las profundidades del interior de la tierra. En algunas áreas, los volcanes relativamente recientes también han jugado un papel importante. Aunque las rocas expuestas en el cañón tienen cientos de millones de años, los geólogos creen que el cañón tiene menos de 6 millones de años.
Cada año más de cuatro millones de visitantes se agolpan para experimentar sus maravillosas variaciones de matices pastel y los impredecibles juegos de luces y sombras, pero el 90% de ellos nunca van más allá del centro para visitantes, las exposiciones, museos y tiendas de recuerdos del popular borde sur, situado a 2 133 metros de altura. Las excursiones en mula de un día de duración salen del borde sur y llegan hasta el Plateau Point, aproximadamente a medio camino del fondo del cañón; en los paseos de más de un día, tanto a pie como en mula, se puede pasar la noche en el Phantom Ranch, un rústico y sencillo rancho usado antiguamente por los trabajadores de la zona que fue construido en los primeros años del siglo XX, y constituye el único alojamiento en el interior del cañón.
Una espectacular carretera de 380 kilómetros de longitud discurre por los impresionantes parajes del borde sur hasta el más tranquilo y remoto borde norte, que está situado a 2 440 m de altura, y que sólo está abierto de mayo a octubre. Nosotros hicimos una parte del recorrido al ingresar al borde sur desde la ciudad de Page, que está al noreste del Gran Cañón.
Las medidas de tamaño y distancia ayudan a la mente a lidiar con la inmensidad del Gran Cañón. Veamos algunas de ellas:
El Gran Cañón mide 446 km desde Lees Ferry en el este hasta Grand Wash Ciiffs en el oeste. El cañón está rodeado por dos grandes represas y los lagos que contienen: La represa del cañón Glen y el lago Powell río arriba, y la represa Hoover y el lago Mead río abajo.
La elevación del borde sur es de 2 173 m y la del norte de 2 483 m. La distancia promedio entre el borde sur y el norte es de 16 km y la profundidad promedio es de 1 525 m (1,5 km), siendo el borde norte 305 m mas alto que el sur.
Con 6 734 km2, el Gran Cañón es más o menos un 13% del tamaño de Costa Rica. La mayor parte se encuentra dentro del Parque Nacional Gran Cañón (4 931 km2), y porciones del resto están en territorios indígenas.
La profundidad del río Colorado es de un promedio de 11 m, con un ancho que varía de 23 m a 90 m. El volumen generalmente es entre 28 y 850 m3/s. Río arriba, la presa del cañón Glen controla el volumen del río a medida que se libera agua del lago Powell. La demanda de electricidad en lugares tan lejanos como Los Ángeles puede determinar la cantidad de agua que se libera.
El clima difiere dramáticamente entre el borde y el río. Las temperaturas en el borde son generalmente alrededor de 17°C más frescas que en el río. Cada año caen alrededor 38 cm de humedad en el borde sur, y 64 cm en el borde norte. Pero solo 20 cm alcanzan el fondo del cañón. El borde soporta un bosque fresco; las profundidades del cañón contienen desierto seco y caliente.
Una de las formas más poéticas de experimentar el Gran Cañón es verlo desde su fondo, haciendo rafting por los rápidos del río Colorado en kayak, balsa o en un pontón flotante a motor. No lo hicimos, pero por lo que leí es una experiencia única. Es una de las aventuras más auténticas que se pueden experimentar en Estados Unidos, y me atrevería a decir en el mundo.
En cuanto a vida animal, los censos científicos encontraron 1 750 especies de plantas que viven en el parque, más de 90 de mamíferos y más de 362 de aves.
En el borde sur, el mirador principal se llama “Mather Point”, ubicado a tan solo 5 minutos de distancia caminando, del centro de visitantes del parque. Lleva ese nombre en honor a Stephen Tying Mather (1867-1930), la persona que sentó las bases del servicio de parques nacionales en EE.UU., definiendo y estableciendo las políticas bajo las cuales sus áreas se desarrollarán y conservarán intactas, para las generaciones futuras. “Nunca terminará el bien que ha hecho” reza una placa en el lugar. También en el mirador hay un bonito anfiteatro hecho de lo que parecen piedras del lugar, desde el cual también se puede admirar el paisaje.
