Yosemite, una joya de la Sierra Alta

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Ningún templo que podamos construir con nuestras manos se puede comparar con Yosemite

John Muir

Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

La vida me ha dado la oportunidad de visitar Yosemite dos veces, uno de los parques nacionales más icónicos de Estados Unidos. La primera vez hace unos 25 años, y recientemente en mi viaje a California. Está ubicado a aproximadamente 320 km al este de la ciudad de San Francisco, donde estuve varios días. A pesar que ya lo conocía, decidí volver, después de ver las secuoyas rojas costeras conocidas como Redwood, hermanas de las gigantes que hay en Yosemite. De las costeras ya escribí en la crónica de la “Avenida de los Gigantes”.

Curiosamente las secuoyas gigantes no son las más altas, ese honor le pertenece a las costeras. De todos modos, no son famosas ni por su altura, ni por su diámetro basal, ya que hay árboles más altos como el pino de 5 agujas y más gordos como el ciprés de Montezuma. La fama se la han ganado por el volumen total, siendo los seres vivos más voluminosos que se conocen.

Yosemite cubre un área de 3 081 km² y se extiende a través de las laderas orientales de la cadena montañosa de Sierra Nevada. Es visitado por más de cuatro millones de personas cada año, y la gran mayoría solo recorre la parte del valle de Yosemite. Fue nombrado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984 y es reconocido internacionalmente por sus acantilados de granito, saltos de agua, ríos cristalinos, los bosques de seucoyas gigantes y la gran diversidad biológica (cerca del 95% del área del parque está designada área silvestre).

 
Yosemite cuenta con uno de los hábitats más grandes y menos fragmentado, posee una gran diversidad de plantas y animales. El parque tiene una elevación que va de 600 a 4 000 metros, y contiene cinco zonas principales de vegetación: área boscosa de robles, vegetación de baja montaña, vegetación de alta montaña, vegetación subalpina y vegetación alpina. De las 7 000 especies de plantas de California, cerca del 50% se encuentran en la Sierra Nevada, y más del 20% dentro del parque.

Cito al inicio una frase de John Muir, un naturalista estadounidense, a quien gracias a su labor se debe que el área de Yosemite se protegiera (pueden leer su biografía en los anexos). Muir escribió más de 300 artículos y 10 libros, donde narró sus viajes y exploraciones. Estas publicaciones le proporcionaron una importante tribuna para exponer y defender su filosofía sobre la naturaleza, la vida salvaje y la preservación de los grandes espacios, consiguiendo un notable impacto en la sociedad de su época. En 1892 fundó el “Sierra Club”, el primer grupo conservacionista de la historia. Yosemite fue el primer parque dispuesto por el gobierno federal de los Estados Unidos, y a través del trabajo de personas como Muir que fue un punto relevante en el desarrollo de la idea de parques nacionales.

A inicios del verano de 1903, Muir acompañó al presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt (pueden leer su biografía en los anexos) en una visita a Yosemite, donde acamparon. “Iré a conocer Yosemite, pero no quiero a nadie conmigo excepto a usted”. Y así fue. Roosevelt, cruzó el país para visitar aquel rincón de California junto a quien se lo había descubierto antes con sus escritos. Aquella memorable excursión, es una de las más famosas de la historia moderna, y está considerada piedra angular de la preservación del medio ambiente en Estados Unidos, tan es así que se le conoce como “The camping trip that changed America” (La acampada que cambió Estados Unidos).

Veamos lo que nos dice Alfredo Merino en su artículo “La acampada que cambió América”:

En aquella excursión por el prodigioso cañón labrado por el río Merced, el hombre más poderoso de la tierra acampó al raso junto al austero montaraz a lo largo de tres jornadas en las que Muir le descubrió los umbríos bosques de secuoyas gigantes, los vertiginosos precipicios del Half Dome y el Capitán y las inagotables cascadas de Yosemite y el Centinela.

La foto de los dos hombres encaramados en una de las alturas del lugar, con uno de aquellos prodigiosos saltos de agua al fondo, es la más famosa y popular de cuantas fotos conservacionistas existen. Recorrieron parajes milenarios, soportaron una tormenta de nieve y ante el fuego del campamento hablaron de muchas cosas, sobre todo de la necesidad de preservar los lugares naturales más sobresalientes estadounidenses de una incipiente, pero amenazante especulación.

Acabada la visita, un exuberante Roosevelt declaró: «Por supuesto que de todas las personas en el mundo, Muir era con quien estaba mejor. Vale la pena ver Yosemite». Y ungido por aquel espíritu preservacionista, a lo largo de su presidencia declaró cinco parques nacionales, 18 monumentos nacionales, 55 santuarios nacionales y refugios de vida silvestre y 150 bosques nacionales. Ningún mandatario jamás hizo tanto por la conservación del medio natural.