Hace muchos años había leído una frase del naturalista John Muir (de quien les hablé en la crónica de Yosemite), en la que describió el Gran Cañón de la siguiente forma: “En la suprema gloria llameante de la puesta del sol, todo el cañón se transfigura como si la vida y la luz de los siglos de sol almacenados en las rocas se derramaran desde una gloriosa fuente, inundando el cielo y la tierra”. Así que una de mis metas era ver algún día un amanecer o una puesta de sol en el Gran Cañón, que al discurrir de este a oeste, es un lugar especial para ver cualquiera de los dos.
Estábamos hospedados en un bonito hotel, en el pueblo llamado Tusayan, en las afueras del parque, en el borde sur. En la mesa de noche del cuarto del hotel, había una nota informativa detallando la hora durante esa semana en que salía o se ponía el sol. Supongo que la cambian todas las semanas. Aprovechando esa información, el día que salíamos de vuelta hacia Las Vegas, aprovechamos para ver el amanecer en el Gran Cañón. La salida del sol estaba para las 6:24 am. En el borde sur, el parque nunca cierra (esta abierto las 24 horas del día) por lo que no fue problema ingresar. Nos apresuramos a ir al mirador principal, y la gran sorpresa que nos llevamos fue la gran cantidad de personas, que ya estaban en el lugar para también ver el amanecer. A las seis de la mañana, la temperatura marcaba -4°C, pero eso no fue impedimento para esperar pacientemente a que llegara el esperado momento. Y valió la pena la espera y soportar el frío. De nuevo no hay palabras para describir el acontecimiento, y la sensación que estábamos presenciando algo único en el mundo. En la galería pueden ver las imágenes.
Me llamó la atención camino al mirador, una especie de símbolo en forma circular, en la vereda de cemento. Lo examine un poco y resultó ser un recordatorio de las diferentes tribus indígenas que llaman al cañón su hogar, de hecho dice —ya traducido— “Tribus llaman al cañón su hogar”, y lista las que habitan en el Gran Cañón desde tiempos ancestrales: tribus Palute, Nación Navajo, tribu Hualapai, Yavapai-Nación Apache, tribu Havasupai, tribu Hopi y tribu Zuni.
La mejor época para visitarlo es de mayo a agosto, pero es cuando hay más gente, así que es mejor ir en marzo o abril o en septiembre u octubre (nosotros fuimos en este mes). También se puede visitar de noviembre a febrero, en temporada baja, donde podrá disfrutar de un tipo de belleza distinta, esto debido a las condiciones climáticas por ser invierno, donde incluso a veces nieva, y el frío es una variable a tomar en cuenta.
El Gran Cañón es otro de los “1.000 sitios que ver antes de morir”, solo que en esta oportunidad, creo que además de estar en esa lista, debería también estar entre los tres lugares que hay que conocer en la vida.
En 1979 el Gran Cañón fue designado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, y pasó a engrosar una selecta lista de áreas protegidas alrededor del mundo, cuyos recursos naturales y culturales forman la herencia común de la humanidad. Por cierto Costa Rica tiene también cuatro lugares con esa designación: reserva de la cordillera de Talamanca, parque nacional Isla del Coco, área de conservación Guanacaste y las esferas de piedra.
Es importante anotar que este año 2019, el parque celebró sus 100 años de existencia. Efectivamente, fue creado el 26 de febrero de 1919, por lo que había por todo el pueblo del Gran Cañón, afiches y pancartas recordando la efemérides.
Me quedan cientos de cosas que contar en el tintero, pero no quiero que esto se me haga muy largo. En próximos artículos les hablaré de Mary Colter, la arquitecta que le dio forma al suroeste de Estados Unidos, incluido el Gran Cañón, donde diseñó varios edificios icónicos, incluida la famosa torre en “Desert View”. También escribiré de otros temas relacionadas, como el gran accidente de aviación de 1956 en el Gran Cañón, que significó un antes y un después en la seguridad aérea en EE.UU.
Escogí el siguiente vídeo por dos razones: estar grabado en 4K (UHD), y por mostrar buena parte de la ruta que tomamos para llegar al Gran Cañón, por la entrada suroeste del parque, que da acceso al borde sur.
La galería está bien cargada, y eso que solo seleccioné las mejores imágenes. La mayoría son originales, pero escogí algunas otras de Internet, para redondear la experiencia visual. Hay unas pocas fotos antiguas, que son de la primera expedición de Powell por el río Colorado y el Gran Cañón. También pueden verlas en un album de Facebook creado para la ocasión.