Escribir lo anterior de Roosevelt me recordó mucho al presidente Daniel Oduber, y la gran labor que también hizo por los parques nacionales de Costa Rica.

Es interesante lo que nos dice sobre Yosemite Patricia Schultz en su libro 1.000 sitios que ver antes de morir:

La mayoría de los millones de personas que acuden en temporada alta a este templo de la naturaleza llegan atraídos por la espectacular belleza del valle de Yosemite, de un kilómetro y medio de anchura y 10 de longitud, la gran vía del parque, labrada por el río y guarnecida por escarpados acantilados de granito y cúpulas rocosas que se alzan entre 600 y 1 220 metros de altura. Evite los famosos atascos de turistas de la temporada veraniega explorando los parajes que rodean el valle, que constituyen el 95% salvaje de las 300 000 hectáreas del parque (más o menos el tamaño del estado de Rhode Island).

La mayoría de las joyas naturales del Parque se han convertido en íconos del paisaje norteamericano, inmortalizados por el fotógrafo Ansel Adams. ¿Quién no es capaz de reconocer la cúpula calva del Half Dome, el pico de 2 695 metros de altura que se ha convertido en la imagen identitaria del Parque? ¿O el Capitán, la roca de granito de una pieza más grande del planeta, que se eleva hasta una altura equivalente a 350 pisos desde el fondo del valle (el doble que el Peñón de Gibraltar) y atrae a alpinistas de todo el mundo? Las espléndidas cataratas de Yosemite son las más altas del continente, con sus 739 metros. Esta cascada (dividida en tres segmentos: la Superior, de 435 metros; las intermedias, de 205, y la Inferior, de 98) alcanza toda su plenitud en primavera y a principios de verano, y se seca hasta convertirse en un hilillo de agua a finales del estío.

El senderismo es la actividad más propicia en el parque, merced a sus 1 290 kilómetros de senderos que pueden recorrerse a caballo, en mula o a pie. Uno de los más famosos es la ruta Mist, de dureza moderada, que permite ver de cerca la catarata Vernal de 97 m de altura) y la cinematográfica catarata Bridal veil (Velo de novia) de 181 m. Para aquellos que prefieran no bajarse del coche hay 315 kilómetros de carreteras asfaltadas que conducen hasta las espectaculares vistas del valle que se observan desde lo alto de Glacier Point. El bosque Mariposa, refugio para medio millar de gigantescas secuoyas, alberga el ejemplar al parecer más antiguo de esta especie, el Grizzly Giant, de 2 700 años de edad.”

El trayecto desde San Francisco dura unas tres horas, siendo la última parte en medio de un paisaje bucólico lindísimo, mientras la carretera sigue el curso del río Merced. Sin embargo, el ingreso ideal al parque es por la entrada sur, donde antes de llegar al parque está el famoso túnel Wawona, uno de los varios que hay en la carretera hacia el parque, pero el más espectacular de todos. El túnel se excavó a través de una base sólida de una montaña de granito, en el lado sur del río Merced. Lo espectacular no es tanto el túnel, si no la vista con la que se topa uno al salir, conocida como Tunnel View. Lo deja a uno casi sin aliento; se encuentra uno de frente el Valle de Yosemite con el imponente Capitán al oeste, el Half Dome al fondo, y en primer plano las cataratas Bridal veil.

El Bosque Mariposa (Mariposa Grove) en Yosemite fue llamado así por los primeros españoles, cuando vieron la gran cantidad de estos insectos voladores que habitaban por esas tierras. Este bosque es el hogar de las secuoyas gigantes. Las de mayor edad pueden superar los 3 000 años. El bosque tiene dos senderos; el más popular es el Lower Grove, en el que se va subiendo constantemente, pero sin que sea muy pronunciado. El otro llamado Upper Grove, es un poco más exigente, aunque si no está uno en condiciones, se puede pasar por la tienda de regalos y comprar un tiquete para el “camión” turístico.

En el parque hay una preciosa capilla conocida como La Capilla del Valle Yosemite (Yosemite Valley Chapel), que fue construida en 1879. Es la edificación más antigua aún en pie en el lugar. La capilla de madera fue diseñada por el arquitecto de San Francisco Charles Geddes en el estilo gótico Carpenter. Fue construida por la Asociación de la Escuela Dominical del Estado de California. Fue levantada originalmente en el “Pueblo Bajo”, como se llamaba entonces, pero fue trasladada a su actual ubicación en 1901.

Yosemite no solo es un gran valle, sino un santuario para la humanidad, donde la fuerza del granito, el poder de los glaciares, la persistencia de la vida y la tranquilidad de la Sierra Nevada nos enseñan la comunión que existe entre el hombre y la naturaleza. Es un imperdible.

Hay unos videos impresionantes en youtube sobre Yosemite en alta definición (HD) Yosemite HD y Yosemite HD II, que hay que ver, con una música impactante.

También, los invito a leer mi crónica “Caminando entre Gigantes”, donde escribo sobre los Parques Nacionales Sequoia y Kings Canyon, también el la Sierra Nevada, que albergan los secuoyas más grandes del mundo.

Como ya es costumbre preparé una bonita galería de imágenes.

 
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Con aportes de Wikipedia y otras fuentes.

Actualizado el 12-02-2024

Anexo 1

Joghn Muir
John Muir
1838 – 1914

John Muir fue un destacado naturalista, conservacionista y escritor escocés-estadounidense, nacido el 21 de abril de 1838 en Dunbar, Escocia, y fallecido el 24 de diciembre de 1914 en Los Ángeles, California. Es conocido como uno de los principales defensores de la preservación de la naturaleza en los Estados Unidos y como uno de los pioneros del movimiento conservacionista.

Muir emigró con su familia a los Estados Unidos en 1849, estableciéndose en Wisconsin. Desde joven, desarrolló un profundo amor por la naturaleza y la exploración del mundo natural. Trabajó en una granja familiar, pero su pasión por la observación y el estudio de la naturaleza lo llevó a explorar los bosques y las montañas de la región.

En 1867, Muir comenzó un viaje que lo llevaría a California, donde quedó maravillado por la belleza de la Sierra Nevada y otros paisajes naturales del oeste de los Estados Unidos. Este viaje fue fundamental en la vida de Muir, ya que lo llevó a comprometerse activamente con la protección de la naturaleza.

Muir escribió extensamente sobre sus experiencias en la naturaleza y sus ideas sobre la conservación. Sus ensayos y libros, como «The Mountains of California» (1894) y «My First Summer in the Sierra» (1911), no solo capturaron la belleza de los paisajes naturales, sino que también transmitieron su ferviente defensa de la preservación de estos lugares.

Además de su trabajo como escritor, Muir fue un activista incansable. Fue fundamental en la creación de Parques Nacionales, incluidos Yosemite, Sequoia, Mount Rainier y Grand Canyon. También cofundó el Sierra Club en 1892, una organización dedicada a la conservación de los recursos naturales y la educación ambiental.

A lo largo de su vida, John Muir luchó fervientemente por la protección de la naturaleza y dejó un legado duradero en el movimiento conservacionista. Su trabajo ayudó a establecer un precedente para la preservación de los paisajes naturales y la creación de áreas protegidas en los Estados Unidos y en todo el mundo.

Anexo 2

Theodore Roosevelt
Theodore Roosevelt
1858 – 1919

Theodore Roosevelt, también conocido como Teddy Roosevelt, fue un destacado político, conservacionista, explorador y escritor estadounidense, nacido el 27 de octubre de 1858 en la ciudad de Nueva York y fallecido el 6 de enero de 1919 en Oyster Bay, Nueva York. Es reconocido por su vigoroso liderazgo como presidente de los Estados Unidos, su dedicación a la conservación ambiental y su papel en la configuración de la política exterior estadounidense.

Roosevelt provino de una familia acomodada y fue educado en hogar bajo la tutela de tutores privados. Más tarde, asistió a la Universidad de Harvard, donde se destacó en diversos campos, desde la historia natural hasta la ciencia política. Tras la muerte de su primera esposa en 1884, Roosevelt pasó un tiempo en el oeste de los Estados Unidos, donde trabajó como ranchero y cazador, experiencias que influyeron en su amor por la naturaleza y su pasión por la conservación.

Roosevelt ingresó a la política y ocupó varios cargos públicos, incluyendo miembro de la legislatura de Nueva York, comisionado de la Policía de Nueva York y vicepresidente de los Estados Unidos bajo William McKinley. En 1901, se convirtió en presidente de los Estados Unidos tras el asesinato de McKinley.

Como presidente, Roosevelt implementó una serie de reformas progresistas conocidas como el «Square Deal», que incluía regulaciones antimonopolio, protección del consumidor y conservación de los recursos naturales. Durante su mandato, estableció cinco parques nacionales, dieciocho monumentos nacionales y más de cien millones de acres de bosques nacionales. Su legado en la conservación es fundamental en la historia de los Estados Unidos.

Además de sus logros en política interna, Roosevelt también dejó una marca indeleble en la política exterior estadounidense. Como defensor del «big stick diplomacy», buscó expandir la influencia de Estados Unidos en el ámbito internacional, siendo notable su papel en la construcción del Canal de Panamá y en la mediación de conflictos internacionales, por lo cual ganó el Premio Nobel de la Paz en 1906.

Después de su presidencia, Roosevelt continuó siendo activo en la vida pública y en la política. Fundó el Partido Progresista y se postuló para la presidencia nuevamente en 1912. Aunque no ganó, su legado como un líder progresista y defensor de la conservación ambiental perdura hasta el día de hoy, y su rostro está tallado en el Monte Rushmore junto con otros presidentes estadounidenses destacados.

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